El estómago es un órgano del sistema digestivo que se encuentra entre el esófago y el intestino delgado. Es un saco muscular en forma de “J” cuya función principal es descomponer los alimentos ingeridos para facilitar su digestión y absorción.
Dentro del estómago, los alimentos se mezclan con los jugos gástricos, compuestos por ácido clorhídrico y enzimas digestivas como la pepsina. Este proceso descompone los alimentos en una sustancia semilíquida llamada quimo, que luego es liberada gradualmente al intestino delgado, donde continúa la digestión.
Además de su función digestiva, el estómago actúa como un depósito temporal para los alimentos y cuenta con mecanismos de defensa, como su acidez, que ayudan a eliminar microorganismos dañinos ingeridos con la comida.
Mantener un estómago sano es fundamental porque este órgano desempeña un papel clave en la digestión, permitiendo descomponer los alimentos y absorber los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para funcionar correctamente.
Un estómago saludable también contribuye a proteger el organismo al destruir microorganismos dañinos ingeridos con la comida, gracias a su producción de ácido gástrico.
Además, el buen funcionamiento del estómago influye directamente en el bienestar general, ya que trastornos como gastritis, reflujo o úlceras pueden generar molestias que afectan la calidad de vida. Una digestión adecuada evita problemas como la inflamación, el malestar abdominal o la deficiencia de nutrientes, favoreciendo la energía y el sistema inmunológico.
Para mantener un estómago sano, es fundamental llevar una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras, granos integrales y alimentos ricos en fibra, evitando productos altamente procesados, grasas saturadas y alimentos irritantes como los picantes, el alcohol o las bebidas carbonatadas.
Masticar bien los alimentos y comer porciones moderadas facilita la digestión y evita sobrecargar el estómago. Mantenerse hidratado, bebiendo suficiente agua a lo largo del día, también contribuye al buen funcionamiento del sistema digestivo. Es importante dejar un margen de tiempo entre la última comida y la hora de dormir para prevenir el reflujo gástrico.
Además, el manejo del estrés es esencial, ya que este puede afectar el sistema digestivo. Por último, incorporar probióticos a la dieta, como yogur o kéfir, fortalece la salud intestinal y mejora la digestión.
Si hay molestias recurrentes, lo más recomendable es acudir a un médico para un diagnóstico adecuado.
Esta es la bebida ideal para el estómago
La bebida ideal para el estómago es el agua, ya que favorece la digestión, ayuda a mantener la hidratación del cuerpo y contribuye al equilibrio de los jugos gástricos. También es beneficioso el consumo de infusiones como el té de manzanilla, menta, jengibre o anís, ya que estas hierbas tienen propiedades calmantes y digestivas que pueden aliviar molestias como la acidez, el malestar estomacal o la hinchazón.
Si se busca una bebida refrescante, el agua de coco también es una opción saludable, gracias a su capacidad para hidratar y su contenido en electrolitos naturales. En general, es mejor evitar las bebidas carbonatadas, el alcohol y los jugos cítricos si se tiene sensibilidad gástrica, ya que pueden irritar el estómago.