Quién fue el hermano del afamado arquitecto Juan O’Gorman que dejó huella en el mundo de la Historia

Más allá de la arquitectura y el arte, el segundo O’Gorman dejó su huella en la historia de México con metodologías innovadoras para la época con el fin de reexaminar la historia

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Su trabajo causó controversia al
Su trabajo causó controversia al proponer una perspectiva diferente de la historia. (Jesús Avilés/ Infobae)

Mucho se ha hablado de Juan O’Gorman debido a sus aportaciones a la arquitectura y a las artes visuales, pues realizó pintura de caballete y muralismo pero su hermano también hizo aportaciones relevantes a la historia.

De acuerdo con la Academia Mexicana de la Lengua, Edmundo O’Gorman “dio a los estudios históricos profundidad filosófica y eficacia literaria”, pues en lugar de hacer un acopio documental y una exposición de acontecimientos, prefirió investigar con mayor profundidad los hechos para examinar cuidadosamente su significado con el fin de poder reconstruir la visión del mundo del que surgieron.

Además, su interés por la autenticidad histórica lo llevó a escribir uno de los ensayos que la misma institución señala como sugestivo y la razón de ello es que en él menciona que la historiografía se había convertido en “un conocimiento teórico viciado en su raíz misma debido a que tiene limitaciones derivadas de la preferencia por lo práctico.”

Quién fue Edmundo O’Gorman

Juan O’Gorman destacó en arquitectura
Juan O’Gorman destacó en arquitectura y artes visuales, pero su hermano Edmundo transformó los métodos de la historiografía mexicana. (Fondo de Cultura Económica)

Edmundo O’Gorman nació el 24 de noviembre de 1906 en la Ciudad de México en el seno de una familia con profundas raíces irlandesas y de acuerdo con la página oficial de la Academia Mexicana de Historia, su linaje se remonta a dos ramas familiares que llegaron al país en diferentes momentos del siglo XIX, ambas al servicio de la Corona Británica.

También señaló que fue una figura clave en la historiografía mexicana y que tanto su formación como la de su hermano, estuvo marcada por la influencia cultural y profesional de su padre, Cecil Crawford O’Gorman.

De acuerdo con la misma fuente, Cecil O’Gorman, además de ser ingeniero de minas, destacó como un hombre de vasta cultura e intereses artísticos. Su inclinación por la pintura y su relación con destacados historiadores y estudiosos de la época influyeron profundamente en sus hijos.

Además, la Academia Mexicana de Historia mencionó que la infancia de Edmundo transcurrió en los barrios de Coyoacán y San Ángel, un ambiente que combinaba la tranquilidad pueblerina con los ecos de la Revolución Mexicana iniciada en 1910. Este entorno moldeó su perspectiva histórica y su conexión con las transformaciones sociales del país.

Pese a que su trayectoria académica inició en el ámbito del derecho, posteriormente cambió de horizontes, pues luego de estudiar en la Escuela Libre de Derecho y titularse en 1928, ejerció como abogado sólo durante una década.

Según detalló la misma fuente, esta etapa profesional dejó una huella significativa en su pensamiento histórico, ya que su formación jurídica le proporcionó herramientas argumentativas que posteriormente aplicaría en sus análisis historiográficos.

Durante su etapa como abogado, O’Gorman publicó su primer trabajo histórico en 1937, titulado Breve historia de las divisiones territoriales. Aportación a la historia de la geografía de México. Esta obra, que se ha reeditado en múltiples ocasiones, marcó el inicio de su incursión en el campo de la historia.

Paralelamente, comenzó a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se interesó tanto por la historia como por la filosofía. En este periodo, su pensamiento estuvo influido por figuras como la del destacado filósofo mexicano Antonio Caso.

Un legado que trasciende generaciones

Su propuesta sobre la "invención
Su propuesta sobre la "invención de América" marcó un punto de inflexión en los estudios históricos. (Jesús Avilés/ Infobae)

El historiador e investigador Edmundo O’Gorman dejó un legado que transformó la manera de abordar los estudios históricos en México y América Latina. Según informó la Academia Mexicana de la Lengua, su enfoque se alejó de la simple recopilación documental para profundizar en el significado de los hechos históricos y reconstruir las visiones del mundo que los originaron.

Este método quedó plasmado en obras como Crisis y porvenir de la ciencia histórica (1947), donde reflexionó sobre la autenticidad en la interpretación del pasado.

Además uno de los temas centrales en la obra de O’Gorman fue la aparición de América, un fenómeno que él conceptualizó como una “invención”. Este planteamiento, que desafió las narrativas tradicionales sobre el “descubrimiento” del continente, se desarrolló en diferentes libros como Fundamentos de la historia de América (1942) o La idea del descubrimiento de América. Historia de esa interpretación y crítica de sus fundamentos (1951, 1976).

Este concepto de la “invención de América” marcó un punto de inflexión en los estudios históricos debido a que el autor argumentó que América no fue simplemente “descubierta”, sino que su existencia fue construida y definida a través de las ideas y visiones del mundo de los europeos.

Este enfoque crítico lo llevó a debatir con otros intelectuales de su tiempo, como Marcel Bataillon, con quien sostuvo una polémica en 1955 en torno a las concepciones históricas del “descubrimiento”. Sin embargo, el interés de O’Gorman exploró otros aspectos de la historia mexicana y novohispana.

En La supervivencia política novohispana (1969) y México. El trauma de su historia (1977), reflexionó sobre los desafíos históricos que enfrentó México tras su independencia. Asimismo, en Destierro de sombras. Luz en el origen de la imagen y culto de Nuestra Señora de Guadalupe del Tepeyac (1986), abordó el impacto cultural y religioso de la figura de la Virgen de Guadalupe en la identidad mexicana.

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