Las mil y una imágenes de Ingrid Escamilla

Tras su brutal feminicidio a manos de su pareja, su cuerpo desmembrado fue expuesto en fotos indiscriminadamente en redes y algunos medios, lo que generó una ola de indignación y se creó la Ley Ingrid, una serie de reformas legales dirigidas a sancionar la difusión de imágenes de víctimas de feminicidio y homicidio

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Además de la audiencia en
Además de la audiencia en la que se determinará el fallo condenatorio o absolutorio, haría falta una más para decidir el tiempo que el feminicida pasaría en prisión. (FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO)

El asesinato de Ingrid Escamilla fue uno de los feminicidios más horrendos que hayamos conocido. El domingo 9 de febrero de 2020 esta joven de 25 años perdió la vida a manos de su pareja, 21 años mayor, quien estaba alcoholizado y quizás, bajo la influencia de otras drogas, según reportaron varios medios de comunicación.

El caso desató la furia de miles de personas en México porque una serie de fotos provenientes de la escena del crimen fueron expuestas en redes sociales como si se tratara de un hecho trivial. Un hombre enloquecido mata con un cuchillo a su pareja y, para deshacerse del cuerpo, decide cortarlo en pedazos, e incluso sale a la calle a tirar algunos restos a la alcantarilla. Las palabras no alcanzaban para describir la atrocidad.

Pero la publicación de imágenes del crimen no podía más que venir de los policías que tuvieron acceso a la infernal escena. Confieso que pude ver algunas y el terror que sentí me sigue provocando escozor. Las fotos estaban ahí, nada más abrir Twitter.

La respuesta no se hizo esperar. Al ver que la brutalidad visual estaba a menos de un clic de distancia, muchas personas, mujeres en su mayoría, decidieron empezar a postear el nombre “Ingrid Escamilla” con imágenes hermosas: paisajes de ensueño, plantas y flores bellísimas (muchas, muchas flores) animales extraordinarios, y en un par de días lograron que la pesadilla diera paso a la empatía y a la comprensión de que un feminicidio debe ser condenado de forma unánime, y el uso de imágenes para alimentar el morbo, castigado.

Ingrid Escamilla Facebook
Ingrid Escamilla Facebook

Así surgió la Ley Ingrid, que más que una ley es una serie de reformas legales dirigidas a sancionar la difusión de imágenes de víctimas de feminicidio y homicidio, en particular del crimen mismo. Esta reforma establece sanciones penales y económicas para quien difunda, entregue, revele, publique, transmita, exponga, remita, distribuya, videograbe, audiograbe, fotografíe, filme, reproduzca, comercialice, oferte, intercambie o comparta imágenes, indicios, audios, videos o documentos del lugar de los hechos o del hallazgo de investigaciones vinculadas con hechos delictivos.

El collage de abajo reúne algunos posts que todavía pueden verse cuando se busca el hashtag #IngridEscamilla en X, antes Twitter. Fue un acto de amor colectivo que surgió para poner fin a la barbarie de exhibir y volver a maltratar a las víctimas, sobre todo a las más indefensas que suelen ser las mujeres, las niñas y los niños.

La vida virtual de Ingrid después de su muerte

Al tiempo que las imágenes del asesinato de Ingrid circulaban en internet, otro movimiento, discreto y amoroso, empezó a surgir. Muchas personas buscamos su perfil en redes sociales para enterarnos un poco de lo que ella sentía y pensaba. Vimos que le gustaba viajar y que disfrutaba los pequeños placeres de la vida. “Sunday funday”, publicó junto con una foto de una chica tirada en una cama; “Friyay”, puso en la imagen de unas piernas tocadas por la luz del sol.

Ingrid Escamilla Facebook
Ingrid Escamilla Facebook

Sus mensajes nos hicieron ver que era una chica inteligente y reflexiva (“Vales más de lo que pueden pensar y de lo que puedan decirte”, escribió el 14 de agosto de 2018), y que tenía sueños e ilusiones (@happy_ingrid era su cuenta en Instagram), pero también leímos que, en ocasiones, se sentía ajena a quienes la rodeaban; sentía que no encajaba.

El 7 de julio de 2019, siete meses antes de que le quitaran la vida, escribió: “Yo solía pensar que era la persona más extraña en el mundo, pero luego pensé, hay mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en que yo me siento”.

De vez en cuando Ingrid publicaba alguna frase inspiradora: “Fill your life with adventures, not things. Have stories to tell, not stuff to show”, posteó el 21 de enero de 2019. En ocasiones, se desesperaba y soltaba quejas al aire para ver si alguien lograba descifrar lo que le estaba ocurriendo.

Después de su muerte supimos que la violencia era una constante en la relación que mantuvo con su asesino, hoy condenado a 70 años de prisión. Se dijo que un año antes interpuso una denuncia formal contra él por violencia, pero algo en el alma de Ingrid parecía creer que algún día, de alguna manera, iba a poder librarse.

El movimiento amoroso que surgió después de su muerte se tejió mediante en un sinfín de comentarios, mezcla de rabia y mucho cariño, que la gente escribió en respuesta a sus publicaciones y fotos en redes. También hubo quienes hicieron dibujos de su rostro amable y líneas claras. Hombres y mujeres dejaron testimonio de lo lacerante que fue saber cómo la mató su pareja, y más doloroso aún porque ella “tenía la vida por delante”, como solemos suponer.

(Foto: Instagram)
(Foto: Instagram)

Una chica de nombre Marina le escribió: “Descansa en paz 🕊️ tal vez ya pasó mucho pero no quita la tristeza que nos dio tu noticia 🥺💔 pero te prometo que algún día lograré hacerte más que justicia!”. Otro usuario llamado Ronaldo comentó: “Y pensar que hoy estarías cumpliendo 26 años linda, a pesar de que ya no te encuentres en esta vida much@s te seguimos recordando [...] muchas personas te tenemos un cariño incondicional, y como dice una canción ‘te metiste así como no queriendo’ en nuestras mentes y en nuestros corazones.”

Como otras personas, fui a buscar a Ingrid en las redes porque no podía creer que una tragedia así le pudiera ocurrir a una mujer tan joven. Leí conmovida los mensajes que le dejaban, pero no me atreví a escribir nada. En lugar de eso salí como miles más a la marcha del 8 de marzo a gritar “¡Justicia, justicia, justicia!” en su nombre, apenas 4 semanas después de que la mataran.

Porque otro efecto colateral del crimen cometido con Ingrid fue que, luego de hacerse viral, cientos de mujeres decidieron salir a marchar ese 8 de marzo que se volvió histórico, un día en que las mujeres inundamos durante horas y horas las principales avenidas de la Ciudad de México y de muchas otras partes del país. Una marejada interminable de mujeres de todas las edades, vestidas de morado, exigiendo a gritos al gobierno, y a la sociedad toda, un alto a los feminicidios y a la violencia contra las mujeres.

Ingrid Escamilla Facebook
Ingrid Escamilla Facebook

La bestialidad con la que el asesino le quitó la vida a Ingrid me dolió como si la hubiera conocido, por eso decidí poner el 9 de febrero en el calendario del celular como “Aniversario de la muerte de Ingrid Escamilla”, para no olvidar que el feminicidio puede ser perversamente violento y puede ocurrirle a cualquiera.

Hace unos días, al apuntar unas citas noté que se acercaba el 9 de febrero. Volví a las redes sociales a ver si aún existía su perfil en Instagram y en Facebook, y me di cuenta de que la gente le sigue dejando mensajes con mucho amor.

Los perfiles de Ingrid Escamilla en redes sociales se volvieron una especie de tumba virtual a la que muchas personas acuden todavía a dejar flores, aunque éstas más bien sean palabras-flores, frases-flores y anhelos-flores. Palabras de tristeza, frases de reconocimiento y anhelos de que nunca algo así vuelva a suceder.

Quienes la recordamos, o quienes apenas se enteraron de cómo murió (porque su caso se comenta en talleres contra la violencia dirigidos a jóvenes), siguen visitando su cuenta y la ven como ella quiso mostrarse: como una joven inteligente, reflexiva, con esperanzas y sueños, y que sabía disfrutar los pequeños placeres de la vida.

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