Estos son los cuatro perfumes que Lady Di usaba y que puedes comprar en México

Lady Di sigue siendo un símbolo de elegancia y sofisticación, cuya influencia en la moda y la belleza trasciende generaciones. Su estilo único lograba equilibrar a la perfección su carisma, vocación humanitaria y sentido de la moda, convirtiéndola en una figura inolvidable. Cada uno de sus looks no solo reflejaba las tendencias de su época, sino que también consolidaba su legado como un ícono atemporal.

A casi 28 años de su trágico fallecimiento, la princesa de Gales continúa siendo una de las figuras más admiradas de la realeza. Desde su matrimonio con el entonces príncipe, hoy rey Carlos III, hasta el fatídico accidente en París en 1997, su historia sigue cautivando al mundo. Su impacto no solo se limitó a su labor filantrópica y su conexión con el público, sino también a la manera en que redefinió la imagen de la realeza moderna.

Su característico cabello corto y voluminoso, su maquillaje sutil que resaltaba sus rasgos naturales y sus mejillas ligeramente sonrojadas son detalles que han quedado inmortalizados en la memoria colectiva. Sin embargo, hay un aspecto menos conocido de su estilo, su perfume.

Lady Di tenía un gusto refinado por los perfumes, una elección que reflejaba su estilo elegante y su espíritu delicado. Según un artículo publicado por Vogue Italia y adaptado por Mónica Silveti, la princesa de Gales no se limitaba a una sola fragancia, sino que rotaba entre cuatro perfumes, todos ellos caracterizados por la presencia de notas florales blancas.

“La princesa olía a jacintos, a lirios del valle, a notas verdes frescas, delicadas y embriagadoras al mismo tiempo”, señala el texto, revelando el aroma que la acompañaba.

Entre sus favoritos se encontraba Bluebell Eau de Toilette de Penhaligon’s, una fragancia creada en 1978 por Michael Pickthall. De origen inglés y con una composición floral verde, este perfume se distinguía por un acorde cítrico en sus notas de salida, seguido por un corazón en el que destacaban el jacinto azul, el lirio del valle, el jazmín y la rosa, para finalmente cerrar con un fondo especiado de clavo y canela.

Con su frescura inconfundible, evocaba la imagen de un bosque húmedo en plena primavera, una sensación vibrante y natural que conquistó a Lady Di. Su conexión con la realeza lo convirtió en un perfume icónico, aunque, para tristeza de muchos admiradores, dejó de producirse recientemente. Afortunadamente, existen alternativas con notas olfativas similares, donde el intenso corazón de jacinto sigue siendo protagonista para quienes buscan revivir el espíritu de esta fragancia inolvidable.

Lanzada en 1995 y creada por el renombrado perfumista Maurice Roucel, esta fragancia encarna la luminosidad y sofisticación de la alta perfumería. Su composición abre con una fusión vibrante de jacinto, bergamota, melocotón y naranja, que da paso a un corazón exquisito de flor de azahar, flor de saúco, gardenia, jazmín e iris. La base, cálida y sensual, se compone de ámbar, sándalo, pachulí y vainilla, dejando una estela envolvente y elegante. Es una explosión de flores blancas que captura la esencia de la feminidad radiante.

Creado en 1956 por Edmond Roudnitska, Diorissimo es un homenaje a la belleza natural y la sofisticación atemporal, atributos que conquistaron a la princesa Diana. Considerado uno de los perfumes más emblemáticos de la Maison Dior, combina la frescura de las hojas verdes y la bergamota con un corazón floral protagonizado por el jazmín egipcio, la lila y el lirio de los valles, realzados con un toque aromático de romero. Su fondo, compuesto por sándalo y algalia, añade profundidad y calidez a esta fragancia luminosa y refinada.

Con una historia que se remonta a 1927, Arpège fue creado por Paul Vacher y André Fraysse como un regalo de Jeanne Lanvin a su hija Marguerite. Su icónica botella negra de estilo art déco evoca la conexión entre madre e hija, representando el amor y la elegancia atemporal. Esta fragancia floral-amaderada, tan apreciada por Lady Di, combina notas de lirio del valle, bergamota, jazmín, iris, rosa y lirio, envueltas en una base rica y seductora de sándalo, ámbar, almizcle, vainilla y pachulí. Es un perfume sofisticado, con una profundidad olfativa que lo convierte en un clásico eterno.