Qué significa que una persona use perfume todos los días según la Psicología

El olfato es el sentido más vinculado a las emociones. Un perfume puede evocar recuerdos, influir en el estado de ánimo y reforzar la identidad personal

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El perfume deja de ser
El perfume deja de ser solo un aroma para convertirse en un elemento clave en la forma en que nos presentamos al mundo y cómo nos percibimos a nosotros mismos. (Jesús A. Avilés/Infobae)

El perfume es más que un simple accesorio; es una extensión de la personalidad y un reflejo del estado de ánimo. Para muchas personas, aplicarse su fragancia favorita antes de salir de casa es un gesto tan esencial como vestirse. Este hábito no sólo está ligado al placer sensorial, sino que también puede revelar aspectos profundos sobre la mente y las emociones.

De acuerdo con el artículo El perfume, publicado por la Universidad Autónoma de Hidalgo y escrito por la académica Julia María Magdalena Rodríguez Sosa, una fragancia es una mezcla de materias primas odoríferas con una estructura determinada, diseñada para impactar positivamente en los seres humanos. A través del sentido del olfato, podemos percibir un extenso abanico de aromas que provocan diferentes sensaciones. Esta capacidad sensorial está directamente conectada con el cerebro y puede influir en nuestras emociones y comportamiento.

El hecho de que una persona use perfume todos los días puede estar relacionado con la autoestima, la seguridad personal e incluso con la construcción de una rutina emocionalmente positiva. Aplicarse una fragancia específica puede generar una sensación de bienestar y estabilidad, funcionando como un ancla sensorial que refuerza la confianza y la identidad.

El cerebro procesa la información
El cerebro procesa la información de los olores que van desde nariz al bulbo olfatorio y envía esta información a centros importantes del cerebro. (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Usas perfume todos los días?

El uso diario del perfume no se limita a una cuestión estética; está profundamente ligado a la identidad, la memoria y la forma en que nos relacionamos con los demás. A diferencia de otros estímulos sensoriales, los aromas tienen un acceso directo al sistema límbico, la región del cerebro encargada de procesar emociones y recuerdos, lo que explica su fuerte impacto en nuestra percepción y bienestar.

Según un artículo del Instituto de Rehabilitación Neurológica (IRENEA) de España, los olores pueden alertarnos, impulsarnos a huir o atacar, conectar con momentos del pasado y reactivar emociones. “Cuando nacemos, lo primero que hacemos es seguir el rastro de la leche materna. Y, gracias a él, somos capaces de relajarnos solo con oler a nuestra madre”, menciona el texto. Esta conexión primaria con los olores demuestra el papel crucial del sentido del olfato en la construcción de nuestras experiencias y estados de ánimo.

Para la psicología, el uso del perfume también puede ser una forma de influir en las emociones, reflejar necesidades afectivas y generar sensaciones de bienestar o confianza. Más allá de su función aromática, las fragancias pueden convertirse en una herramienta para proyectar seguridad, transmitir tranquilidad o reforzar la identidad personal a través de los olores que elegimos para acompañarnos cada día.

¿Cómo funciona el olfato?

El ser humano posee alrededor de mil receptores olfativos, capaces de identificar hasta 40 mil olores distintos. Esto se debe a que un solo receptor puede activarse con más de un aroma, permitiendo al cerebro reconocer y diferenciar una amplia variedad de fragancias. Sin embargo, el proceso exacto mediante el cual percibimos y clasificamos los olores sigue siendo un enigma con diversas hipótesis científicas en desarrollo.

Una vez que el cerebro identifica un olor, lo asocia con experiencias previas y lo almacena en la memoria, estableciendo conexiones duraderas con nuestras emociones y recuerdos. Como se menciona en la tesis Semiótica del olor, publicada en 2010 por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y escrita por Mónica Quiroz Marcial,

“La memoria humana es un sistema para el almacenamiento y la recuperación de información... Lo que olfateamos influirá en lo que recordemos, ya que en cierto sentido, nuestra memoria es un registro de percepciones.” Esta relación entre el olfato y la memoria explica por qué ciertos aromas pueden transportarnos instantáneamente a momentos específicos de nuestra vida.

El perfume no es solo
El perfume no es solo un accesorio sensorial, sino un detonante de recuerdos y emociones profundamente arraigadas. (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Cómo influye la memoria olfativa cuando elegimos un perfume?

La memoria olfativa es una de las más duraderas y tiene la capacidad de provocar reacciones intensas, dependiendo de las experiencias que cada persona haya asociado a una fragancia en particular. Según un artículo de la tienda en línea Perfumerica.mx, al elegir un perfume pueden ocurrir dos efectos que muchas veces pasan desapercibidos:

  • Se pueden activar recuerdos preexistentes de otras personas. Un aroma familiar puede transportar instantáneamente a alguien a un momento del pasado, evocando la presencia de una persona específica o una experiencia vivida.
  • Se crean nuevos recuerdos vinculados a esa fragancia y una emoción en particular. El perfume que usamos a diario puede convertirse en parte de nuestra identidad y, con el tiempo, quedar grabado en la memoria de quienes nos rodean.

“Todos tenemos memorias asociadas con perfumes específicos, como puede ser el perfume que usaba tu mamá o papá, una expareja o amigo. Incluso el olor específico de un lugar. Tal vez si usas la misma exacta fragancia que usaba tu madre, podrías desencadenar recuerdos en tus hermanos o en otros parientes que ubicaban a tu madre con ese perfume”, explica el sitio.

Sin embargo, más allá de un recuerdo específico, los aromas suelen conectarse con emociones primarias como alegría, nostalgia, miedo o incluso desagrado. Así, el perfume no solo es una elección personal, sino también una herramienta poderosa para influir en la percepción y las emociones tanto propias como ajenas.

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