“La gringa de Chimalhuacán”, la historia de un romance marcado por la crisis migratoria

Tras la deportación de su pareja, una estadounidense se mudó a uno de los municipios más peligrosos del Estado de México. Ahora divide su vida entre el recuerdo de Florida y su trabajo en la Ciudad de México

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Jessica es uno de los
Jessica es uno de los miles de casos que ejemplifican los desafíos y la resiliencia de los migrantes que luchan por un futuro mejor para sus familias. (Captura YT @aztecanoticias)

Jessica Nalbach nunca imaginó que el amor la llevaría a cruzar fronteras en sentido contrario. En Florida, conoció a un migrante mexicano y juntos construyeron una historia que parecía desafiar cualquier obstáculo. Se enamoraron profundamente, formaron una familia y soñaron con un futuro estable en Estados Unidos.

Pero la crisis migratoria, implacable y constante, cambió el rumbo de sus vidas. La deportación de su esposo los obligó a tomar una difícil decisión, separarse o marcharse juntos.

En octubre de 2015 el sistema migratorio no les dejó opciones. Criar a sus hijos en Estados Unidos se volvió imposible y con el miedo a la separación siempre presente, Jessica decidió dejarlo todo atrás. Abandonó la vida que conocía y emprendió un viaje a México, buscando reconstruirse junto a su esposo. Lo que había sido un hogar se convirtió en un recuerdo distante, reemplazado por la incertidumbre de empezar desde cero en un país que no era el suyo.

“Mi esposo estaba saliendo de la casa para ir a trabajar y estaba el ICE afuera de la casa y le dicen: Tú no tienes papeles, te vas con nosotros” explicó Jessica para Azteca Noticias.

La historia de Jessica es
La historia de Jessica es un testimonio de que, a pesar de los miedos y dificultades, siempre hay espacio para empezar de nuevo. (Captura YT @aztecanoticias)

El camino de Florida a Chimalhuacán

La vida de Jessica en Florida parecía encaminada hacia un futuro estable. Con la llegada de su segundo hijo, su hogar se llenó de nuevas esperanzas, aunque también de responsabilidades. Su esposo trabajaba incansablemente, colocando techos en mansiones junto al mar, mientras ella se dedicaba al cuidado de sus hijos.

Pero la deportación lo cambió todo de golpe. Su hijo menor, frágil y enfermo, necesitaba atención médica constante, y sin su compañero, la carga sobre ella se volvió complicada.

A pesar de las políticas
A pesar de las políticas migratorias, los migrantes mexicanos siguen contribuyendo al crecimiento y desarrollo de la sociedad estadounidense. (Captura YT @aztecanoticias)

“Allá él trabajaba haciendo techos de mansiones en la playa, para la gente rica, y yo no estaba trabajando porque tenía a mi bebé. En ese tiempo que deportaron a mi marido, mi hijo estaba entrando y saliendo del hospital”, recordó Jessica en una entrevista para NMás en 2018.

Con un niño de siete años y un bebé de apenas 14 meses, enfrentaba una decisión imposible, seguir sola en un país que le cerraba las puertas a su familia o cruzar la frontera en busca de una nueva oportunidad.

No lo pensó demasiado. En solo dos días vendió todas sus pertenencias, empaquetó lo esencial y emprendió el largo camino hacia México con sus pequeños. Su destino era Chimalhuacán, donde su suegra le ofreció un terreno para comenzar de nuevo.

“Mi suegra me regaló un terreno que tenía en Chimalhuacán y ahí fincamos”, contó la norteamericana para Azteca Noticias.

La resiliencia de Jessica refleja
La resiliencia de Jessica refleja el esfuerzo por construir una vida lejos de su hogar, pero con una determinación inquebrantable. (Captura YT @aztecanoticias)

El país donde se resguardan familias migrantes

De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2023, elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), más de 1.6 millones de estadounidenses han elegido México como su hogar, un número que ha aumentado significativamente en los últimos años.

A diferencia de la rigidez de las políticas migratorias de Estados Unidos, México ha sido más flexible, permitiendo que muchos migrantes vivan sin el temor constante de ser deportados. Entre esos migrantes está Jessica Nalbach, cuya historia se convirtió en un ejemplo de adaptación, esfuerzo y valentía tras enfrentar los duros obstáculos de la deportación.

Después de vivir de cerca los desafíos que implica ser deportada y comenzar de nuevo, Jessica encontró en México un nuevo inicio. Todos los días, se despierta a las 4:30 de la mañana para tomar el transporte público hacia el centro de la Ciudad de México, donde encontró trabajo en un call center atendiendo a clientes de Estados Unidos en inglés y español.

“Hay mucha gente que viene con miedo. Aquí no debes tener miedo. Lo que pasa en mi país se queda allá, pero lo que pasa en México lo vamos a hacer todo mejor”, afirmó Jessica en un mensaje de esperanza para aquellos que, como ella en su momento, temen ser repatriados debido a las políticas migratorias del presidente Donald Trump.

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