El maíz es uno de los pilares fundamentales de la cultura mexicana, considerado no solo un alimento básico sino también un elemento simbólico que conecta a los mexicanos con su pasado prehispánico.
En la actualidad, el maíz sigue siendo la base alimenticia de los mexicanos y un ingrediente indispensable en la gastronomía mexicana, considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Tortillas, tamales, atole y pozole son solo algunas de las decenas de preparaciones que dependen del maíz, reflejando su versatilidad y la conexión cultural que gira alrededor de esta planta
A diferencia de lo que muchos pudieran creer, el maíz no es una planta que surgió de forma natural en el ecosistema, pues distintas investigaciones en el área de la biología han determinado que su origen está relacionado con siglos de domesticación de la planta del teocintle por culturas mesoamericanas.
¿De donde viene el maíz?
El conocimiento previo que se tenía sobre el origen del maíz apuntaba a que su domesticación ocurrió hace cinco mil años en la zona de las Balsas en Guerrero. No obstante, una nueva investigación encabezada por Alejandra Moreno Letelier y Luis Eguiarte Fruns, investigadores de los Institutos de Biología y de Ecología de la Universidad Autónoma de México (UNAM) apuntan a un origen de hace 10 mil años en el territorio que hoy conforma el estado de Jalisco.
“Yo quería saber cómo comenzó la domesticación, exactamente en qué parte de México, cómo había sucedido, cuáles grupos humanos la comenzaron y hace cuánto tiempo”, dijo Luis Eguiarte para UNAM Global.
El estudio determinó que todas las especies de maíz tienen su origen en el mismo ancestro, la planta del teocintle.
Existen dos subespecies de Teocintle: aquella que crece en las partes altas del Centro de México, como Xochimilco o Chalco, y la otra que se da en lugares tropicales, como en la zona de la cuenca del Río Balsas y las tierras bajas de la costa del Pacífico en el centro de México.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores de la UNAM acudieron a poblaciones de esta planta silvestre y recolectaron semillas para así averiguar su variación genética y sus relaciones genealógicas.
A través de técnicas moleculares usando el ADN de estas plantas analizaron miles de marcadores para conocer la variación en sus genomas. Lograron obtener más datos y evaluar la diversidad en las poblaciones.
¿Cómo comenzó la domesticación?
Los resultados de la investigación determinaron que el maíz es producto de un cultivo selectivo de agricultores mesoamericanos de hace 10 mil años, quienes escogieron los mejores ejemplares del teocintle silvestre para cruzarlos múltiples veces.
“Nos dimos cuenta que había mucha más variación proveniente de Jalisco que en casi todas las demás poblaciones de los parientes silvestres juntos (...) hicimos otra serie de estudios y encontramos que hubo estos eventos de cruzamiento entre el maíz y el pariente silvestre, y una vez que se domesticó el proceso se repitió varias veces”, explicó la bióloga Alejandra Moreno para UNAM Global.
Se trata de un proceso que ha continuado a lo largo de toda la historia de los seres humanos y ha prevalecido hasta nuestros días, donde los agricultores continúan seleccionando el maíz. Esta evolución sólo es posible cuando existe suficiente variación disponible para que los organismos se adapten a los cambios: si no hay diversidad ocurre la extinción.
El hecho de que en México existan dos grupos de parientes silvestres cercanos al maíz y que coexistan junto a los cultivos de los agricultores permite que esta especie sea evolutivamente viable.
Con los parientes silvestres del maíz se podrán generar nuevas variedades y razas criollas, incluso aquellas que se adapten a las necesidades cambiantes de la humanidad.