El impacto de“Bennu”: ¿Tendrá los mismos efectos que el asteroide que extinguió la vida en la Tierra?

De acuerdo con la NASA, este cuerpo rocoso podría colisionar contra el planeta el 24 de septiembre de 2182

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Científicos advierten sobre los riesgos de Bennu. Un asteroide que despierta temores y preguntas sobre posibles impactos (Podcast generado con IA)

El asteroide Bennu, un cuerpo celeste de aproximadamente 500 metros de diámetro, podría representar un riesgo significativo para la Tierra en el futuro, ya que el 24 de septiembre del año 2182 es la fecha en la que este asteroide tiene mayor probabilidad de colisionar con nuestro planeta, aunque, según National Geographic, esta posibilidad es baja, con un 0,037%.

De acuerdo con información proporcionada por expertos del Instituto de Astronomía de la UNAM, Bennu pertenece al grupo de los asteroides tipo Apolo, conocidos por cruzar la órbita terrestre. Este cuerpo rocoso fue descubierto el 11 de septiembre de 1999 por el equipo del proyecto Lincoln Near-Earth Asteroid Research en Nuevo México, Estados Unidos, y nombrado en referencia a Bennu, un ave mitológica egipcia asociada al renacimiento y al sol.

Actualmente, Bennu viaja a una velocidad de 101.389 kilómetros por hora (28 kilómetros por segundo) y se aproxima a la Tierra cada seis años, razón por la que, desde su descubrimiento, también se convirtió en un objeto de interés prioritario para la comunidad científica, especialmente por los efectos que su impacto contra la tierra podrían ocasionar.

La misión OSIRIS-REx y el estudio de Bennu

Cápsula de retorno que contiene
Cápsula de retorno que contiene una muestra recolectada del asteroide Bennu por la nave espacial OSIRIS-REx de la NASA. (Reuters)

La NASA, a través de la misión OSIRIS-REx (Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer), llevó a cabo en 2016 una investigación sobre los componentes de Bennu. De acuerdo con un artículo publicado por la UNAM, el objetivo de esta misión era recolectar muestras de la superficie del asteroide para su análisis en la Tierra, y fue hasta el 24 de septiembre de 2023 que la sonda completó con éxito su misión al regresar con aproximadamente 250 gramos de material prístino recolectado en octubre de 2020.

Durante los siete años que OSIRIS-REx orbitó Bennu, se realizaron vuelos de reconocimiento para identificar el lugar más adecuado para recolectar las muestras. Para este proceso se utilizó la técnica conocida como “Touch and Go” (TAG), que consistió en lanzar nitrógeno a presión sobre el regolito del asteroide, levantando partículas que fueron capturadas en un filtro especial. Además, la misión permitió estudiar la geometría tridimensional de Bennu y observar fenómenos como la expulsión de pequeñas rocas desde su superficie, las cuales fueron monitoreadas como satélites naturales temporales.

El análisis de estas muestras fue el primer gran avance para comprender con mayor claridad los orígenes del sistema solar, ya que Bennu contiene material que data de hace 4.500 millones de años. Según la UNAM, este tipo de misiones permite obtener muestras libres de contaminación terrestre, facilitando estudios geológicos y químicos que podrían revelar información clave sobre la formación de planetas y otros cuerpos celestes.

Cuál sería el riesgo del impacto

La trayectoria de este cuerpo
La trayectoria de este cuerpo espacial tiene en alerta a la comunidad científica.

Bennu es considerado uno de los asteroides más peligrosos conocidos actualmente, según investigaciones realizadas por el Grupo de Búsqueda de Objetos Peligrosos y de Estudios de Asteroides, citado por la Gaceta UNAM, en colaboración con astrónomos internacionales. Aunque se estima que entre 10 mil y 20 mil objetos del Cinturón de Asteroides, ubicado entre Marte y Júpiter, representan un riesgo potencial para la Tierra, en el caso de Bennu, su órbita será vigilada con mayor rigor debido a la posibilidad de que fenómenos como el Efecto Yarkovsky alteren su trayectoria.

Según un estudio publicado en la revista Science y citado por National Geographic, científicos realizaron simulaciones en superordenadores para evaluar las posibles consecuencias de un impacto del asteroide Bennu sobre la Tierra. El análisis concluyó que, en caso de producirse, el evento destruiría todo en la zona de impacto e inyectaría gran cantidad de polvo en la atmósfera, desencadenando un “invierno de impacto”. Este fenómeno, comparable a inviernos nucleares o erupciones volcánicas masivas, provocaría una disminución mundial de la temperatura de hasta 4 °C, una reducción del 15 % en las precipitaciones y una pérdida del 32 % en la capa de ozono. Además, el oscurecimiento planetario resultante reduciría la fotosíntesis terrestre en un 36 % y la marina en un 25 %, afectando gravemente la seguridad alimentaria global, condiciones extremas que podrían prolongarse durante más de cuatro años tras la colisión.

En caso de que Bennu se acercara peligrosamente a la Tierra, los científicos han considerado varias estrategias para desviarlo. Una opción sería enviar una nave para impactarlo y fragmentarlo, aunque, en consecuencia, esto podría generar una lluvia de meteoritos que pondría en riesgo a la población.

El impacto de Chicxulub, Yucatán

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Hace 66 millones de años, un asteroide con diámetro estimado de entre 10 y 17 kilómetros, dejó un cráter de aproximadamente 200 kilómetros de diámetro en la actual península de Yucatán. Su colisión provocó incendios masivos, eyección de polvo y gases a la atmósfera, así como un invierno global, conocido como el “invierno de impacto”, que duró décadas, llevando a la extinción del 75% de las especies.

El impacto del asteroide, que dejó como huella el cráter Chicxulub, fue descubierto por casualidad en la década de 1970 durante exploraciones petroleras y descrito formalmente en 1991 por el geólogo Alan R. Hildebrand. Este cráter, con un diámetro de aproximadamente 180 kilómetros, se formó en cuestión de segundos tras la colisión, liberando una cantidad masiva de energía que provocó incendios forestales, tsunamis y una drástica alteración climática. Según detalló National Geographic, el polvo fino y las partículas expulsadas a la atmósfera jugaron un papel crucial en el enfriamiento global que siguió al impacto.

En este mismo contexto, el equipo de científicos, liderado por Cem Berk Senel, Orkun Temel y Özgür Karatekin, desarrolló en 2023 un modelo paleoclimático para evaluar el impacto combinado del azufre, el hollín y el polvo de silicato en el clima. Según el estudio, las partículas más finas fueron especialmente letales, ya que su capacidad para permanecer suspendidas en la atmósfera prolongó el periodo de oscuridad y frío extremo, lo que resultó devastador para los ecosistemas al interrumpir la fotosíntesis y ocasionar el colapso de las cadenas alimenticias.

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