El reconocido científico Albert Einstein dijo una vez: “La capitalización compuesta es la fuerza más poderosa de la naturaleza”. Y tenía razón: los pequeños avances acumulados con el tiempo logran grandes resultados. Esto aplica para muchas cosas en la vida, como hacer ejercicio, aprender un idioma, invertir, entre muchas otras.
En cualquier libro de inversiones o finanzas personales, seguramente nos hemos encontrado con el concepto de interés compuesto y con ejemplos típicos que muestran cómo, al invertir cierta cantidad de dinero periódicamente, se pueden alcanzar cifras que parecen inalcanzables en el largo plazo. Sin embargo, el verdadero problema está en llevar la teoría a la realidad.
En la vida real, existen distintos factores que dificultan la ejecución, aunque en una hoja de Excel todo se vea perfecto. Entre los obstáculos que complican la puesta en práctica de la teoría están los impuestos, las comisiones y la inflación. Para ejemplificar cómo afectan estos tres factores los resultados de las inversiones a largo plazo, usaremos tres escenarios:
Escenario 1 – Sin considerar ningún factor
Invertimos $1,000 mensuales durante 30 años (360 meses) a una tasa de interés del 10% anual, con pagos de rendimientos mensuales. Esto resultaría en una inversión total de $360,000 que, al cabo de 30 años, se habría convertido en $2,260,487 (un rendimiento del 527%).
Escenario 2 – Considerando impuestos y comisiones
Usamos las mismas variables del Escenario 1, pero ahora consideramos que cada mes que recibimos nuestros rendimientos debemos descontar el 20% por retenciones de impuestos. Adicionalmente, nos cobran una comisión anual del 1% (lo que resulta en una comisión mensual del 0.083%).
Las comisiones e impuestos reducen el rendimiento mensual de 0.83% (es decir, 10% dividido entre 12 meses) a solo 0.60% (rendimiento mensual de 0.83% menos 0.0833% de comisión mensual y 20% de impuestos). Al cabo de treinta años, esto resultaría en un saldo de inversión de $1,269,306, es decir, 56% menos que en el Escenario 1 (un rendimiento del 252%).
Escenario 3 – Considerando impuestos, comisiones e inflación
Usamos las mismas variables de los Escenarios 1 y 2, pero ahora consideramos una inflación anual del 4.0% (0.33% mensual). Al cabo de treinta años, esto resultaría en un saldo de inversión de $607,354 en términos reales, es decir, 73% menos que el Escenario 1 (un rendimiento del 68%).
Como podemos ver en los distintos escenarios, al tomar en cuenta los tres factores (impuestos, comisiones e inflación), los resultados de nuestras inversiones se ven considerablemente afectados. Cada mes invertimos menos de lo que podríamos haber alcanzado potencialmente. En la vida real es casi imposible evitar estos factores; sin embargo, existen estrategias o vehículos de inversión que nos permiten invertir de manera más eficiente y, así, mejorar los resultados a largo plazo o mitigar el impacto de estos tres factores.
Para las comisiones e impuestos —que, como vimos en el escenario 2, tienen un impacto significativo— existen vehículos de inversión que nos permiten diferir el pago de impuestos hasta el final del horizonte de inversión (o incluso retirar los rendimientos libres de impuestos), como los Planes Personales de Retiro (PPR) o las aportaciones a los fondos de pensiones (AFOREs en México). Estos vehículos, además de cobrar comisiones relativamente bajas en comparación con fondos de inversión tradicionales, trasladan el pago de impuestos hasta el final del periodo de inversión, sin afectar las ganancias mensuales.
Por ejemplo, si en el Escenario 2 hubiéramos diferido el pago de impuestos, el saldo final de la inversión habría sido de $1,536,594 (es decir, $267,288 más, equivalente a un 21% por encima del Escenario 2).
Otra herramienta de inversión poco conocida en México son las Aportaciones Voluntarias a las cuentas individuales de AFORE, que permiten incrementar nuestras inversiones para el retiro, haciendo deducibles dichas aportaciones. En otras palabras, la inversión adicional que hagas para tu retiro es deducible de impuestos, y dichos impuestos serán devueltos en la declaración anual.
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Cada quien lo que le corresponde: a las autoridades fiscales los impuestos, a los gestores de inversión sus comisiones, y a nosotros el conocimiento para tomar decisiones informadas. Si bien no podemos evitar totalmente las comisiones, los impuestos y la inflación, comprender su impacto nos permite explorar opciones que mitigan sus efectos y optimizan nuestros resultados de inversión a largo plazo.
* Luis Felipe González Huerta, académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana.