Oro de vitamina E: este aceite libre de grasas trans actúa como un antioxidante natural

El aceite para cocinar es un ingrediente fundamental en la preparación de alimentos debido a sus propiedades prácticas y su capacidad para realzar los sabores. Su uso se extiende desde freír, saltear y hornear hasta la preparación de aderezos y marinados.

Al ser una fuente de grasa, el aceite sirve para transmitir y amplificar el sabor de los ingredientes, además de mejorar las texturas de los platos. Cada tipo de aceite tiene un “punto de humo” diferente, que es la temperatura a la que comienza a descomponerse y liberar sustancias que pueden alterar el sabor de la comida.

Gracias a su punto de humo, algunos aceites como el de oliva y girasol suelen ser de las opciones más consumidas en el mercado, aunque existe una gran variedad que ofrecen distintos sabores y propiedades nutritivas, como lo es el aceite de soya.

La soja o soya es una leguminosa de la que podemos obtener principalmente proteínas, aceites, lecitina y forrajes. El aceite de soya se utiliza básicamente para el consumo humano y usos industriales, tales como la fabricación de margarinas, mantequillas y chocolate.

El artículo “Aceites vegetales bajo la lupa” publicado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) menciona que el aceite de soya contiene altas cantidades de Omega 3 y Omega 6 la cual ayuda a que se desarrollen correctamente funciones básicas del organismo, como la coagulación, presión sanguínea o la regulación de los procesos inflamatorios.

Además, la soya es una buena fuente de vitamina E, encargada de formar glóbulos rojos y ensanchar los vasos sanguíneos para evitar que la sangre se coagule dentro de ellos, y también tiene propiedades que ayuda a la correcta absorción de las vitaminas liposolubles como la A, K y D.

Entre las ventajas prácticas de elegir el aceite de soya para cocinar destaca que se absorbe menos a los alimentos, situación que permite gastar menos al momento de freír y a su vez ahorrar económicamente.

Respecto a su proceso de producción, este aceite se obtiene de las semillas amarillas recogidas en plena maduración mediante el proceso de quebrado, hojuelado y extracción para luego someterse a un proceso de refinación. Es por ello que el aceite de soya es untuoso, ligero y de color amarillento que se caracteriza por un sabor intenso y particular.

Es importante aclarar, que el consumo excesivo de cualquier aceite vegetal puede ser dañino para la salud, sobre todo si se trata de un producto reutilizado. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Illinois en Chicago el consumir este producto reutilizado puede causar una gran inflamación en el cuerpo y lo hace más propenso a las infecciones.

El aceite de cocina usado no debe desecharse por el desagüe, ya que puede causar obstrucciones en las tuberías y contaminar fuentes de agua, ya que al verterse en el alcantarillado, forma una capa que dificulta la oxigenación natural del agua, afectando ecosistemas acuáticos y complicando los procesos de tratamiento.

Una de las opciones más comunes es almacenar el aceite usado en un recipiente limpio y sellado, como una botella de plástico, hasta que se pueda llevar a un punto de reciclaje especializado. Muchas ciudades cuentan con programas y centros de recolección donde se procesa el aceite para convertirlo en biodiésel o productos industriales, promoviendo así una economía circular

Además, el aceite de cocina usado puede emplearse en la elaboración casera de velas, jabones o lubricantes, si se cuenta con el conocimiento adecuado. Sin embargo, para garantizar una gestión segura y sostenible, llevarlo a centros de reciclaje sigue siendo la mejor opción.