Se le conoce como remesas a las transferencias de dinero que los trabajadores migrantes envían desde el país en el que residen hacia sus lugares de origen, generalmente para apoyar a sus familiares en todo tipo de gastos, desde alimentación hasta financiación de negocios.
Estas transferencias suelen representar una importante fuente de ingresos para muchas familias en países en desarrollo y aunque generalmente son enviadas por individuos, también pueden gestionarse a través de organizaciones o gobiernos.
De acuerdo con datos del Sistema de Información Económica del Banco de México (SIE), el país recibió 48 mil 359 millones de dólares en remesas en sus primeros 9 meses, una cifra importante para la economía mexicana que ya se ha ido reduciendo respecto al mismo periodo en los últimos tres años, tendencia que mantendría durante 2025 de acuerdo con economistas de la Universidad de Guadalajara (UDG).
La caída inminente de las remesas
De acuerdo con información publicada por Gaceta UDG los expertos del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) pronostican que la caída de las remesas y la deportación de 20 por ciento de migrantes serían el escenario más catastrófico ante las políticas que pretende implementar el Presidente estadounidense Donald Trump.
“Si lo pensamos en términos de deportaciones, más o menos 20 por ciento de los migrantes serían deportados, y el costo para el país sería de 13 mil millones de dólares; eso implicaría que si ahora mismo estamos diciendo que 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto son remesas, se reduciría de 3.5 a 2.6, mientras que hace dos años fue de 4 por ciento; en suma, tendríamos una situación compleja en términos de capacidad de mantener cierta calidad de vida en muchos grupos de bajos ingresos en el país”, declaró Antonio Ruiz Porras, coordinador del doctorado en Estudios Económicos.
Ante esta problemática, los economistas de la UDG apuntan que es necesario comenzar a plantear medidas para enfrentar estos cambios como lo son políticas públicas de capacitación a migrantes y retornados a su vez que se amplían las políticas sociales ya existentes.
“México es el segundo país que más recibe remesas en todo el mundo, y éstas son importantes porque reducen la pobreza directamente, incrementan el consumo y contribuyen al bienestar social. En cuanto a la cantidad de gente que depende de estas, se calcula que son casi 5 millones; 12 por ciento del total de los adultos en México reciben algún apoyo por remesas, y los envíos oscilan entre 380 y 410 dólares”, precisó Ruiz Porras.
La dependencia de los estados a las remesas
Económicamente, las remesas tienen un impacto significativo en las economías receptoras como es el caso de algunos estados de la república donde constituyen una de las principales fuentes de divisas que aportan estabilidad a sus balances de pagos.
De acuerdo a los datos del SIE del Banxico de los primeros 9 meses de 2024, los estados de país más beneficiados por las remesas son Guanajuato ( 4 mil 188 millones de dólares), Michoacán (4 mil 162 millones) y Jalisco (4 mil 92 millones), los cuales podrían sufrir pérdidas considerables de confirmarse los pronósticos de disminución de remesas.
“Los ganadores tradicionales de las remesas son las familias receptoras, los municipios y estados que se ven allegados de recursos, pero los grandes perdedores son las empresas que han perdido capital humano. Muchas de esas personas que se han ido fueron capacitadas localmente, se fueron porque no vieron oportunidades laborales. Quienes han perdido han sido los productores locales, quienes se han visto restringidos en términos de calidad”, explicó Clemente Hernández Rodríguez, del Departamento de Economía de la Universidad de Guadalajara.