Estos fueron los retos a los que se han adaptado los productores de fentanilo en México, según Insight Crime

El centro de investigación Insight Crime presentó un nuevo reportaje que muestra las diferentes fases en el proceso de adaptación por el que pasaron los productores de fentanilo en México, particularmente en Sinaloa.

El análisis sugiere que a la fecha estos han cruzado por cuatro hechos relevantes que los han obligado a modificar su modus operandi, buscar nuevos puntos para operar, entablar nuevos vínculos con otros grupos delictivos y cubrir el sobrecosto o la disminución en el pago por la droga.

De acuerdo con la investigación realizada por Victoria Dittmar y Paulina Ríos, el primer reto contra el que tuvieron que enfrentarse los productores fue la prohibición por parte de Los Chapitos impuesta en mayo de 2023, que los limitó en su marco de operación, obligándolos a adaptarse a un nuevo modo de juego, donde “necesitaban permiso” de las diferentes facciones del Cártel de Sinaloa: Los Chapitos, La Mayiza y otro grupo dirigido por Aureliano “El Guano” Guzmán, hermano de “El Chapo”.

El testimonio de una persona familiarizada con la producción de metanfetamina y fentanilo sostiene que este fue uno de los filtros más complicados de cumplir, pues para conseguir el permiso del grupo criminal era necesario tener familiares u otras conexiones que sirvieran como referencia y garantía, aunque esto no aseguraba que lo consiguieras.

Aunque no está confirmado, Insight Crime sugiere que esta medida provocó una estabilización en la pureza del opioide sintético, pues “los últimos análisis de la DEA, cinco de cada diez pastillas incautadas contenían una dosis letal en 2024, en comparación con siete de cada diez en 2023″.

En el mismo sentido, la imposibilidad de Los Chapitos obligó a que buscaran un nuevo lugar en donde instalarse para continuar con sus actividades, y siete personas involucradas en el tráfico de fentanilo confirmaron a la organización que grupos criminales con operaciones en Sonora y Baja California, entidades fronterizas con los Estados Unidos, les ofrecieron que trabajaran para ellos. Aunque algunos de estos grupos seguían operando bajo el paraguas del Cártel de Sinaloa.

Pese a que los salarios que les ofrecían parecían tentadores para trasladarse y trabajar con estos grupos, seguía involucrando otros retos, pues pese a reducir los costos del transporte de fentanilo de Sinaloa hacia Estados Unidos, son territorio volátiles y en una constante competencia entre distintas organizaciones criminales implicaba sacrificar la independencia.

“Muchos se fueron simplemente porque eso es lo que saben hacer. Se unen a otras facciones para seguir haciendo lo mismo”, dijo un productor que cumple una condena penal en Aguaruto, en Culiacán, a Insight Crime.

En los últimos años, los gobiernos de países de Asia, México y Estados Unidos han anunciado un endurecimiento en las medidas para la venta de precursores que son utilizados para la producción de fentanilo, lo que ha provocado que las organizaciones criminales busquen formas para contrabandear con éxito estos recursos primordiales.

Ejemplo de los controles más estrictos, el centro de investigación recuerda que agosto de 2024 China impuso la medida de supervisión de seguridad sobre las sustancias 1-BOC-4-AP y 4-AP, utilizados como precursores del fentanilo.

Sin embargo, pese a los múltiples obstáculos que impusieron los gobiernos para evitar que los químicos llegaran hasta el crimen organizado, los productores lograron adaptarse una vez más, y tuvieron que recurrir a otras sustancias, entre ellas la xilacina, para compensar la escasez de fentanilo.

Insight Crime investigó sobre la facilidad para conseguir este químico, que arrojó que este podía ser conseguido mediante proveedores directos a través de páginas web o a través del mercado negro.

Por último, el análisis de Victoria Dittmar y Paulina Ríos, señala que los productores de fentanilo han comenzado a diversificar su participación en el mercado de las drogas sintéticas, principalmente con la producción del tusi, también conocida como “cocaína rosa”, que es una mezcla de un estimulante y un depresor.

Esta droga, dice Insight Crime, ha ganado popularidad en toda América Latina, pero el mercado en México está emergiendo y hasta la fecha la única incautación del que tiene registro la Guardia Nacional es de 500 gramos de esta droga.