El magnate mexicano Carlos Slim Helú posee una de las mayores fortunas a nivel mundial. Y es que, según el medio estadounidense especializado en temas financieros, Forbes, el mexicano Carlos Slim cuenta con una fortuna de USD 76 mil 600 millones, lo que lo convierte en la persona 19 con la mayor fortuna a nivel mundial.
La lista de los más acaudalados del planeta es liderada por el empresario sudafricano Elon Musk, quien cuenta con un patrimonio valuado en USD 433 mil 900 millones.
Carlos Slim nació el 28 de enero de 1940 en la Ciudad de México, por lo que está a unos días de cumplir 85 años de edad.
Estudió en las aulas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en donde se recibió como ingeniero civil.
Aunado a esto, se sabe gracias a la biografía compartida en la página del propio Carlos Slim en la web, que cuando era estudiante universitario, también impartió clases de las materias de Álgebra y Programación Lineal, es decir, fue alumno y profesor al mismo tiempo en la Máxima Casa de Estudios.
La historia de los Slim en México comienza con el padre de Carlos, quien llegó al país en el año de 1902 teniendo solamente 14 años y sin saber hablar español. Julián Slim Haddad, padre del magnate, llegó desde Líbano, de donde era originario, y vino a México buscando huir del yugo del imperio Otomano.
Julián y su hermano José Slim formaron, en México, una sociedad mercantil llamada La estrella del oriente. Fue en esta tienda que el propio Carlos Slim comenzó a desarrollar sus dotes empresariales, pues su padre lo llevaba ahí desde que era niño.
Con apenas diez años de edad, Slim descubrió un depósito en el que vendían dulces al mayoreo y los compraba para revenderlos a sus primos y tíos. Su “changarro” de dulces lo ponía debajo de las escaleras de su casa, que se ubicaba frente al Parque Lincoln, en Polanco.
También siendo un niño recibió sus primeras enseñanzas empresariales por parte de su padre, quien le daba a cada uno de sus hijos una libreta de ahorros, junto con su “domingo”, semana a semana, con la intención de que administraran de una manera ordenada sus ingresos y egresos. En la libreta, los hijos de Julián, incluido Slim, anotaban los gastos que hacían y el dinero que recibían, y al final de cada semana, su padre se sentaba con ellos y juntos revisaban en qué habían gastado. Siguiendo esta regla, los hijos de Julián Slim llevaban sus propios balances personales, y notaban cómo se iba desarrollando su propio patrimonio.
Este episodio fue fundamental para la vida de Carlos Slim, para quien la inversión y el ahorro se volvieron parte de su vida, siendo esto el primer aprendizaje empresarial, mismo que pronto pondría en marcha al abrir su primera chequera y comprar acciones al Banco Nacional de México, teniendo únicamente 12 años.