Prepara tamales con un relleno poco conocido y rico en proteínas

Con el fin de enero a la vuelta de la esquina, muchas personas deben comprar los ingredientes necesarios para los tamales del 2 de febrero antes de que se encarezcan o se agoten.

Aunque muchos tienen un sabor preferido, la realidad es que después de probar el mismo sabor siempre, el paladar deja de sentir que es especial y para evitar que esto suceda, además de lucir muy original con esta receta, es posible realizar tamales rellenos con una amplia variedad de sabores.

Gracias a la mezcla de diferentes verduras como el pimiento morrón, el jitomate y el puerro, esta opción cuenta con altos índices nutritivos, que a su vez se complementan con sabores intensos como el de la carne, las aceitunas y el ajo.

Siguiendo las instrucciones de esta receta publicada en Recetas Nestlé por Julio Sarmiento, es posible obtener 15 porciones. Los utensilios necesarios para preparar este platillo tradicional mexicano serán un bowl grande y un sartén.

• 908 g de harina de maíz
• 500 ml o 2 tazas de agua para la masa
• 75 g o 1/2 taza de pimentón dulce para el licuado
• 90 g o 1 taza de puerros cortados finamente
• 20 g o 4 dientes de ajo cortados finamente
• 15 ml o 1 cucharada de aceite vegetal
• 908 g de pechuga de pollo
• 908 g de carne de puerco
• Sal y pimienta al gusto
• 30 g o 1/4 taza de cebolla cortada finamente
• 370 g o 2 tazas de tomates
• 30 g o 1/2 taza de cebollin cortado finamente
• 75 g o 1/2 taza de pimentón dulce para las carnes
• 227 g o 1 sobre de pasta de tomate
• 500 ml o 2 tazas de agua para el guiso
• 165 g o 1 taza de pasas
• 64 g o 1/2 taza de alcaparras
• 170 g o 1 taza de aceitunas

• El proceso comienza con la preparación de la masa mezclando 908 gramos de harina de maíz con 500 mililitros (2 tazas) de agua
• Una vez que la masa adquiere una textura suave y firme, se enriquece con un licuado de pimentón dulce, puerros y ajo que se procesa durante un minuto en la licuadora
• El guiso, que constituye el relleno principal, se prepara sofriendo 908 gramos de pechuga de pollo y la misma cantidad de carne de cerdo en una sartén con aceite vegetal
• Se añade sal y pimienta al gusto, junto con cebolla, tomates, cebollín y pimentón dulce
• Para intensificar el sabor, se incorpora un sobre de pasta de jitomate junto con 500 mililitros (2 tazas) de agua
• Cocina durante 10 minutos y luego cuela reservando el jugo para integrarlo posteriormente a la masa
• Una vez que se mezcla con la masa inicial, se obtiene una textura ideal para moldear los tamales
• En el centro de cada hoja, preferentemente de bijao, se coloca media taza de masa dándole una forma rectangular
• Luego se añade una cucharada del guiso de pollo o cerdo junto con aceitunas, alcaparras y pasas
• Para finalizar, se cubre con un poco más de masa y se cierra cuidadosamente la hoja de bijao, formando un paquete rectangular que se asegura con hilo pabilo
• Este proceso se repite hasta agotar la masa y el relleno
• En una cacerola grande poner agua a hervir. Debe llenarse hasta la mitad con agua, y los tamales se sumergen en ella para cocinarlos durante 40 minutos
• Una vez listos, se retiran del agua y se dejan enfriar antes de servir

De acuerdo con la doctora María del Pilar Castañeda Serrano, veterinaria Zootecnista de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, la carne de pollo “es una fuente importante de nutrientes como proteínas, lípidos, vitamina 3 y minerales como el calcio, hierro, zinc, sodio, potasio y magnesio, entre otros”.

También afirma que al retirar la piel, se reduce el consumo de grasa y esto hace que la carne sea de fácil digestión, lo que permite que la consuman personas de cualquier edad. Otro de los beneficios que menciona es que al tener un sabor neutro, puede adquirir el de una especia que le agreguemos en la cocina además de que es una de las proteínas cárnicas de menor costo en el mercado.

Por otro lado, la carne de cerdo a menudo es estigmatizada por su contenido graso pero en realidad es una fuente rica en nutrientes esenciales para el organismo, según destacó María de la Luz Zambrano, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM.

Este alimento, además de su sabor característico, contiene grasas monoinsaturadas similares a las presentes en el aceite de oliva, lo que lo convierte en una opción más saludable de lo que comúnmente se cree.

De acuerdo con la Gaceta Digital UNAM, la carne de cerdo aporta proteínas de alta calidad, minerales como hierro y zinc, vitaminas del grupo B, entre ellas la tiamina y la B12, fundamentales para el buen funcionamiento del cuerpo humano. Sin embargo, Zambrano subrayó que, como cualquier producto cárnico, su consumo debe ser moderado para aprovechar sus beneficios sin excederse.