Los abrazos son un gesto tan cotidiano como universal que ha demostrado tener un impacto significativo en la salud física y emocional de las personas. Sin embargo, hay quienes evitan o rechazan estos actos y las razones pueden ser muchas.
Aunque suele haber contacto físico constantemente, no todos se sienten cómodos con ello, pues llegan a experimentar emociones fuertes que desencadenan angustia, miedo, malestar intenso, deseos de huir e incluso síntomas físicos como taquicardia, sudoración, dolores de cabeza, entre otros.
Cuando esto sucede, ya no se trata de un simple rechazo, sino de una fobia que tiene que ver con el contacto físico y sus detonantes pueden ser desde traumas pasados hasta un estilo de crianza.
Por qué las personas evitan los abrazos
De acuerdo con Laura Rodríguez Álvarez, psicóloga especializada en psicología clínica y fobias entre otras problemáticas, el rechazo al contacto físico, en su forma más extrema, es conocido como hafefobia.
Se trata de una condición caracterizada por una respuesta emocional intensa ante el contacto físico y puede incluir sensaciones que van desde el asco, hasta el miedo, la angustia o el nerviosismo, lo que muchas veces va acompañado de síntomas físicos como hiperventilación, rigidez muscular, sudoración excesiva y aceleración del ritmo cardíaco.
Las causas de esta fobia son diversas y, según el análisis de Laura Rodríguez, “el desarrollo de esta fobia puede partir de diferentes causas que deben evaluarse en un proceso de terapia de forma exhaustiva”, señalando que frecuentemente está relacionada con experiencias traumáticas previas.
Entre los factores más comunes se encuentran episodios de maltrato físico o abuso sexual pero también puede desarrollarse en personas que crecieron en entornos donde el contacto físico era escaso o inexistente, lo que puede llevar a un rechazo aprendido hacia este tipo de interacción.
Además, la graduada de la Universidad Autónoma de Madrid, señala que puede manifestarse de dos maneras principales: evitación o indefensión. En el primer caso, las personas tienden a huir de situaciones donde el contacto físico es probable, como reuniones sociales o eventos multitudinarios. En el segundo, experimentan una sensación de parálisis cuando alguien intenta establecer contacto físico con ellas.
Por esta razón es que las personas evitan por completo situaciones sociales al punto de permanecer aisladas en sus hogares, lo que puede generar un impacto emocional significativo en quienes la padecen, pues los abrazos traen consigo múltiples beneficios.
Sin embargo, menciona que a veces el contacto físico es algo que simplemente no le gusta a las personas, pero invita a cuestionar de dónde viene este rechazo y pensar si condiciona el día a día.
“Es posible que se deba a un hábito, a la falta de este tipo de contacto desde la infancia o a la necesidad de poner límites con el otro, entre otras muchas opciones”, señala la psicóloga detallando que “es posible trabajar en ello abordando las causas que lo generan y mejorar la aceptación a este tipo de contacto en terapia psicológica”.
Cuáles son los beneficios de los abrazos
De acuerdo con National Geographic, la Organización Mundial de la Salud (OMS), informó que el contacto piel con piel, conocido como el “método de la madre canguro”, puede salvar vidas y mejorar la salud de los recién nacidos más vulnerables.
En 2022, la OMS publicó nuevas directrices destinadas a mejorar los resultados de salud en bebés nacidos antes de las 37 semanas de gestación o con un peso inferior a 2,5 kilogramos.
Estas recomendaciones destacan la importancia de iniciar el contacto piel con piel inmediatamente después del nacimiento. Este método, que combina el contacto físico continuo con la lactancia materna, ha demostrado ser eficaz para reducir infecciones, prevenir la hipotermia y mejorar la alimentación de los recién nacidos.
Karen Edmond, responsable médica de la salud de los recién nacidos en la OMS, subrayó la relevancia de este primer contacto entre padres e hijos. “El primer abrazo con uno de los padres no sólo es importante desde el punto de vista emocional, sino que también es absolutamente crítico para mejorar las posibilidades de supervivencia y los resultados de salud de los bebés pequeños y prematuros”, afirmó Edmond, según consignó la organización.
El impacto positivo de los abrazos no se limita a los recién nacidos, pues según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el contacto físico entre padres e hijos durante la administración de vacunas puede reducir significativamente el estrés en los niños.
Este gesto no sólo proporciona consuelo emocional, sino que también ayuda a mantener a los pequeños en una posición segura, evitando movimientos bruscos que puedan dificultar el procedimiento médico.
Los CDC explicaron que sostener a los niños durante la vacunación permite al personal médico aplicar las inyecciones de manera más controlada y precisa. Además, el abrazo transmite una sensación de seguridad y apoyo, lo que reduce el miedo y la ansiedad en los menores. “Evita que los niños se asusten ya que el abrazo les muestra consuelo en lugar de dominación”, detalló la agencia estadounidense.
Más allá del ámbito médico, los abrazos también desempeñan un papel crucial en las relaciones interpersonales, especialmente en las de pareja. Un estudio publicado en 2020 en la revista Journal of Social and Personal Relationships, reveló que el contacto físico no sexual, como abrazarse o tomarse de la mano, contribuye a fortalecer los vínculos emocionales entre las parejas.
Aunque los mecanismos exactos detrás de este efecto no están completamente claros, los investigadores sugieren que estos gestos de cercanía generan una mayor satisfacción en la relación. El simple acto de abrazar puede ser una herramienta poderosa para mejorar la conexión emocional y fomentar un ambiente de apoyo mutuo.
Esto sumado al impacto positivo de los abrazos también tiene una base biológica. Según la Escuela de Medicina de Harvard, este gesto estimula la liberación de oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Esta sustancia, producida en el hipotálamo, está asociada con la reducción del estrés y la ansiedad, así como con la promoción de sentimientos de bienestar y conexión social.