Maná prueba que su legado ha marcado profundamente a los mexicanos con un inolvidable concierto en el Palacio de los Deportes

La banda cerró, en conjunto con la energía potente y entregada del público, una gira que recorrió todo el país

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Maná concierto Palacio de los
Maná concierto Palacio de los Deportes 2024. (Ocesa: Pablo Deyta)

La Ciudad de México se convirtió en el centro principal de una celebración inolvidable este viernes 6 de diciembre, cuando Maná cerró su gira México Lindo y Querido en lo que fuera el concierto número 100 de este tour que recorrió todo nuestro país.

En un Palacio de los Deportes a su máxima capacidad, con 18,600 asistentes, la banda tapatía ofreció un espectáculo que combinó nostalgia, energía y mucho agradecimiento de parte de los artistas, por hacer de esta banda una de las agrupaciones más queridas en la historia del rock pop en español.

La energía ya venía con los fans

Maná en el Palacio de
Maná en el Palacio de los Deportes. (Ocesa: Pablo Deyta)

Con las gradas llenas de entusiasmo fue como inició el cierre de Maná este 2024. Todas las secciones del público se organizaron para realizar la tradicional ola que recorrió todo el recinto. Finalmente las luces se apagaron a las 21:50 horas y la gran pantalla LED colocada frente al escenario, voló por los cielos para dar paso a los integrantes de la querida agrupación, más radiantes que nunca en el escenario.

La banda arrancó con “Manda una señal”, seguida de “De pies a cabeza”, lo que desató una euforia inmediata. “¡Muy buenas noches, Ciudad de México!”, exclamó Fher Olvera, vocalista de la banda. “Hoy cerramos el tour después de 100 conciertos. ¡Esta noche terminamos con toda la carne en el asador!”, agregó, marcando el tono de lo que sería un cierre épico que pocos vieron venir.

Maná, conformada por Fher Olvera, Juan Calleros, Álex González y Sergio Vallín, no escatimó en sorpresas para su público. Una pantalla monumental acompañó cada tema con visuales vibrantes que envolvían al escenario, mientras el público coreaba con fuerza éxitos que abarcan sus casi cuatro décadas de trayectoria.

La preocupación de la banda por los temas ecológicos se demostró una vez más cuando una enorme figura de una tortuga bajó desde lo alto del domo hasta la cabeza de Fher, quien continuó cantando mientras ésta trataba de brindar una reflexión musical sobre la naturaleza, la limpieza de los mares y las especies en peligro de extinción.

Éxitos que atraviesan generaciones

Fher Olvera.  (Ocesa: Pablo
Fher Olvera. (Ocesa: Pablo Deyta)

Resulta complicado dilucidar cuál fue la sección del setlist más intensa. Pero esto sucede porque la banda tiene un legado tan amplio de sencillos y éxitos masivos, que cada canción era una fiesta y el ritmo nunca decayó.

El setlist fue un recorrido por los grandes éxitos de la banda, con temas como “Corazón espinado”, “Labios compartidos” y “Cuando los ángeles lloran”, que vibraron al interior del Palacio al revelarse como favoritos del público. Sin embargo, “Vivir sin aire” y “Mariposa traicionera” se robaron el corazón de la audiencia, quien con pulmones casi desgarrados y cervezas en mano, repitieron todos y cada uno de los versos más emocionales de dichas canciones.

En un momento especialmente emotivo, las pantallas proyectaron el mensaje “No a la violencia contra la mujer” mientras la banda interpretaba “Ángel de amor”, arrancando aplausos de aprobación y apoyo del público.

Fher también se tomó el tiempo para reflexionar sobre la vigencia de Maná en la escena musical al notar la lealtad de sus seguidores y al celebrar la llegada de nuevas generaciones a sus conciertos.

“Es una sorpresa que las nuevas generaciones nos busquen tanto”, dijo, antes de añadir con su característico estilo directo: “Qué chingón que no solamente exista el reguetón, o sea, ya estuvo bien de Buggs Bunny”.

Momentos íntimos y un tributo

Escenario secundario.  (Ocesa: Pablo
Escenario secundario. (Ocesa: Pablo Deyta)

La banda sorprendió al trasladarse a un escenario secundario en medio de la audiencia, donde ofrecieron una sesión acústica cargada de emotividad. Entre los temas seleccionados estuvieron “Te solté la rienda”, en homenaje a José Alfredo Jiménez, y “El reloj cucú”, dedicada a quienes han perdido a un ser querido, especialmente un padre.

“Bendita tu luz”, “Hechicera” y “No ha parado de llover” también formaron parte de este segmento, en el que Maná aprovechó para conectar de manera más personal con los asistentes. Una fan afortunada incluso subió al escenario ante la emoción de todos los fans.

De regreso al escenario principal, la energía subió con temas como “Me vale” y “Clavado en un bar”. Álex González, baterista de la banda, aprovechó para enviar un mensaje a sus críticos: “Siempre cuestionaron a la banda, pero mira nos la pelaron”, dijo con firmeza, arrancando aullidos de emoción del público.

El final de un concierto que duró más de la cuenta

Alex Gonzalez. (Ocesa: Pablo Deyta)
Alex Gonzalez. (Ocesa: Pablo Deyta)

El cierre llegó con ninguna otra canción más que “Rayando el sol”, uno de los himnos más emblemáticos de la Maná.

En un gesto cargado de simbolismo, Fher envolvió la bandera de México sobre sus hombros y expresó su orgullo por ser mexicano.

“Aquí vamos a mandarle un rayo de luz a todo el país, de norte a sur, de este a oeste. Un concierto muy emotivo ha sido este, un concierto inolvidable para nosotros, que llevamos en el corazón”, concluyó.
Maná en concierto.  (Ocesa:
Maná en concierto. (Ocesa: Pablo Deyta)

Con papelillos de colores y globos blancos flotando por el recinto, la noche llegó a su fin. El público, una mezcla de fanáticos de toda la vida y nuevas generaciones, despidió a la banda con ovaciones que dejaron claro que Maná sigue siendo una fuerza imparable en la música latina.

La gira México Lindo y Querido no solo representó una serie de conciertos que recorrió el país, sino un testimonio del legado que Maná ha construido a lo largo de los años. Por ejemplo público en donde personas adultas jóvenes disfrutaban de los éxitos de la banda, junto con sus padres.

Sin duda este cierre en el Palacio de los Deportes se sintió como un momento mágico y especial que ocupará un capítulo muy importante en la historia de Maná.

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