Arteón, el espacio cultural que narró Rosario durante 6 décadas bajó el telón pero su director, 84 años, espera poder continuar

La historia de una sala pionera que impulsó el cine y el teatro independiente, dejó una huella imborrable en la ciudad ¿Podrá mantenerse a través del tiempo?

Guardar
Néstor Zapata y el grupo
Néstor Zapata y el grupo Arteón forjaron la historia del teatro y cine independiente en Rosario desde 1965.

El telón cayó definitivamente sobre Arteón, el emblemático espacio de cine y teatro de Rosario, tras seis décadas de historia. El cierre de la sala, que marcó generaciones y se erigió como símbolo de la cultura independiente argentina, deja un vacío difícil de llenar. En el centro de esta historia se encuentra Néstor Zapata, fundador, director, dramaturgo y docente de 84 años, cuya vida y obra se entrelazan con la trayectoria de Arteón y el pulso cultural de la ciudad.

En 1965, en una Rosario sin escuelas de arte ni circuitos formales para el cine o el teatro, Zapata, junto a Sara Lindberg y María Teresa Gordillo, dio forma a un proyecto que nació casi por azar. Tras su salida del TIM Teatro, el trío se reunió en un café de la calle Sarmiento y, entre dudas y dolores, optó por explorar el cine, un terreno prácticamente virgen en la ciudad.

Así surgió el primer cortometraje experimental, “C65”, realizado con recursos mínimos y el apoyo del Fondo Nacional de las Artes, que requirió incluso poner en garantía la casa familiar de Zapata. El estreno en Buenos Aires resultó en abucheos, pero, lejos de desalentar al grupo, ese “fracaso maravilloso” —como lo define Zapata— cimentó la convicción y la resiliencia que caracterizarían a Arteón: “Nos dio la dimensión de la lucha, la insistencia de continuar, la capacidad de las convicciones, la dureza del cuero cuando te vienen los golpes”.

Arteón se consolidó como pionero
Arteón se consolidó como pionero autodidacta ante la falta de escuelas de cine y teatro en Rosario en los años sesenta.

En un contexto en el que no existían escuelas de cine ni de teatro fuera de Buenos Aires, Arteón se convirtió en pionero y autodidacta. El grupo abrió los primeros talleres de teatro tras el golpe de Estado de 1976 y fundó la primera escuela-taller de cine de Rosario, con programas de tres años que combinaban formación teórica y producción colectiva.

La autogestión fue clave: los alumnos debían crear obras en grupo, aprendiendo no solo el arte, sino también la gestión y la producción. El cine, desde el inicio, ocupó un lugar central.

Las primeras proyecciones se realizaron en la histórica sala de Sarmiento 778, con equipos precarios y el entusiasmo de una comunidad ávida de nuevas experiencias. Pronto, Arteón organizó los Trasnoches del Cine, llenando salas como el Urquiza, el Broadway, el Cairo y el Imperial, y convirtiéndose en un fenómeno cultural que acercó títulos y debates a la juventud rosarina.

Las décadas de oro

La expansión de Arteón en los años 60 y 70 fue notable: llegó a gestionar cuatro salas y espacios permanentes en Rosario, combinando cine, teatro, danza y formación. El secreto de esa sustentabilidad residía en el equilibrio económico: las funciones de cine, que llenaban las salas, permitían sostener la actividad teatral, menos rentable pero esencial para el grupo. La pasión por ambos lenguajes impulsó una programación audaz y experimental, en la que se fusionaban cine y teatro, y se abordaban temáticas sociales y políticas. En tiempos de dictadura, Arteón se mantuvo como un espacio de resistencia, adaptando sus propuestas y sorteando la censura sin cerrar nunca sus puertas.

La autogestión y la creatividad
La autogestión y la creatividad permitieron a Arteón superar la precariedad económica y fundar los Trasnoches del Cine en Rosario.

Las dificultades técnicas y económicas eran constantes. La producción cinematográfica, limitada a formatos fílmicos y sin acceso a tecnología digital, exigía creatividad y esfuerzo colectivo. Las cámaras eran escasas y costosas, y los procesos de revelado y sonorización dependían de laboratorios en Buenos Aires.

A pesar de ello, la escuela de cine de Arteón formó a realizadores que luego destacaron en el ámbito nacional. Para Zapata y su generación, el cine fue pasión, herramienta de expresión, resistencia y memoria: “La juventud rosarina y argentina se moldeó en el cine. Se moldeó en el cine ideológicamente, temáticamente, estéticamente”.

La memoria, tanto personal como colectiva, atraviesa la obra de Zapata. Desde su infancia en el barrio de 27 de Febrero y Alem, y los veranos en Tortugas, hasta su formación autodidacta y su compromiso con la docencia, Zapata forjó una visión del arte como servicio y como construcción comunitaria. Su carrera abarca más de cuarenta obras estrenadas, giras internacionales y una extensa labor como docente en la Universidad Nacional de Rosario y la UAI. “Se enseña aprendiendo y se aprende enseñando”, afirma, reivindicando el diálogo y la sinceridad en la formación de nuevas generaciones.

La comunidad y la autogestión

La relación entre arte y comunidad, y la función social del artista, son ejes de la visión de Zapata: “La explicación más clara que daría es la existencia del teatro independiente. Nació hace muchos años y sigue de pie. Y sigue de pie por el apoyo del Instituto Nacional del Teatro, pero también por la fuerza, la convicción y la lucha de sus hacedores, de sus protagonistas, de los hombres que aprendieron que hacer teatro no es llegar, cambiarse y salir al escenario. Es limpiar la sala, mantener la luz, los alquileres, hacer las obras, ensayarlas, trabajar.”

La fusión de lenguajes y
La fusión de lenguajes y la experimentación artística definieron la obra de Néstor Zapata y el legado de Arteón.

La fusión de lenguajes y la experimentación marcaron la obra de Zapata desde los primeros años. “Yo empecé haciendo los cortos: mezclando cine y teatro. En el 66 estrené la primera obra, pionera también en Rosario de dos lenguajes fusionados. ”Sí, soy yo, desde aquí”, basado en una historia de “Así hablaba Zaratustra”, de Nietzsche”, relató Zapata.

La madrugada del 27 de octubre de 1972, el olor a humo y madera quemada aún flotaba en el aire cuando los primeros curiosos se acercaron. Los bomberos arrastraban mangueras entre las ruinas humeantes de la sala, mientras el eco de antiguas funciones parecía resistirse a abandonar las cenizas. El fuego había devorado el corazón de uno de los refugios culturales, pero ni las llamas, ni los años ni la dictadura lograrían reducir a escombros el espíritu del Arteón, esa rara mezcla de arte y ontología, de resistencia y creación, nacida en el vértigo de los 60.

En una Rosario sin escuelas
En una Rosario sin escuelas formales de cine ni teatro, los rodajes nacían del impulso y la experimentación colectiva.

El grupo había surgido casi de la nada, en un pequeño bar de la calle Sarmiento al 600. “¿Te gusta?, un poco de arte y un poco de ‘on’, por lo ontológico, por el hombre...”, recuerda uno de sus fundadores.

La pérdida de materiales por el incendio fue un golpe irreparable: “Esas películas se quemaron cuando el incendio total de la sala a fines del 72 y que, por supuesto, en aquel entonces, al no haber archivos digitales, todos los materiales se guardaban en las latas allí, en negativos y, por supuesto, perdimos”.

Malvinas y una obra necesaria

Entre sus creaciones más emblemáticas destaca “Malvinas canto el sentimiento de un pueblo”, una obra nacida diez años después de la guerra, concebida como homenaje a los excombatientes y que recorrió escenarios de Argentina, España y América Latina. La colaboración con Liito Nebbia en la música y el impacto emocional de las funciones, especialmente ante los propios veteranos, consolidaron su lugar en la memoria colectiva. Zapata también reflexiona sobre la función del teatro como espacio de esperanza y permanencia, como en “Hamlet se va de gira”, donde explora la condición humana y la capacidad de reinventarse a través del arte.

La obra 'Malvinas canta el
La obra 'Malvinas canta el sentimiento de un pueblo' de Zapata se transformó en un homenaje central a los ex combatientes.

La obra surgió de una necesidad ética y política: “Sentía la necesidad de dar algo, de entregar algo, de reconocer algo. La gran necesidad de hacer una obra sobre esa deuda aún impaga que es Malvinas. Y dijimos: ‘Bueno, vamos a darle’. Empezamos a leer, hablar con excombatientes, analizar las cosas, a escuchar discursos, informarnos. Y me senté un par de noches sin poder dormir, escribiendo, escribiendo, pensando escenas, y nació un poco esta obra emblemática.”

“La estrenamos en Rafaela y temblábamos cuando íbamos a salir a escena porque se había llenado de excombatientes que habían sido invitados a ver la obra en un teatro grande. Y estaban todos sentados en la primera fila y a mí me temblaban las piernas. Digo: ‘¿Pero quién soy yo para contar la obra de ellos, la vida de ellos?’ E hicimos la obra, terminó y cuando saludamos, treparon todos los excombatientes, se treparon al escenario por el frente...”.

El sentido de homenaje y memoria se volvió central: “Ahí comprendí que Malvinas no era una obra de teatro, era un homenaje. Era y es un homenaje”, afirmó Zapata.

Un patrimonio en el continente

Arteón ha producido, presentado o auspiciado más de 5.000 espectáculos de teatro y cine, con giras por Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, México, Paraguay, Panamá, Perú, Uruguay, Venezuela y España. Las cifras, que parecen inabarcables, son apenas la arista administrativa de una apuesta artística.

El primer cortometraje de Arteón,
El primer cortometraje de Arteón, C65, marcó un hito pese a su fracaso inicial y sentó las bases de una tradición de lucha.

Obras como “Stéfano” de Armando Discépolo, quinientas funciones en diferentes países, “Bienvenido León de Francia...!” más de setecientas funciones, “La Forestal” mil quinientas funciones desde 1984, y “Malvinas” novecientas funciones dan cuenta de la persistencia. Las giras no sóolo funcionaron como triunfos, sino como puentes hacia otras rebeldías; cada palco conquistado fue también una trinchera para el idioma nacional y la memoria.

El fin de un ciclo 60 años después

El cierre de Arteón en enero de 2024, tras el desalojo de la sala de Sarmiento 778 —declarada Patrimonio Histórico y Cultural de Rosario—, expone una paradoja dolorosa. El mismo Estado que reconoció el valor patrimonial del espacio permitió su desalojo y posterior alquiler para actividades ajenas a su historia, dejando a la comunidad artística sin un lugar propio.

El desalojo de la histórica
El desalojo de la histórica sala Arteón, declarada Patrimonio Cultural de Rosario, evidencia la falta de apoyo estatal al arte independiente.

Las promesas de diferentes instituciones de encontrar una nueva sede para Arteón siguen sin cumplirse. A pesar de la adversidad, el grupo mantiene su actividad, realizando funciones en salas prestadas y reafirmando su vocación de resistencia y autogestión.

En este escenario de incertidumbre, Zapata encuentra en el reconocimiento del público el mayor aliciente para continuar. Más allá de los premios y distinciones, el aplauso de la gente representa el verdadero motor de su trayectoria. Aunque el futuro de Arteón permanece abierto, la convicción de que la cultura seguirá siendo parte esencial de la identidad de los pueblos se mantiene intacta. La vitalidad del arte, sostiene Zapata, trasciende los espacios físicos y las coyunturas, porque nace de la necesidad humana de soñar, recordar y compartir.

Últimas Noticias

Abuelos y nietos, jóvenes y ancianos: por qué es clave la convivencia intergeneracional

La experiencia lo demuestra y los especialistas consultados por Infobae lo confirman: la interacción significativa entre generaciones disminuye la discriminación por edad y fortalece las redes de apoyo: los viejos pasan el testigo y los niños fortalecen su autoestima y su sentido de pertenencia

Abuelos y nietos, jóvenes y

Cuál es el “antioxidante maestro” recomendado por expertos que promete prevenir la aparición de canas

Esta sustancia, que puede encontrarse en diversos alimentos, juega un rol ante el estrés oxidativo. Cómo incorporarlo a la dieta diaria

Cuál es el “antioxidante maestro”

El empleo que crece con la longevidad: las asistentes a domicilio

No son empleadas domésticas, no son enfermeras, tampoco psicólogas, ni tienen el estatus de acompañantes terapéuticas. Un libro publicado por la Universidad Nacional de General Sarmiento radiografía la realidad de este trabajo en un país que lo reconoce y lo regula

El empleo que crece con

“La soledad es el peor enemigo del envejecimiento saludable”, advierte José Jáuregui, el gerontólogo más reconocido de la Argentina

En diálogo con Infobae, el presidente de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría repasó los nuevos enfoques médicos que mejoran la autonomía y el bienestar de las personas +60. Por qué la ortogeriatría es la tendencia mundial para adultos mayores

“La soledad es el peor

Los adultos mayores que escuchan música pueden reducir su riesgo de demencia en más de un tercio

Esta conclusión surge de un estudio observacional internacional sobre más de 10.800 personas mayores de 70 años

Los adultos mayores que escuchan