Qué es la educación somática y por qué tu cuerpo necesita que le prestes atención

Permite la reducción del dolor crónico, especialmente de espalda, cuello y articulaciones, mejora la postura, el equilibrio y la coordinación; claves para el bienestar físico y para un envejecimiento saludable

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La educación somática propone un
La educación somática propone un aprendizaje que integra cuerpo, mente y contexto en un diálogo continuo.

La educación somática se ha consolidado como una disciplina que transforma la manera en que las personas perciben y habitan su propio cuerpo. Según Carlos Alberto Maselli, docente y terapeuta corporal, la clave de este enfoque es que se centra en cómo se hace: en la sensación interna y la conciencia del proceso. En cambio, la mayoría de las otras disciplinas se enfocan en qué se hace: la forma externa, la técnica o el rendimiento.

Formado en instituciones de Italia y Francia, y actualmente director de la Diplomatura en Educación Somática en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), Maselli sostiene que esta disciplina “tiene como objeto de estudio y práctica la autopercepción, entendiendo la percepción como el proceso mediante el cual interpretamos y organizamos la información que recibimos de nuestros sentidos, tanto del interior de nuestro organismo como de nuestro entorno”. En sus palabras, “en la educación somática, el que estudia y lo estudiado son lo mismo, permitiendo un aprendizaje que integra cuerpo, mente y contexto en un diálogo continuo”.

La diferencia fundamental con otras prácticas corporales, según Maselli, radica en el foco de atención: “Donde otras prácticas te enseñan a usar tu cuerpo, la educación somática te enseña a escucharlo y a aprender de él”. Esta perspectiva implica un cambio radical en la relación con el propio cuerpo, priorizando la experiencia interna sobre la forma externa.

“Donde otras prácticas te enseñan
“Donde otras prácticas te enseñan a usar tu cuerpo, la educación somática te enseña a escucharlo”, afirma Maselli.

Al abordar el concepto de experimentar el cuerpo “desde adentro”, Maselli describe que se trata de “dirigir la atención al mundo interno de sensaciones, es sentir y conectarse con el flujo constante de información que el cuerpo genera momento a momento”.

Para ello, destaca dos procesos clave: la interocepción, “la percepción de las señales internas del organismo como notar el ritmo de tu corazón, sentir la expansión y contracción de tus pulmones en la respiración, o reconocer las manifestaciones físicas de una emoción como la opresión en el pecho de la tristeza o el calor en la cara de la vergüenza”; y la propiocepción, definida como “el sentido del movimiento, la capacidad de saber dónde están las partes de tu cuerpo en el espacio sin necesidad de mirarlas”.

La conciencia somática, según Maselli, es un terreno aún en debate, pero él adhiere a la visión del neurocientífico Antonio Damasio, quien la define como “la capacidad biológica del cerebro para sentir y mapear constantemente el estado interno del cuerpo”.

Esta capacidad es innata, pero “lo que desarrollamos es la habilidad de acceder y afinar esa percepción”. A través de prácticas como la educación somática, “entrenamos al cerebro para que lea esos mapas corporales con mayor resolución y claridad. Es como pasar de una señal borrosa a una imagen en alta definición, lo que afina nuestra intuición y toma de decisiones”.

La práctica somática entrena al
La práctica somática entrena al cerebro para leer los mapas corporales con mayor claridad y precisión.

En cuanto a la importancia de esta conciencia en el aprendizaje, Maselli afirma que “es esencial porque facilita la neuroplasticidad y el cambio de hábitos”. Explica que “permite que el cerebro, al registrar conscientemente patrones de movimiento (incluso los ineficientes), acceda a la información sensorial necesaria para crear alternativas más funcionales y salir del ‘piloto automático’”.

“El movimiento es el puente tangible que conecta y unifica el cuerpo y la mente, actuando como el lenguaje a través del cual se comunican y se influyen mutuamente”, sostiene. Detalla que “la relación entre cuerpo y mente no es una calle de un solo sentido; es un diálogo constante y simultáneo y el movimiento es la conversación”. Así, un pensamiento puede traducirse en una respuesta física, y modificar conscientemente un patrón de movimiento puede influir en el estado de ánimo y la confianza.

Respecto a la liberación de hábitos o tensiones corporales, Maselli utiliza una metáfora esclarecedora: “Imagina que muchas de tus tensiones crónicas, como esos hombros que siempre están pegados a las orejas, no son un problema del músculo en sí, sino un hábito aprendido por tu cerebro”. La educación somática, en lugar de intentar “vencer” la tensión, “trabaja directamente con el ‘panel de control’: el cerebro. Lo hace usando la conciencia como herramienta principal”.

Mediante movimientos lentos y deliberados, “esta atención plena interrumpe el piloto automático. Es la primera vez en mucho tiempo que tu cerebro recibe información sensorial clara y detallada de esa zona ‘olvidada’. En ese momento, ocurre la magia de la neuroplasticidad”. Así, el sistema nervioso aprende a dejar de enviar la señal constante de contracción y el hábito se disuelve.

Movimientos lentos y deliberados ayudan
Movimientos lentos y deliberados ayudan a interrumpir el piloto automático del cuerpo y liberar tensiones acumuladas.

Dentro del campo somático, Maselli identifica tres ramas principales: la psicología somática, el trabajo corporal somático y el movimiento somático. Entre los métodos más influyentes menciona la Técnica Alexander, el Método Feldenkrais, el Body-Mind Centering (BMC) y la Eutonía.

En cuanto a los beneficios observados en quienes practican educación somática, Maselli enumera: “Reducción del dolor crónico, especialmente de espalda, cuello y articulaciones. Mejora de la postura, el equilibrio y la coordinación. Mayor facilidad y eficiencia en cómo se mueven en las actividades diarias y deportivas. Disminución del estrés y la ansiedad, al aprender a regular su sistema nervioso. Una mayor sensación de conexión y bienestar con su propio cuerpo. Potenciación de la creatividad y la expresión personal”.

Todas estas son cuestiones clave para llegar a una edad avanzada sin las limitaciones físicas que afectan la vida cotidiana. O al menos atenuándolas y retardando lo más posible la rigidez corporal.

El propio recorrido de Maselli en este campo estuvo marcado por su experiencia profesional: “Cuando vivía en Italia trabajé muchos años en salud mental donde me ocupaba de la actividad física con personas en situación de discapacidad grave, psicóticos y esquizofrénicos severos; fue necesario investigar otros modos de comprender la relación mente-cuerpo para poder interactuar con ellos”. Más adelante, en Argentina, profundizó en esta perspectiva para “hablar, difundir y proponer este enfoque ausente en la Educación Física”.

Según Maselli, “el movimiento es
Según Maselli, “el movimiento es el puente que conecta cuerpo y mente, el lenguaje con el que se comunican”.

Sobre el lugar que debería ocupar la educación somática en la salud y la formación actual, Maselli sostiene que “debería tener un lugar relevante tanto en la Salud como en la Educación, pero desde un enfoque radicalmente distinto al actual”. En el ámbito sanitario, “la somática actúa como prevención. Gran parte del dolor crónico, como el de espalda por ejemplo, no proviene de un daño estructural, sino de patrones neuromusculares ineficientes que el cuerpo ha aprendido. La somática nos enseña a ‘desaprender’ esa tensión”.

En la educación, “la Somática es fundamental. La ciencia de la cognición encarnada (embodied cognition) nos muestra que pensamos con el cuerpo. Un sistema nervioso sereno es el estado fisiológico óptimo para la atención y la memoria, y la Educación Somática nos da instrumentos para autorregularlo”.

A quienes se acercan por primera vez a esta práctica, Maselli les recomienda: “Venga con una mente curiosa y sin expectativas de ‘hacerlo bien’. La educación somática no se trata de lograr una forma perfecta, sino de prestar atención a tu propia experiencia. Sé paciente con vos mismo. Los cambios más profundos a menudo son sutiles al principio. Simplemente, permítete sentir, explorar y redescubrir la increíble inteligencia que ya reside en tu cuerpo. Es un camino de autoconocimiento que te sorprenderá”.