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Christopher Sepulvado, un hombre de 81 años condenado a muerte por el asesinato de su hijastro en 1992, murió el pasado sábado en la Penitenciaría Estatal de Louisiana, ubicada en Angola. Su muerte ocurrió menos de un mes antes de que se llevara a cabo su ejecución, programada para el 17 de marzo, en lo que habría sido una de las primeras ejecuciones en el estado en 15 años.
Según informó el Departamento de Seguridad Pública y Correcciones de Louisiana, Sepulvado murió por causas naturales derivadas de complicaciones relacionadas con sus condiciones médicas preexistentes. El caso de Sepulvado había cobrado relevancia no solo por la gravedad del crimen que cometió, sino también por el estado de salud en el que se encontraba en los últimos años.
De acuerdo con su abogado, Shawn Nolan, el recluso sufría un deterioro físico y cognitivo significativo, padeciendo enfermedades crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una arteria cerebral bloqueada y gangrena que recientemente había llevado a la amputación de una pierna. Días antes de que se emitiera la orden de ejecución, los médicos habían recomendado que Sepulvado fuera trasladado a cuidados paliativos.
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Un crimen que marcó una condena histórica
Sepulvado fue condenado a muerte en 1993 por el asesinato de Wesley “Allen” Mercer, su hijastro de seis años. Según los documentos judiciales, el niño llegó a casa en marzo de 1992 tras un incidente en la escuela que dejó su ropa interior sucia.
Como castigo, Sepulvado y su esposa le negaron comida y ropa limpia durante dos días. Posteriormente, el hombre golpeó al niño con el mango de un destornillador hasta dejarlo inconsciente y lo sumergió en agua hirviendo. Las quemaduras resultantes fueron fatales, y el menor murió antes de llegar al hospital.
El caso conmocionó a la opinión pública y llevó a la sentencia de muerte de Sepulvado, quien pasó más de tres décadas en el corredor de la muerte. Durante este tiempo, sus abogados argumentaron que había mostrado arrepentimiento y se había convertido en un modelo de conducta dentro de la prisión, dedicándose a la fe cristiana y ayudando a otros reclusos.
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La pena de muerte en Luisiana
La muerte de Sepulvado ocurre en un momento en que Louisiana se prepara para reanudar las ejecuciones tras una pausa de 15 años. Según reportó CBS News, la falta de interés político y la dificultad para obtener los medicamentos necesarios para las inyecciones letales habían detenido las ejecuciones en el estado desde 2010. Sin embargo, el gobernador republicano Jeff Landry anunció recientemente la implementación de un nuevo protocolo que incluye el uso de gas de nitrógeno como método de ejecución.
El gas de nitrógeno, que priva al cuerpo de oxígeno al obligar al condenado a inhalar nitrógeno puro, ha sido objeto de controversia. Aunque algunos defensores lo consideran un método rápido y supuestamente indoloro, críticos como el reverendo Jeff Hood, testigo de la primera ejecución con este método en Alabama, lo han calificado como “horrífico” y una forma de tortura. Este método también ha sido cuestionado por posibles violaciones a la Octava Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que prohíbe los castigos crueles e inusuales.
La ejecución de Sepulvado estaba programada para el 17 de marzo, y habría sido la primera en Louisiana en utilizar gas de nitrógeno. Sin embargo, su fallecimiento dejó a Jessie Hoffman, otro recluso condenado por el asesinato de Mary “Molly” Elliot en 1996, como el próximo en la lista para enfrentar este método el 18 de marzo. Hoffman, junto con otros siete reclusos, forma parte de una demanda federal que cuestiona la constitucionalidad de la pena de muerte en el estado.
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El fiscal general de Louisiana, Liz Murrill, expresó su frustración por la demora en la ejecución de Sepulvado, calificando el crimen como “atroz” y lamentando que la justicia no se haya cumplido en vida del condenado. “La justicia debió haberse impartido hace mucho tiempo por el acto atroz de golpear brutalmente y luego escaldar hasta la muerte a un niño indefenso de seis años”, declaró Murrill, según consignó USA Today.
A pesar de la gravedad de su crimen, los abogados de Sepulvado argumentaron que su ejecución habría sido innecesaria, dado su estado de salud terminal y su transformación personal durante las décadas que pasó en prisión.
Según un documento de clemencia presentado en 2023, Sepulvado se dedicó a liderar oraciones, estudiar la Biblia y ayudar a otros reclusos a encontrar consuelo espiritual. “El trabajo arduo que Chris realizó durante sus décadas en prisión para enfrentar el daño que causó, convertirse en una mejor persona y dedicarse a servir a Dios y ayudar a otros fue ignorado”, afirmó Nolan en un comunicado.