
Marc Lore nació en Staten Island, Nueva York, en 1971, en el seno de una familia de clase media. Según New York Times, creció rodeado de la monotonía suburbana, pero su cabeza siempre estaba en movimiento. Le fascinaban los números, los negocios, el concepto del dinero en sí mismo.
Desde pequeño, compraba y vendía tarjetas de béisbol, un pasatiempo convertido en su primer emprendimiento. No le interesaban las figuras de los jugadores tanto como la fluctuación de precios, las estrategias de compra y venta, el valor percibido de un objeto. Quería entender cómo funcionaba el mercado, cómo el deseo de la gente por algo podía traducirse en cifras.
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En la universidad, estudió negocios y economía en Bucknell, donde profundizó su curiosidad por los sistemas financieros. Tras graduarse, pasó seis años trabajando en bancos, moviéndose entre tres instituciones diferentes. Aprendió sobre inversión, riesgo y mercados, pero algo dentro de él ardía...
La estructura corporativa le sofocaba. No quería ser solo un engranaje en la maquinaria. Quería construir su propio imperio.

A finales de los noventa, cuando internet comenzaba a redefinir el comercio, Lore vio una oportunidad. Si las acciones podían comercializarse en tiempo real, ¿por qué no los objetos de colección? En 1999 fundó The Pit, una plataforma para comprar y vender tarjetas coleccionables de béisbol de manera instantánea.
Según reseñó Forbes, el sitio operaba como una bolsa de valores para estos productos, permitiendo a los usuarios intercambiarlos con una lógica de mercado en tiempo real. La empresa creció rápido y en 2001 la vendió por 6 millones de dólares. No era una suma astronómica, pero lo suficiente para confirmar lo que sospechaba: tenía olfato para los negocios.

Poco después, su vida cambió con la llegada de su primera hija. En medio de las noches en vela, se enfrentó a un problema común para los padres primerizos: quedarse sin pañales en el peor momento posible. Le resultaba absurdo que, en plena era digital, no existiera un servicio eficiente para comprar productos básicos para bebés.
Así nació Diapers.com, un negocio que comenzó con una simple promesa: entregar pañales más rápido y más barato que cualquier tienda física.

El proyecto despegó con una velocidad inesperada. Según The Wall Street Journal, Lore diseñó un sistema de distribución ultrarrápido, optimizando almacenes y rutas de envío para que los productos llegaran en 48 horas.
La empresa matriz, Quidsi, creció hasta incluir otros sitios como Soap.com y BeautyBar.com, alcanzando los USD 300 millones en ingresos anuales. Pero entonces, Amazon notó su presencia.

El gigante del comercio electrónico no toleraba la competencia. Según Forbes, Amazon bajó agresivamente los precios de los pañales en su plataforma, vendiéndolos a pérdida para sofocar a Diapers.com.
Mientras Quidsi necesitaba rentabilidad para sobrevivir, Amazon podía sostener las pérdidas indefinidamente. En 2010, sin otra salida, Lore vendió la empresa por 500 millones de dólares en efectivo. Se unió a Amazon por dos años, aprendió su sistema desde adentro, tomó notas mentales. Y planeó su revancha.

En 2014, salió con su apuesta más ambiciosa: Jet.com. Si Amazon reinaba con su modelo de eficiencia y conveniencia, Jet buscaba romper el mercado con precios más bajos y un sistema de descuentos dinámico.
Según The New York Times, la plataforma ofrecía rebajas a los clientes que agrupaban productos en un mismo envío o utilizaban métodos de pago específicos. La idea era construir un Costco digital, donde los usuarios pagaran una membresía anual de 50 dólares y obtuvieran descuentos agresivos.
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El concepto generó un entusiasmo inmediato entre los inversionistas. En menos de un año, Jet recaudó 225 millones de dólares con respaldo de Google Ventures y Goldman Sachs. Pero había un problema: Amazon no se quedaría de brazos cruzados. Jet necesitaba crecer rápido, ganar cuota de mercado antes de que la competencia reaccionara. En 2016, Walmart apareció con una oferta inesperada: 3,3 mil millones de dólares por la compañía. Fue la mayor adquisición en la historia del minorista.
Lore se convirtió en el CEO de Walmart eCommerce, con la misión de transformar la compañía y competir con Amazon en el terreno digital. Durante cuatro años, modernizó la plataforma, optimizó la logística y expandió su presencia online. Pero en 2021, decidió que era hora de salir. Ya había conquistado el comercio digital. Ahora quería algo más grande.
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Según Forbes, ese mismo año, fundó Wonder, una empresa diseñada para revolucionar la industria de la comida a domicilio. Su primera apuesta fue radical: vans equipadas con hornos, que cocinaban la comida en la puerta del cliente. Los menús eran diseñados por chefs de renombre como Bobby Flay y José Andrés. Pero el modelo no funcionó.
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Según Forbes, la logística era insostenible y la empresa perdió 80 millones de dólares en la transición a un sistema de tiendas físicas.
Wonder ahora opera en 37 ubicaciones, con planes de expansión agresivos. En 2023, Lore adquirió Blue Apron por 100 millones y Grubhub por 650 millones. Aunque la empresa sigue en números rojos, espera generar $2.000 millones en ingresos y salir a bolsa en 2028.
Al mismo tiempo, presentó un proyecto aún más ambicioso: Telosa, una ciudad construida desde cero con un enfoque en la equidad y la sostenibilidad. La ciudad costaría USD 400 mil millones, utilizaría solo energía renovable y contaría con un modelo de propiedad compartida llamado “equitismo”. El objetivo es que Telosa tenga 5 millones de habitantes en 40 años, aunque su viabilidad es incierta.
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Sin embargo, Marc Lore no solo quería cambiar el comercio digital o la industria alimentaria. También quería entrar en el mundo del deporte, en las grandes ligas, en un negocio donde los números y las estrategias no solo se jugaban en tableros financieros, sino en canchas de madera pulida.
En 2021, junto a su socio Alex Rodríguez, firmó un acuerdo para comprar los Minnesota Timberwolves y las Minnesota Lynx, franquicias de la NBA y la WNBA, por 1.500 millones de dólares. Fue una apuesta diferente a todo lo que había hecho antes. No se trataba de fundar algo desde cero ni de competir con Amazon o Walmart. Era comprar una franquicia con historia, una marca con una base de fanáticos apasionados, y convertirla en una potencia.
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El acuerdo fue estructurado en pagos escalonados. En una primera fase, Lore y Rodríguez compraron el 20% del equipo en 2021. Luego, en 2022, ejecutaron la segunda parte de la compra, alcanzando el 40% de propiedad. Pero la transacción completa no sería inmediata.
Glen Taylor, dueño de los Timberwolves desde 1994, mantendría el control hasta que los nuevos socios completaran el pago final, programado para 2024, con lo que alcanzaron el 80% de participación y se convirtieron en los dueños mayoritarios.
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Taylor, un magnate de la impresión de invitaciones de boda, había comprado los Timberwolves por $88 millones en 1994, evitando que el equipo se mudara a Nueva Orleans.
Durante su gestión, el equipo tuvo momentos de gloria con Kevin Garnett como estrella en los años 2000, pero pasó largas temporadas en la mediocridad. La llegada de Lore y Rodríguez prometió un cambio de mentalidad, una visión más agresiva y un enfoque moderno en la gestión deportiva.
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Desde el momento en que pusieron un pie en la organización, Lore y Rodríguez no fueron propietarios pasivos. Se involucraron en todas las decisiones clave del equipo. Trajeron una visión empresarial al modelo de gestión, similar a lo que otros empresarios exitosos han hecho en la NBA, como Steve Ballmer en los Clippers o Joe Tsai en los Nets.
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Uno de los primeros movimientos bajo su influencia fue la contratación de Tim Connelly como presidente de operaciones en 2022. Él, reconocido por haber construido a los Denver Nuggets campeones en 2023, llegó con la misión de transformar a los Timberwolves en un contendiente serio. Para lograrlo, en el verano de 2022, ejecutaron uno de los traspasos más audaces de la NBA: la llegada de Rudy Gobert.

El equipo envió una cantidad masiva de activos —cinco jugadores y cinco selecciones de draft— a los Utah Jazz a cambio de Gobert, uno de los mejores defensores de la liga. La apuesta era clara: construir un núcleo sólido alrededor de Anthony Edwards y Karl-Anthony Towns, con Gobert como ancla defensiva.

El impacto no fue inmediato. En la temporada 2022-23, los Timberwolves apenas llegaron a los playoffs, siendo eliminados en la primera ronda. Pero en 2023-24, la visión de Lore y Rodríguez comenzó a dar frutos. Minnesota se consolidó como una de las mejores defensas de la liga y terminó la temporada regular entre los primeros puestos de la Conferencia Oeste.
De ser un equipo irrelevante durante casi dos décadas, los Timberwolves se convirtieron en un contendiente real.

Sin embargo, cuando Lore y Rodríguez estaban listos para dar el último paso y tomar el control total del equipo, Taylor intentó bloquear la venta. En marzo de 2024, el empresario anunció que ejercería su derecho de cancelar el acuerdo, argumentando que los nuevos propietarios no habían realizado el pago final dentro del plazo de 90 días
Lore y Rodríguez reaccionaron de inmediato, defendiendo su posición. Argumentaron que el retraso se debió a la lenta aprobación de la NBA y acusaron a Taylor de tener “remordimientos del vendedor”, especialmente después de que el valor de los Timberwolves se duplicara en los últimos años.
El caso fue llevado a arbitraje, donde un panel dictaminó que la transacción debía continuar según lo pactado originalmente. Ahora, solo falta la aprobación final de la Junta de Gobernadores de la NBA, donde al menos 23 de los 30 propietarios deben votar a favor de la venta.