Cuando era tan solo un niño, ya competía en las carreras y cross escolares. Tras ello pasó al fútbol, como la gran mayoría de los niños, pero con 16 años decidió que era el momento de volver a correr porque quería “mejorar su salud”, y acabó enganchado. Poco a poco se fue haciendo un hueco en ese mundo. Incluso participó en distintos campeonatos de España mientras lo compaginaba con su profesión: la nutrición. Ahora, su vida ha vuelto a dar un giro de 180 grados gracias a una llamada, la de Elena Congost, y una propuesta: ser su nuevo guía. Lo ocurrido en los Juegos Paralímpicos está muy presente en la vida de Roger Sans y por ello “siempre entreno con algo entre las manos”, asegura a Infobae España.
Los Juegos Paralímpicos fueron todo un festín para la delegación española. Un total de 40 medallas llegaron a España tras la cita olímpica. Pero en medio de esa euforia, una polémica eclipsó el momento y dejó un sabor agridulce entre los deportistas españoles y, en especial, en sus protagonistas, Elena Congost y Mia Carol. La atleta y su guía cruzaron la meta de la maratón en una brillante tercera posición que les aseguraba el bronce. Pero un problema en los metros finales de la competición provocó su descalificación: Elena se soltó de la cuerda de su guía. “Dejo ir la cuerda un segundo porque una persona a mi lado se va de morros al suelo. Y vuelvo a coger la cuerda y entramos a meta”, dijo la atleta en Radio Marca.
Con la mira ya puesta en Los Angeles, ha decidido tomar una decisión: cambiar de guía. No por lo ocurrido en París, no porque nada fuera culpa de Mia, sino por la necesidad de seguir avanzando. Roger Sans será el nuevo encargado de guiar a Elena en las distintas competiciones que afronten juntos y en especial de cara a los Juegos Paralímpicos de Los Angeles.
Pero lo cierto es que Roger y Elena se conocen desde hace tiempo, mucho antes siquiera de que a la atleta paralímpica se le pasara por la cabeza el cambiar de guía. Les unió una preocupación común por la nutrición.
Cuando Roger volvió a enfocarse en correr, de repente comenzó a encontrarse mal haciendo deporte, y fue entonces cuando le diagnosticaron celiaquía. “Para mí fue un cambio bastante grande”, asegura. Este diagnóstico hizo que empezara a comer mejor, más equilibrado y saludable, y comenzó a mejorar en todos los aspectos. Llegó incluso a adelgazar 11 kilos. “En ese primer año corriendo quedé el cuarto de Cataluña en los 100 metros de obstáculos en pista”.
Tan solo un año después, ya había conseguido registrar la mínima para ir al campeonato de España junior. El diagnóstico de la celiaquía y los cambios que protagonizó al cambiar su alimentación le animaron a meterse de lleno en el mundo de la nutrición. “Yo no era buen estudiante que digamos. Ni siquiera hice bachillerato y pasé a una FP de mecánica de grado medio y luego superior. Pero con el diagnóstico me empecé a preocupar por lo que comía y leía todo el rato sobre ese tema. Entonces pensé en estudiar nutrición en la universidad”. Y fue así como realmente encontró su “pasión y vocación”.
Las redes sociales y Elena Congost
Ya antes de terminar la carrera, empezó a utilizar las redes sociales para divulgar los conocimientos que iba aprendiendo. Pero el hecho de compaginar la carrera, las redes y las competiciones se volvió un problema. No por falta de tiempo, no por falta de disciplina, sino porque cuando las competiciones le coincidían con exámenes no le dejaban aplazarlos y le obligaban a presentarse a la segunda convocatoria. Lejos de darse por vencido, decidió que iría compaginándolo como pudiera. Fue gracias a las redes como muchos atletas empezaron a fijarse en su cuenta y contactar con él.
“El entrenar para mí y subirlo a redes creo que es el mejor marketing que uno puede hacer. Intento siempre enseñar lo que hago y cómo mejoro”. Un escaparate ante el que muchos atletas se han parado a mirar. Javi Guerra, Julio Rey y otros atletas de 400 metros, son algunos de sus clientes. Elena Congost llegó de la misma manera a su vida. Hace un año y medio, la atleta paralímpica, que ya le seguía en redes sociales, le escribió para preguntarle por nutrición. “Me explicó su caso y la verdad es que me pareció superinteresante, aunque no estaba nada puesto en el mundo del paralímpico”. Fue así como comenzó su relación.
“Elena quería volver a retomar los entrenamientos tras haber sido madre con el objetivo de luchar para ir otra vez a los Juegos Paralímpicos”, asegura Roger. Los cambios que experimentó gracias a la magia de Sans con la nutrición no se hicieron esperar y el billete a París tampoco. Tras la cita olímpica, escribió a Roger y le dijo que tenía que hablar con él. ”Yo pensaba que era para retomar el tema de la alimentación después del parón postjuegos”. Nada más lejos de la realidad. Elena quería que Roger fuera su nuevo guía. “Me quedé sin aliento. Estaba temblando”, recuerda.
“Para cualquier deportista que le guste el deporte, el hecho de que alguien pueda brindarte esta oportunidad de poder acompañarle, de poder guiarle, ya sea con un deportista ‘normal’ haciendo de liebre como con un deportista paralímpico, es una gran responsabilidad. Vas a hacer de referente de alguien, va a confiar en mí. No me lo pensé ni medio segundo. Le dije: ‘Puedes contar conmigo y vamos a por Los Angeles’”, destaca. La idea de que pueda volver a ocurrir lo mismo que le pasó en París a Elena se le ha pasado por la cabeza. “Yo en mi día a día, cuando voy a correr, intento llevarme un pañuelo en la mano para agarrarlo y acostumbrarme a tener algo”, confiesa.
Ahora es más consciente de todo lo que hay detrás de un atleta paralímpico. “Es que nosotros lo tenemos tan fácil. Es solo salir a la calle y correr y ellos tienen que compaginar muchas cosas para poder correr. Son un ejemplo de superación”. De la mano de Elena, se abre para Roger una nueva etapa, una nueva posibilidad, con los Juegos Paralímpicos de Los Angeles como reto principal.