El datáfono de un restaurante se estropea y el dueño dice a 70 clientes que se vayan a casa y le paguen después: “Confiaba en su honestidad”

Ante la imposibilidad de cobrar con tarjeta, el propietario permitió que los comensales abandonaran el local sin abonar el importe en el momento

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Cobro con datáfono en un
Cobro con datáfono en un restaurante (Montaje Infobae con imágenes del Restaurante Alla Stanga)

Una cena cotidiana en el restaurante Alla Stanga, ubicado en el municipio italiano de Sedico (en provincia de Belluno), se transformó en una curiosa situación debido a un imprevisto tecnológico: el datáfono para cobrar con tarjeta dejó de funcionar en pleno servicio.

Ante la imposibilidad de cobrar como era habitual en el establecimiento, el propietario, Luca De Cia, se vio obligado a tomar una decisión poco convencional. En lugar de buscar soluciones apresuradas o exigir efectivo, que casi nadie llevaba encima, optó por confiar en sus clientes y permitió que más de 70 personas abandonasen el local sin pagar en el momento, a condición de que realizaran una transferencia bancaria cuando llegaran a sus respectivos hogares. “Confiaba en su honestidad”, explicó De Cia en declaraciones al medio Il Dolomiti, mostrando orgullo con su apuesta firme por el civismo y la buena fe de su clientela habitual.

Cuando la tecnología falla y el efectivo desaparece

Cuando el datáfono del restaurante dejó de funcionar, inutilizando los pagos con tarjeta, el método que hoy predomina entre los clientes, De Cia avisó del problema a quienes llamaban para reservar, pero eso no evitó que muchos de los comensales llegaran sin efectivo. “Ya nadie sale de casa con dinero en efectivo. Sin embargo, la tecnología, sobre todo en lugares como este, no siempre es fiable”, relató el propietario al medio italiano.

Lo ocurrido en Alla Stanga no fue extraordinario, pues tal y como indicó De Cia, el datáfono en las zonas rurales “no es una certeza“. Es por esto, que el propietario del restaurante explicó que ”especialmente en tiempos en los que la mayoría anda sin efectivo” es importante que los negocios se organicen bien. Además, la geografía de la zona y las condiciones meteorológicas son otros factores que pueden complicar el funcionamiento de la tecnología en este tipo de regiones más alejadas.

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Decidieron confiar: “Después de años de experiencia, dejamos de enfadarnos”

El inesperado contratiempo llevó a Luca De Cia y a su esposa, Patrizia, a organizarse de otra manera junto a su equipo de trabajo. “Cuando suceden cosas estas, la jornada se convierte en un problema”, reconoció. De ahí que propusieran a los clientes un pago diferido: “Les pedimos que nos hicieran una transferencia bancaria”. Al menos setenta personas aceptaron irse del restaurante sin pagar en ese momento, según precisó De Cia: “En un cierto momento dejamos de contarlas”.

Lejos de la preocupación, el propietario aseguró que la decisión estuvo motivada por su convicción personal: “Decidí confiar porque estoy convencido de que si das confianza, esta te vuelve”. De Cia aseguró que la experiencia y los años en el sector le han enseñado a relativizar incluso las situaciones más problemáticas: “Después de años de trabajo y experiencia, mi esposa y yo dejamos de enfadarnos cuando los clientes reservan y no se presentan, y el mismo razonamiento lo aplicamos en este caso para los pagos. Nos dijimos: ‘En el peor de los casos, nos haremos ricos la próxima vez’”, comentó con ironía.

Los días pasaron y la confianza depositada por la familia De Cia en sus clientes no defraudó. En sus declaraciones a Il Dolomiti, el propietario concluye: “Somos afortunados porque no nos faltan clientes, pero en general confiamos en la honestidad de los demás y ha salido bien”.