El 44% de los trabajadores de España dejaría su empleo sin tener otra oferta cerrada: “Si trabajo mucho y a penas llego a final de mes, no me compensa”

Aunque continúa siendo la razón más citada por los empleados, sólo el 45% dice buscar un mejor sueldo como principal razón para cambiar de puesto

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Renunciar al trabajo. (Freepik)
Renunciar al trabajo. (Freepik)

El 44% de los trabajadores españoles dejaría su empleo sin tener otra oferta cerrada. Esta decisión, que puede parecer impulsiva, es fruto de un proceso interno de mayor calado e influenciado por factores psicológicos. El porcentaje, que se sitúa cinco puntos por encima de 2024 y diez puntos por encima del de 2022, nace del informe sobre intención de cambio de empleo realizado por InfoJobs.

Dentro de ese 44%, el informe detalla que un 13% declara no sentirse preocupado por no tener otro empleo de forma inmediata, mientras que un 22% indica que buscaría otro trabajo, aunque de forma selectiva y tomándose su tiempo. El 9% restante lo haría de forma inmediata. Sin embargo, el 56% de los trabajadores mantiene una actitud conservadora, ya que sí dejarían su empleo actual, pero con una oferta de trabajo ya cerrada. Además, la investigación del portal de empleo revela que el 15% de los trabajadores españoles piensa en cambiar de empleo en los próximos 12 meses.

La psicóloga y directora de Alcea Psicología, Lucía Camín, señala que existen cuatro factores principales por los que una persona estaría dispuesta a tomar este tipo de decisiones. En primer lugar, la desmotivación laboral. Según la experta, normalmente nos sentimos realizados cuando hacemos lo que nos gusta, cuando nos sentimos reconocidos por nuestro desempeño y cuando se cumplen nuestras expectativas. Sin embargo, si realizamos continuamente tareas tediosas que no elegimos o con las que no estamos de acuerdo, cuando no recibimos el reconocimiento de nuestros superiores o compañeros o hay problemas en la comunicación, “podemos llegar a tener una sensación de desesperanza que puede empujarnos a dudar de nosotros y de si estamos en el trabajo correcto”.

El segundo factor es la gestión del estrés acumulado. Según Camín, estar sometido de manera continuada a altos niveles de estrés puede afectar “seriamente” a la capacidad de la persona para encontrarse bien en su puesto, generando un cansancio emocional y físico notable, “el conocido síndrome del burnout”, detalla. En palabras de la experta, esto sucede cuando en el trabajo predomina la sobrecarga laboral, aunque hay ciertas personas que disponen de mayores recursos para lidiar con el estrés y otras que, por el contrario, pueden ser más sensibles a entornos muy exigentes. En cualquier caso, “el estrés crónico conduce a la desvitalización y al deterioro de la salud mental y física”.

La falta de tiempo y la conciliación con la vida personal es el tercer factor que puede llevar a un trabajador a renunciar a su puesto. Según Camín, la falta de tiempo provoca que dispongamos de menos momentos para “recargar pilas y descansar, y el poco que tenemos podemos estar cansados, y esto puede afectar negativamente a nuestras relaciones personales”. El cuarto factor es la dificultad de relacionarse con los compañeros: “Como animales sociales que somos, tenemos la necesidad psicológica de disfrutar de relaciones sanas, también en el entorno laboral. Si existen conflictos reiterados, falta de cooperación, o en casos más extremos, situaciones de acoso, podremos tener más riesgo de abandono”.

Además de estas razones, Camín destaca que puede haber circunstancias como padecer una enfermedad, un cambio de vida inesperado o un proceso personal profundo. Por su parte, el informe de InfoJobs detalla que los niveles de ingreso también influyen a la hora de afrontar un cambio de trabajo. En este sentido, un nivel de ingresos alto, vinculado con una mayor seguridad económica, empuja a asumir más riesgos o a ser más selectivo. Según los datos del portal, hasta un 20% de quienes tienen ingresos superiores a 2.000 euros mensuales dejaría su empleo sin preocuparse por encadenarlo con otro, mientras que alrededor de un tercio de quienes cobran entre 1.500 y 2.000 euros al mes se tomaría su tiempo para hacerlo.

El salario ya no es el principal motivo para dejar el trabajo

El informe también detalla que la búsqueda de un mejor salario ha perdido fuerza como principal motivo para cambiar de empleo. Aunque continúa siendo la razón más citada por los trabajadores, sólo el 45% sitúa el mejor sueldo como principal razón para cambiar de trabajo, lo que supone seis puntos porcentuales menos que en 2024. Según Camín, muchas personas, además de un buen salario, priorizan disponer de otros beneficios intangibles como mejores horarios, posibilidad de teletrabajo o reducción de viajes, que les permitan “satisfacer esta necesidad psicológica de tener una vida personal rica y de calidad”.

Esta bajada de importancia del salario se debe a que el desarrollo personal y el equilibro entre la vida privada y la profesional son aspectos cada vez más valorados por los trabajadores. Y cobran aún más relevancia si se tiene en cuenta que casi uno de cada cuatro trabajadores afirma que conciliar es cada vez más difícil, especialmente en la franja de 35 a 44 años, según el portal de empleo. Algo similar explica la psicóloga, que señala que esta necesidad se vuelve prioritaria entre las personas que tienen hijos a su cargo: “Los padres cada vez más quieren estar presentes en la educación y el desarrollo psicológico y afectivo de sus hijos”, argumenta.

Declaraciones de la directora del Departamento de Empleo, Diversidad y Protección Social de CEOE, Rosa Santos, que ha avisado de la pérdida de empleo en microempresas y el menor ritmo de crecimiento del mercado laboral.

La edad influye en la decisión de renunciar al trabajo

Dentro del informe, destaca que la intención de cambiar de trabajo varía significativamente según la edad. Así, casi cuatro de cada diez jóvenes de entre 16 y 24 años se plantea cambiar de trabajo en los próximos 12 meses, mientras que entre los mayores de 55 años el porcentaje desciende hasta apenas un 7%. Dentro de los perfiles de los nuevos trabajadores, figuran las ganas de mejorar su posición, con el 30%, mientras que a partir de los 25 años cobran mayor relevancia los motivos vinculados a la conciliación.

Por su parte, Camín comenta que una persona joven se encuentra en una etapa de exploración, por lo que “es más razonable que esté más dispuesta a probar diferentes entornos y sea más propensa al cambio. Normalmente, tienen menos cargas personales y por ello el riesgo asociado al cambio de trabajo es percibido como menor”. Además, considera que las nuevas generaciones buscan “una mayor realización personal”, ya que, a diferencia de las generaciones previas, no han estado tan expuestas a priorizar la estabilidad laboral o a permanecer en entornos negativos.

Un tercio de los trabajadores que menos gana planea dejar su trabajo

La intención de cambio también refleja diferencias en función del nivel salarial. Casi un tercio de los trabajadores con ingresos inferiores a 1.000 euros al mes planea cambiar de empleo en los próximos 12 meses, mientras que entre quienes superan los 2.000 euros la cifra se reduce al 11%. Pese a que la mejora salarial continúa siendo el principal motor de cambio en todos los tramos, en los perfiles con mayores ingresos gana peso la búsqueda de un mejor equilibrio entre vida personal y profesional, con el 36% de quienes ingresan más de 2.000 euros al mes.

Esto está directamente ligado al aumento del coste de vida. Según la psicóloga, es normal que muchas personas sientan una presión financiera por buscar un trabajo mejor, pero también existen aspectos emocionales y motivacionales que aceleran el cambio de empleo: “Si trabajo mucho y a penas llego a final de mes, no me compensa”, explica esta experta.

El papel empresarial en este aspecto es clave para lograr retener al talento y evitar que termine renunciando por alguno de los factores ya mencionados. Según la psicóloga, entre las estrategias que pueden aplicar los empresarios para mantener su plantilla se encuentran cuidar la sobrecarga laboral, facilitar un horario de trabajo atractivo —como jornadas intensivas, teletrabajo o mayor flexibilidad—, invertir en conocimiento y prevención en salud mental, y construir un equipo de liderazgo donde las variables psicológicas, emocionales y personales sean más que palabras.