
Pamela y Alistair Thompson, ambos de 75 años, jamás imaginaron que aquel pequeño árbol que compraron por apenas 94 dólares en 2010 se convertiría en una inesperada fuente de ingresos solidarios. Se trataba de un pino Wollemi, conocido como “árbol de los dinosaurios”, una especie prehistórica que se creía extinta hasta que fue redescubierta en Australia en 1994. Lo plantaron en el jardín de su casa en Wichenford, Worcestershire, y lo cuidaron durante más de una década hasta que alcanzó los cuatro metros de altura.
Esta primavera, el ejemplar produjo por primera vez varios conos cargados de semillas. Según relató Pamela al New York Post, “fue muy emocionante recolectar semillas de un árbol tan antiguo que vivió cuando los dinosaurios vagaban por el planeta”. La pareja calcula que cinco conos grandes han producido unas 500 semillas, cada una con un valor estimado de hasta 13 dólares en el mercado, siendo el valor total de en torno a 6.500 dólares.
Semillas con valor histórico y económico
El descubrimiento ha causado sorpresa por lo inusual del fenómeno. Los pinos Wollemi son coníferas que datan de hace más de 90 millones de años y solo sobreviven en lugares muy específicos. El ejemplar de los Thompson, adquirido como planta joven, ha demostrado que puede reproducirse fuera de su hábitat original, algo que entusiasma a botánicos y coleccionistas.
Pamela contó al New York Post que llevaba tiempo vigilando uno de los conos hembra: “Me dijeron que suelen dejar caer sus semillas a finales de agosto, principios de septiembre. Pero este año ha sido inusualmente seco y ocurrió antes. Hace unos días, alcancé un cono y todas las semillas cayeron en cascada en mis manos ahuecadas”.
El potencial económico es significativo. Un árbol joven de Wollemi puede llegar a venderse por más de 1.300 dólares. Con semillas a un dólar cada una, los Thompson calculan que podrían recaudar miles en los próximos años.
De un tesoro botánico a un proyecto benéfico
Más allá del interés científico y del valor comercial, la pareja ha decidido que su inesperada fortuna servirá para una buena causa. “Estamos planeando empaquetar las semillas en pequeños sobres de cinco o seis y venderlas en línea por siete dólares”, explicó Pamela al New York Post. La mujer, antigua oficial de policía retirada, añadió: “No buscamos enriquecernos, queremos hacerlas accesibles y recaudar dinero para caridad”.
El matrimonio, que tiene tres nietos, ve en este proyecto una manera de dejar un legado. Como señaló Pamela al New York Post, “aún no sabemos cuántas semillas serán sanas y producirán árboles; solo el tiempo lo dirá. Pero nos sorprenden mucho las cifras de este año y esperamos que se multipliquen en el futuro”.
El caso de los Thompson ha captado la atención internacional por combinar un descubrimiento botánico con una iniciativa solidaria. Lo que empezó como una compra casual hace 14 años se ha transformado en una oportunidad única para preservar un árbol que alguna vez compartió planeta con los dinosaurios y, al mismo tiempo, ayudar a quienes más lo necesitan.
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