Un asesor financiero revela el mayor error que cometen “miles de personas”: “Te hace creer que estás invirtiendo”

El experto Jesús Sisamón explica cómo calcular el coste real de ser propietario y ofrece claves para elegir entre comprar o alquilar sin caer en creencias erróneas

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Los altos precios del alquiler empujan a la compra precipitada de vivienda (para quien pueda): “No hay opción porque no hay oferta”

A la hora de valorar el siguiente movimiento en el mercado inmobiliario, el análisis tradicional sobre adquirir o arrendar una vivienda suele simplificarse en la idea de que “alquilar es tirar el dinero”, una creencia muy instalada en la cultura financiera española. Sin embargo, esta concepción ignora variables relevantes para una de las decisiones económicas más importantes de la vida de casi cualquier persona. El asesor financiero Jesús Sisamón, que comparte consejos para rentabilizar el ahorro en redes sociales, señala que este mito ignora factores de peso al comparar la propiedad con el alquiler. Para ayudar a tomar decisiones más objetivas, plantea una herramienta concreta: la regla del 5%. Este método revela el coste oculto anual de ser propietario y permite medir en igualdad real las dos opciones.

“Pago 800 euros de alquiler y podría tener una hipoteca por 800 euros; pues mejor compro, que al menos el piso es mío”, describe Sisamón como una forma de pensar habitual en un video de su canal de YouTube. Sin embargo, el experto advierte de que “el alquiler es casi siempre tu único coste. En cambio, la cuota hipotecaria es solo el principio de todo lo que cuesta tener una vivienda en propiedad”. Por último, el especialista señala la falsa confianza en que la compra de vivienda es la opción más rentable a largo plazo: “te hace creer que estás invirtiendo”.

El coste irrecuperable, la clave de la decisión

La regla del 5% atiende precisamente a estos aspectos ignorados. Consiste en sumar todos los costes irrecuperables de la vivienda: intereses hipotecarios, IBI, mantenimiento, reparaciones, gastos de compra, impuestos e incluso el coste de oportunidad, ese capital que destinas como entrada y que podrías invertir en otra parte, y convertirlos en una sola cifra anual. “Un 0,5% sería el IBI medio en España, un 1,5% el coste anual estimado de mantenimiento y un 3% por el coste del capital entre intereses de la hipoteca y la rentabilidad que podrías estar generando con ese dinero si lo invirtieras en otro sitio”, señala.

Escaparate de una inmobiliaria.
(Marta Fernández
Escaparate de una inmobiliaria. (Marta Fernández / Europa Press)

Aplicar la regla es sencillo: se debe multiplica el precio de la vivienda que se compra por el 5% anual y divide el resultado entre 12 meses. El dato obtenido es el “coste mensual irrecuperable de la propiedad”. Esta cifra puede, por fin, compararse objetivamente con un alquiler similar. Si puedes arrendar por un importe inferior, alquilar sería financieramente preferible. “Tiras dinero cuando tomas decisiones menos informadas, no cuando alquilas con cabeza y sabes lo que haces“, afirma Sisamón, desmontando la idea de que el alquiler equivale a pérdida.

Cómo saber si alquilar o comprar

El alquiler, bien gestionado, otorga ventajas razonables: menor inversión inicial, ausencia de gastos por averías estructurales y más liquidez disponible para otras oportunidades o emergencias. Además, reduce el estrés ante fluctuaciones inmobiliarias. Por el contrario, comprar solo resulta indudablemente atractivo si se va a residir en la vivienda durante muchos años, si se valora la estabilidad absoluta o si se adquiere una “ganga” difícil de repetir.

La compraventa de viviendas se disparó en junio un 17,9% respecto al mismo mes de 2024, hasta un total de 59.021 operaciones, según ha informado este martes el Instituto Nacional de Estadística (Fuente: INE / Europa Press).

En definitiva, la regla del 5% ofrece una base numérica clara para desmontar el mito de que alquilar significa siempre perder dinero. Así, la recomendación fundamental es analizar cada caso con todos los costes y proyecciones posibles en mente, evitando la presión social o la urgencia. Decidir entre comprar o alquilar requiere honestidad sobre el horizonte de vida y los recursos disponibles, y sobre todo, información rigurosa para que el hogar sea una elección acertada y sostenible.