Tener una mala higiene bucal aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares

Cuidar de nuestra higiene bucal no es un mero asunto de estética, pues también involucra un aspecto de la salud. No solo salud oral, sino sorprendentemente también del corazón. Numerosos estudios revelan una conexión significativa entre la mala higiene dental y las enfermedades cardiovasculares, destacando cómo el estado de la boca puede influir profundamente en la salud del corazón.

La periodontitis, una forma grave de enfermedad periodontal causada por la acumulación de placa y la falta de higiene oral adecuada, emerge como uno de los factores cruciales. Si no se trata, esta enfermedad conduce a la inflamación crónica de las encías, permitiendo que bacterias dañinas ingresen al torrente sanguíneo.

Desde allí, estas bacterias pueden adherirse al revestimiento interno de los vasos sanguíneos, comprometiendo su integridad y facilitando la propagación de la infección por todo el cuerpo, incluyendo órganos vitales. Este proceso no solo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis, sino que también puede desencadenar insuficiencias orgánicas graves e incluso amenazar la vida.

Además del riesgo de aterosclerosis, la mala salud bucal puede aumentar significativamente la probabilidad de desarrollar endocarditis infecciosa, una infección potencialmente mortal del revestimiento interno o las válvulas del corazón. En aquellos individuos con anomalías valvulares o prótesis cardíacas, las bacterias orales pueden colonizar áreas dañadas del corazón, requiriendo a menudo tratamientos prolongados con antibióticos o incluso intervenciones quirúrgicas de emergencia.

Algunos factores como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la diabetes, además de contribuir directamente a la mala salud bucal, también aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas. El tabaco, por ejemplo, debilita el tejido gingival y suprime la respuesta inmunitaria, mientras que la diabetes mal controlada afecta negativamente la circulación y la capacidad de cicatrización, empeorando tanto las enfermedades periodontales como las cardíacas.

Es crucial entender que, aunque una buena higiene bucal es fundamental, no constituye una garantía absoluta contra las enfermedades cardíacas, puesto que la genética, la dieta, el ejercicio y las condiciones médicas subyacentes juegan roles críticos en la salud cardiovascular general. No obstante, mantener una buena salud bucal mediante prácticas regulares como el cepillado, el uso de hilo dental y las visitas dentales periódicas, junto con el tratamiento temprano de problemas periodontales, puede significativamente reducir el riesgo de complicaciones sistémicas.

Los profesionales de la salud están cada vez más conscientes de la importancia de abordar la salud de manera integral. Esta integración se refleja en la colaboración entre cardiólogos y dentistas, quienes ahora consideran los factores de riesgo cardiovascular durante las revisiones dentales y viceversa. Este enfoque coordinado promueve una detección más temprana, tratamientos más personalizados y, en última instancia, mejores resultados para la salud a largo plazo.

Los expertos advierten que la boca, lejos de ser solo una entrada al sistema digestivo, emerge como un elemento crucial para el bienestar general. La conexión entre la salud bucal y las enfermedades cardíacas subraya la necesidad de incluir el cuidado dental como parte integral de la medicina preventiva. Al fomentar hábitos saludables, las personas no solo protegen su sonrisa, sino también su corazón, fortaleciendo así su salud y calidad de vida.