¿Qué es el coste de oportunidad y cómo se calcula?

El coste de oportunidad es un concepto esencial para evaluar decisiones en un mundo de recursos limitados. Desde las finanzas personales hasta las políticas públicas, este principio permite valorar las implicaciones de cada elección y optimizar el uso de los recursos disponibles

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Imagen ilustrativa Infobae España
Imagen ilustrativa Infobae España

El concepto de coste de oportunidad se encuentra en el núcleo de muchas decisiones económicas. En primer lugar a nivel individual, en las finanzas personales donde es importante tenerlo en cuenta, pero, sobre todo, a nivel colectivo.

Y es que este término se refiere al valor de los beneficios que se pierden al elegir una opción sobre otra. En otras palabras, es el precio de la alternativa descartada al tomar una decisión, lo que incluye los posibles beneficios que se habrían obtenido si se hubiera optado por esa otra alternativa, pero que finalmente no se obtuvieron frente a los que sí con la opción escogida.

Aunque pueda parecer un poco complejo de entender, el coste de oportunidad es, realmente, uno de los conceptos más importantes en términos económicos. Analizar bien el hecho de que cada vez que se decide producir o consumir un bien en lugar de otro, se incurre en un coste de oportunidad, es clave para el devenir de un proyecto, y sobre todo para entender qué otros caminos se podrían tomar para mejorar los beneficios en el futuro.

Estos son los dos tipos de coste de oportunidad que hay que conocer

El coste de oportunidad puede clasificarse en dos tipos principales: constante y creciente. El primero, el coste de oportunidad constante, se da cuando la relación entre los costes y la cantidad de productos permanece estable, sin importar el volumen producido.

Y, por el otro lado, está el coste de oportunidad creciente, también conocido como la ley de coste de oportunidad creciente, que es el que indica que, al aumentar la producción de un bien, el coste de oportunidad asociado también se incrementa. Este último tipo refleja, por norma general, que los recursos no siempre son igualmente eficientes para producir diferentes bienes, lo que genera un aumento en los costes al desviar recursos hacia una producción adicional.

En ese sentido, la importancia del coste de oportunidad radica en que los recursos disponibles son limitados, lo que obliga a individuos, empresas y gobiernos a tomar decisiones estratégicas. Por ejemplo, un gobierno puede enfrentarse a la disyuntiva de invertir en sanidad o en defensa- un tema bastante en auge, por cierto- mientras que una empresa puede decidir entre embarcarse en una nueva inversión o amortizar deuda.

En el ámbito personal, una persona puede evaluar si cambiar de coche o mantener el actual. En todos estos casos, calcular el coste de oportunidad implica analizar las consecuencias, los costes y los beneficios de cada alternativa antes de tomar una decisión fundada y con rigor, y no a la ligera.

Persona sosteniendo monedas en las
Persona sosteniendo monedas en las manos, con una alcancía de cerdo a un lado sobre la mesa. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Cuál es la fórmula para calcular el coste de oportunidad?

Para calcular el coste de oportunidad, es necesario identificar las opciones disponibles, establecer una unidad de medida (como dinero o tiempo, generalmente), y evaluar tanto los costes como los beneficios de cada alternativa. La fórmula básica para este cálculo es la siguiente:

Coste de oportunidad = Valor de la opción elegida - Valor de la opción no elegida

Y es interesante entenderlo también con ejemplos prácticos. Por ejemplo, está el caso de un ahorrador que mantiene su dinero en una cuenta bancaria sin intereses, en lugar de invertirlo en un depósito al 5%. Pues esta persona incurre en un coste de oportunidad equivalente a ese 5% sobre el total de su dinero.

Otro caso es el de un propietario de una vivienda vacía que podría alquilarla por 600 euros al mes (o por la cantidad que fuese, claro). Si decide no alquilarla, su coste de oportunidad sería esa cantidad mensual que deja de percibir.

Asimismo, un estudiante que opta por cursar una carrera universitaria renuncia a los salarios que podría ganar trabajando a tiempo completo, lo que constituye su coste de oportunidad.