
En muchas cocinas del mundo, especialmente en Europa y América Latina, hay una pregunta que se repite una y otra vez: ¿es necesario guardar los huevos en el frigorífico o pueden conservarse a temperatura ambiente sin riesgos?
La respuesta no es tan sencilla como parece, ya que depende de factores como el tratamiento post-cosecha, la temperatura del ambiente y las normas de seguridad alimentaria locales. En España, por ejemplo, los huevos se comercializan sin lavar, lo que permite mantener intacta la cutícula natural de la cáscara. Esta capa protege el interior del huevo de la entrada de bacterias, especialmente la temida Salmonella. Sin embargo, esta protección se vuelve vulnerable cuando los huevos se exponen a cambios bruscos de temperatura o a condiciones de almacenamiento poco higiénicas.

¿Qué pasa si dejas los huevos fuera del frigorífico?
Si bien es cierto que los huevos pueden permanecer a temperatura ambiente durante varios días sin ponerse malos, siempre que estén en un entorno limpio y fresco, lo más recomendable es mantenerlos refrigerados. Esto es particularmente importante en los meses más calurosos, cuando las temperaturas pueden superar fácilmente los 20 ºC. A partir de ese umbral, el riesgo de que las bacterias proliferen aumenta considerablemente.
Uno de los errores más frecuentes es colocar los huevos en la puerta del frigorífico. Aunque parezca un lugar práctico y muchas neveras incluyan una huevera allí, las oscilaciones térmicas por la apertura frecuente de la puerta pueden acortar la vida útil del huevo. En este contexto, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), recomienda guardar los huevos en su envase original y colocarlos en las baldas interiores del frigorífico, donde la temperatura es más estable y constante (entre 1 ºC y 4 ºC).
Por tanto, aunque técnicamente los huevos no se “echan a perder” de inmediato al estar fuera del frigorífico, los huevos mal conservados pierden frescura rápidamente y pueden volverse peligrosos si se contaminan. Por eso, lo más prudente y recomendable es mantenerlos refrigerados, alejados de la puerta del frigorífico y en su envase original.
Qué debes tener en cuenta para que los huevos no se pongan malos y evitar enfermedades
Para conservar los huevos de manera adecuada y prolongar su frescura, es fundamental seguir algunas recomendaciones clave. En primer lugar, no los laves antes de guardarlos: el lavado elimina la cutícula natural, que protege al huevo de bacterias y contaminantes. Además, mantén los huevos alejados de olores fuertes, ya que su cáscara porosa puede absorberlos, alterando su sabor.
Otro consejo importante es evitar sacar y volver a meter los huevos en el frigorífico. Los cambios de temperatura provocan condensación, lo que puede dañar la barrera protectora del huevo. Es esencial revisar la fecha de consumo preferente, que generalmente es de 28 días desde la puesta, para asegurar que están en buen estado.
Finalmente, haz la prueba del agua: si el huevo flota, es mejor descartarlo. Si se hunde y queda plano en el fondo, es señal de que sigue fresco y apto para el consumo.