Atrapada en el Metro de Madrid: “No nos podíamos mover, pero no sabíamos la causa”

Tamara es una de las usuarias que quedó atrapada en el transporte público a causa del apagón

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Trabajadores de Metro Madrid desalojan un tren atrapado en los túneles de la Línea 6. (Imágenes cedidas a Infobae España)

El histórico apagón del lunes 28 de abril pilló a muchos en el transporte público. La pérdida súbita de energía en toda España dejó trenes de cercanías, metro, media y larga distancia parados en medio de las vías, con miles de pasajeros atrapados en los vagones. Para el servicio de Metro de Madrid, el cero eléctrico supuso la paralización de todos sus trenes a las 12:30 horas. La red pública de transporte ha permanecido apagada hasta las 8:00 horas de este martes y no ha vuelto de forma completa hasta las 10:42 horas, cuando la el servicio de la línea 7A ha logrado restablecerse.

Entre los miles de usuarios diarios de Metro Madrid se encontraba Tamara, una joven que, como cada mañana, acudía ayer a la universidad. Hizo el trayecto de todos los días: un autobús hasta Cuatro Vientos, debido a los cortes por obras de la A-5, y un tren de la Línea 10 hasta Príncipe Pío. En la antigua Estación del Norte, Tamara hizo su trasbordo a la Línea 6. Instantes después de arrancar, el tren se paró en seco, dejando a los pasajeros atrapados en los túneles.

“Al principio toda la gente pensó que era por las obras de la Línea 6, porque alguna vez se ha parado y a los dos minutos ha reanudado la marcha”, cuenta por teléfono a Infobae España. Pero según pasaba el tiempo, muchos descartaban la teoría. “A los diez minutos, se apagaron las luces del tren y se encendieron las de emergencia”, explica.

“Nadie corría, nadie chillaba”

Andén de una estación de
Andén de una estación de metro completamente a oscuras en Madrid debido al apagón en el suministro eléctrico, este lunes. (EFE/Blanca Millez)

La preocupación crecía entre los usuarios, incomunicados con el exterior debido al apagón. Gracias al conductor y a un trabajador de Metro que viajaba con ellos camino a su puesto de trabajo pudieron enterarse poco a poco de lo sucedido. “Iban diciendo por todos los vagones que no había tensión en la catenaria y que, claro, no nos podíamos mover, pero no sabían la causa”, dice. La incertidumbre se juntaba con los nervios de muchos pasajeros que llegaban tarde a sus puestos de trabajo o a sus citas médicas.

“En ese momento pudieron conectar con la central y ahí sí que nos dijeron que había cortes de electricidad por toda España”, cuenta Tamara. Solo quedaba una solución: salir por el primer vagón a las vías y caminar hasta la parada de Argüelles. “Nos empezaron a dirigir a todos hacia el primer vagón y ahí nos habían habilitado unas escaleritas para bajar. Había gente esperándonos con unas linternas enormes para alumbrar”, relata.

El camino, dice la joven, fue tranquilo, “nadie corría, nadie chillaba, todo supernormal”. Mientras, los trabajadores de Metro ayudaban a los que más lo necesitaban: personas ancianas, con problemas de movilidad o que tenían que maniobrar con los carritos de bebé por los túneles. “Gente vestida de metro nos indicaba todo el rato por dónde ir”, afirma. Aplaude especialmente la actitud del trabajador que, sin haber comenzado su jornada, tranquilizó a los pasajeros y les asistió en todo lo posible. “Hizo superbién su trabajo, todo el rato viendo que no se quedase ningún pasajero atrás, diciendo toda la información, preguntando si necesitábamos algo”.

La travesía fue larga, pues Argüelles es una de las estaciones más profundas de la capital. “Teniendo en cuenta la media hora que estuvimos atrapados en el tren, a lo mejor pasamos una hora”, calcula la pasajera. Al salir, les esperaba una escena extraña: “Había un montón de policías con silbatos, El Corte Inglés estaba apagado y toda la gente se movía con muchas prisas”, dice. Ya en la calle, comenzaba para Tamara otra aventura: regresar a Madrid Sur.