
El gran apagón que sufrió España y Portugal durante toda la jornada del lunes dejó sin luz a todo el territorio peninsular. En cuestión de segundos desaparecieron 15 gigavatios, lo que equivaldría “al 60 % de la demanda del país en ese momento”.
Esta desconexión, cuyas causas continúan siendo una incógnita, ha provocado episodios de caos sobre todo en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde se han podido ver calles colapsadas, aglomeraciones en estaciones de tren y aeropuerto, y largas colas en los supermercados.
La situación fue especialmente frágil en la carretera, ya que los semáforos y el resto de señales que dependen de la corriente eléctrica se apagaron durante horas. Una de las imágenes que quedan para el recuerdo es la rotonda de la fuente de Cibeles (Madrid), que quedó totalmente colapsada ante la falta de estos dispositivos. También hubo imágenes de vecinos actuando como agentes de tráfico en algunas calles secundarias.
Se ha visto, por tanto, que los semáforos son elementos clave en la regulación del tráfico, ya que garantizan el flujo adecuado de vehículos y peatones en las ciudades. Ante situaciones extraordinarias como la vivida este lunes, es crucial saber cómo actuar para evitar accidentes y contribuir al orden en las vías.
Prioridad para los vehículos en la vía principal y los peatones
En el caso de que los semáforos de un cruce de calles dejen de funcionar, se debe aplicar el mismo principio que en los pasos a nivel o intersecciones sin semáforo. El Reglamento General de Circulación de España establece que, si los semáforos no funcionan, los conductores deben ceder el paso a los vehículos que se encuentren en la vía principal. Si se trata de un cruce con una vía de mayor capacidad, como una carretera nacional, los vehículos que circulen por esta tienen prioridad.
Cuando los semáforos para peatones no funcionan, se debe actuar como si no hubiera señales visibles para los caminantes. En este caso, el principio de precaución entra en juego: los conductores deben estar atentos a las personas que atraviesan las calles, cediendo el paso a los peatones si no hay semáforo en funcionamiento. Esto es fundamental, ya que la seguridad de los transeúntes debe prevalecer ante cualquier otro factor.
Las señales de tráfico y las marcas viales siguen siendo obligatorias
A pesar de que los semáforos dejen de funcionar, siguen existiendo las señales de tráfico y las marcas viales convencionales que no necesitan de electricidad, por lo que continúan teniendo plena validez. Esto incluye las señales de ceda el paso, stop y los límites de velocidad establecidos en la zona. Si un conductor se encuentra con un cruce sin semáforo, debe respetar las señales horizontales y verticales, siguiendo la normativa correspondiente a la intersección en cuestión. En este sentido, los conductores deben hacer un alto total en caso de encontrarse con una señal de “STOP”, incluso si no hay semáforo.
En las rotondas, la prioridad se establece en función del sentido de circulación y el tráfico. Si los semáforos dejan de funcionar en una rotonda, los vehículos que ya se encuentren dentro de la rotonda tienen prioridad sobre los que intentan ingresar, a menos que una señal indique lo contrario. Sin embargo, los conductores deben ser más cautelosos en estos casos, reduciendo la velocidad y vigilando a los demás usuarios de la vía, especialmente en horas de mayor tráfico.
Al margen del apagón, un semáforo puede fallar también debido a condiciones meteorológicas adversas, como niebla densa o lluvias intensas, donde la visibilidad en las intersecciones puede verse comprometida. En estos casos, se debe reducir la velocidad, incrementar la distancia de seguridad y realizar los cruces con especial precaución. Las intersecciones sin semáforo deben atravesarse con mayor lentitud, asegurándose de que no hay vehículos o peatones en el camino.
La principal señal cuando los semáforos dejan de funcionar es actuar con calma. En situaciones de incertidumbre, la rapidez no es recomendable. Es preferible detenerse y observar el tráfico circundante antes de continuar, permitiendo que otros conductores o peatones actúen de manera ordenada.