
“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”, dijo una vez el célebre escritor español Miguel de Cervantes, que tal día como hoy de 1616 fue enterrado. Y tenemos buenas noticias: los españoles continúan leyendo. De hecho, cada vez leen más. Según los últimos datos del ministerio de Cultura, el porcentaje de personas que leen libros en su tiempo libre ha superado por primera vez el 65%. Y eso tiene su efecto en las cifras del sector.
En 2023, último año del que se tienen datos de la Federación de Gremios de Editores de España, los resultados del sector del libro en nuestro país fueron muy positivos. La facturación aumentó un 5% respecto al año anterior y alcanzó los 2.856,95 millones de euros.
El número de obras vendidas también subió. Lo hizo un 3,3% hasta contabilizarse un total de 184,27 millones de ejemplares. Sin embargo, todavía son cifras bajas, comparadas con las que se registraban antes de la crisis de 2008. En 2007, justo antes de que comenzara la recesión, se vendieron 250,86 millones de ejemplares. A partir de ese año, las cifras fueron disminuyendo progresivamente, como se muestra en el siguiente gráfico.
“Está en discusión si la economía española va como un tiro o no, pero en el sector del libro no hay dudas: es mucho lo prosperado, pero todavía hay margen de mejora“, afirmó el presidente de la Federación del Gremio de Editores de España, Daniel Fernández, en la presentación de los resultados.
Además, la producción editorial sigue creciendo. En 2024, se registraron 89.347 libros en el sistema ISBN, lo que representa un aumento del 2,6% en comparación con 2023, según la Estadística de la Edición Española de Libros con ISBN, publicada recientemente por el Ministerio de Cultura.
El problema, según explican desde el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) a Infobae España, radica en que, aunque el número de lectores ha aumentado mucho en los últimos años, el crecimiento de las ventas no lo ha hecho al mismo ritmo por las dificultades actuales del sector, entre las que destaca la piratería.
La piratería y el precio de los libros: el reto de valorar la cultura
Según el último informe del Observatorio de la Sostenibilidad de la Cultura Escrita de CEDRO, el 67,5% de los consumidores de publicaciones editoriales, que incluyen tanto libros como prensa, acceden a ellas a través de canales ilícitos. Una problemática que se ha acentuado con el desarrollo de la Inteligencia Artificial y las aplicaciones de mensajería instantánea.
Y una de las principales justificaciones que esgrimen estos usuarios para recurrir a la piratería es el precio de las obras. Lo cierto es que, al igual que ocurre con otros productos, el precio de los libros ha experimentado un aumento, pasando de 12,72 euros de media en 2005 a 14,66 euros en 2023. Sin embargo, desde CEDRO apuntan a que la solución es la recuperación del valor de los libros.
“Sigue habiendo retos a la hora de reconocer todo el trabajo que escritores, traductores y editores realizan en el sector”, explica el director de CEDRO, Jorge Corrales. Desde su punto de vista, la solución a ello “pasa porque la administración pública lidere un movimiento de reconocimiento del valor de los libros y de la prensa". Y eso implica “incrementar las compras a bibliotecas, asumir el pago de derechos de autor por la reutilización de sus contenidos en el sector público e impulsar el desarrollo de las bibliotecas no solamente con la compra de libros”.
Y es que, no se puede olvidar que el 23 de abril es el Día Mundial del Libro, pero también de los Derecho de Autor. Por ello, Corrales recuera que al comprar un ejemplar, “no estás pagando solo el papel o el soporte. Estás pagando el esfuerzo y el trabajo de alguien que te está aportando un valor". En este sentido, “El problema quizás no sea el precio del libro, sino la percepción que la gente tiene de qué es un libro“. Es decir, de si solo es entretenimiento o forma parte de la educación, por ejemplo.
Aunque su precio es un tema recurrente y ampliamente debatido, los profesionales del sector defienden que todo lo que conlleva su creación y publicación justifica su valor. Como explican desde la editorial Ediciones en el mar, los distintos actores en la cadena editorial reciben su parte según los acuerdos preestablecidos. Generalmente, los autores y autoras suelen recibir entre el 10 y el 12% del precio de venta al público de cada libro (PVP). La distribuidora, por su parte, se lleva el 50% del precio, de los cuales la mitad corresponde a la librería que lo vende.
Así, en total, entre los autores, la distribuidora y la librería, se llevan el 62% del precio del ejemplar, mientras que la editorial se lleva el 38% restante. Esta se encarga de la edición, maquetación y corrección, así como el diseño de la portada y los interiores o los gastos de ilustración o fotografía para ello.
Las librerías siguen siendo el corazón del sector, aunque han tenido que reinventarse
Internet y Amazon ha amenazado su modelo de negocio. Pero ellas siguen subsistiendo. Las librerías y las cadenas libreras siguen siendo el principal canal de comercialización del libro, con un 54,9% de la facturación del sector.
“Pueden surgir nuevas prácticas, nuevos hábitos de consumo, nuevas fórmulas comerciales, pero el epicentro del libro siguen siendo aún, con notable diferencia, las librerías independientes y las cadenas de librerías”, explican desde la Federación de Gremios de Editores de España en su último informe. Y es que a las tiendas de libros no les ha quedado otra opción que reinventarse.
María Benítez regenta la librería Lápiz y Papel de Aranjuez (Madrid) -un negocio muy conocido en el pueblo- y explica para Infobae España que la clave de que tiendas como la suya sigan teniendo tanta participación en el mercado es que la mayoría de libreras y libreros intentan “ofrecer actividades complementarias, como cuentacuentos para los niños, clubs de lectura o firmas y encuentros con los autores”. Actividades que “completan la experiencia lectora, que nos diferencian de la venta online y que hace que la gente vuelva”, añade.
Con la voz que le da su experiencia, María tiene claro hacia dónde va el sector: “La presencia de las librerías físicas va a seguir siendo muy importante, lo ha sido siempre. Y es verdad que cierran algunas, pero también abren otras nuevas” argumenta, porque “los lectores lo necesitamos. Necesitamos que siga habiendo librerías. Lo reclamamos y lo reconocemos como algo bueno: un sitio donde podamos hablar de libros y estar entre libros”.
En un panorama cambiante, el sector del libro en España demuestra una fortaleza que va más allá de las cifras: reside en su capacidad de adaptación y en el valor simbólico y cultural que la lectura sigue teniendo para millones de personas. La industria aún tiene margen para crecer, pero también razones para celebrar. Porque si algo queda claro es que los libros siguen muy vivos, y quienes los crean, los venden y los leen, también.