
Si las herencias suelen ser fuentes de conflicto, lo son más cuando se trata de parejas separadas o divorciadas con hijos. El derecho hereditario establece que, tras el divorcio, el vínculo matrimonial se extingue por completo, lo que significa que, en principio, ninguno de los excónyuges tiene derecho a heredar los bienes del otro. Sin embargo, existen situaciones especiales que pueden influir en la distribución de los bienes, especialmente cuando hay hijos.
La legislación es muy clara cuando se trata de hijos mayores de edad, en estos casos “la expareja no tiene ningún derecho sobre la herencia”, señala Rogelio Villalba García, abogado, economista y responsable del departamento jurídico-fiscal de Asepyme.
El problema surge cuando los hijos son menores de edad, ya que aunque el progenitor que sobrevive no hereda directamente, puede convertirse en el administrador de los bienes heredados por los hijos hasta que alcancen la mayoría de edad. En estos casos el Código Civil establece que el tutor legal de un menor, en este caso el padre o madre superviviente, está obligado a “velar por el bienestar del menor” y a “administrar su patrimonio con diligencia”. Esto significa que, aunque el excónyuge no herede, tendrá control sobre los bienes de los hijos hasta que estos sean mayores de edad, lo que puede generar problemas familiares.
Redactar un nuevo testamento o modificar el anterior
Para evitar que la expareja pueda controlar esos bienes, los abogados recomiendan redactar un nuevo testamento o modificar el que se tiene. “En el testamento, puedes designar a una persona de confianza como administrador del patrimonio de tus hijos, evitando así que tu expareja maneje los bienes heredados. Esta figura es clave para garantizar que la herencia se utilice correctamente y que los intereses de los menores estén protegidos”, asegura Rogelio Villalba García.
Abel Marín, socio y abogado del despacho Marín & Mateo Abogados, apunta que “la lógica nos dice que si el matrimonio se rompe se pierde la condición de cónyuge y, por tanto, ese legado queda invalidado, pero la jurisprudencia demuestra que esta interpretación a veces no es la que impera”. Para evitar problemas, el letrado aconseja “hacer tantos testamentos como la vida nos vaya cambiando, y el divorcio es uno de los cambios más importantes”.
A la hora de redactarlo, Marín recomienda evitar el uso de plantillas generalistas y si se hace cuando la pareja sigue unida es importante incluir una coletilla indicando que el legado al cónyuge será válido sólo mientras exista el vínculo matrimonial, ya que así se deja clara la voluntad del testador. “Cuanto más detallado sea un testamento, menos dudas de interpretación se tendrán al leerlo”, indica.
Herencias en la separación
En el caso de que la pareja esté separada, el control sobre la herencia de la expareja dependerá de si la separación ha sido legalmente reconocida o si es una separación de hecho. En el primer caso, si la separación está formalizada mediante una sentencia judicial, la pareja deja de tener derechos hereditarios, al igual que en un divorcio.
Sin embargo, en la separación sin sentencia, la pareja sigue legalmente casada, aunque no convivan. El vínculo matrimonial sigue vigente, lo que significa que, en caso de fallecimiento, el cónyuge separado sí podría heredar, a menos que exista un testamento que indique lo contrario.
De ahí la importancia de testar. A juicio de Rogelio Villalba, “si estás separado y no deseas que tu expareja herede, lo mejor es redactar un testamento donde expreses claramente a quién deseas dejar tus bienes. De lo contrario, la ley podría interpretar que tu cónyuge separado sigue teniendo derechos hereditarios”.
Al redactar un testamento nuevo o modificar el que se tiene “se evitan malas interpretaciones”, indica Abel Marín. Además, se invalida el argumento de los que admiten que el legado subsiste aún después del divorcio si una de las partes no especifica lo contrario en el testamento. Alegan que al no redactar uno nuevo, la intención de dejar bienes al ex permanece, dado que hay plena consciencia de que el testamento en el que le deja el legado existe.
“Es un argumento respetable, aunque el sentido común diga lo contrario, pero una cosa es que el divorcio haya sido de mutuo acuerdo y exista una relación cordial y otra muy distinta es que quieras dejar algo en herencia la expareja”, indica Marín, por lo que incide en que, para evitar problemas, es mejor testar.