Un avión tiene que desviarse en pleno vuelo y hacer un aterrizaje de emergencia por una fuga de combustible: ya fue investigado por otra incidencia un mes antes

El modelo, de la compañía aérea United Airlines, tiene más de 27 años y opera un servicio diario entre los aeropuertos de Newark (Estados Unidos) y Tokio Haneda (Japón)

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FOTO DE ARCHIVO: Avión de
FOTO DE ARCHIVO: Avión de United Airlines (REUTERS/Fabrizio Bensch)

Se estima que el 25% de la población mundial tiene miedo a volar en avión, aunque solo un 12% desarrolla fobia y un 5% ni siquiera consigue subirse a él. Entre las situaciones que más ansiedad generan se encuentran la sensación de encierro sin posibilidad de escape en caso de emergencia, las turbulencias o el riesgo de accidente. Sin embargo, cada día despegan más de 100.000 aeronaves en todo el mundo y, según datos de la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO, por sus siglas en inglés), en los últimos años se han registrado menos de dos accidentes -con o sin víctimas- por cada millón de vuelos. En 2023, la tasa de siniestralidad aérea alcanzó su punto más bajo en más de una década.

Pese a estas cifras, ciertos incidentes continúan alimentando la desconfianza de algunos pasajeros. El último, el ocurrido este Viernes Santo (18 de abril), en el que un vuelo de United Airlines que cubría la ruta entre Japón y Estados Unidos, y que tuvo que ser desviado a Anchorage (Alaska) tras detectarse una fuga de combustible en pleno vuelo. La aeronave, un Boeing 777-200ER, transportaba a bordo a unos 290 pasajeros y tripulantes.

El avión tiene más de 27 años y ya había sido investigado por una fuga de agua

United Airlines opera un servicio diario entre los aeropuertos de Newark (Nueva Jersey) y Tokio Haneda (Tokio) con este modelo. Según ha informado la revista de viajes Travel And Tour World, ese viernes, el avión despegó del aeropuerto japonés a las 9:14 UTC (a las 10:14 en España) y, tras más de siete horas de vuelo, la tripulación informó de una posible fuga en el costado de babor.

Ante la situación, el comandante decidió modificar la ruta y aterrizar de forma preventiva en el aeropuerto Ted Stevens de Anchorage, donde tomó tierra sin incidentes. Durante el rodaje hasta la terminal, el avión apagó el segundo motor, operando con solo uno.

El vehículo implicado en este incidente tiene una antigüedad de 27,7 años y ya había sido objeto de una investigación reciente por una fuga de agua detectada en el techo de la cabina apenas un mes antes.

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Incidentes que afectan a la compañía

La nueva avería se suma a una serie de incidentes recientes que afectan a la compañía. Dos días antes del incidente, el 16 de abril, un vuelo de la misma compañía que había despegado del Aeropuerto Internacional de Denver con destino a Edmonton (Canadá) tuvo que regresar al aeropuerto poco después de despegar, tras un incidente poco habitual: un conejo fue succionado por uno de los motores del avión, lo que provocó una “bola de fuego gigante” y causó el pánico entre los pasajeros.

Además, el pasado 11 de marzo, un Boeing 777-300 de United Airlines que cubría un vuelo entre Sídney y San Francisco también se vio obligado a regresar a Australia tras detectar una fuga de combustible poco después del despegue. Aquella emergencia fue una de las cinco registradas por la aerolínea en un periodo de apenas una semana.

En todos los casos, la compañía ha confirmado que los pasajeros y miembros de la tripulación desembarcaron sin que se reportaran heridos.