
Algunas veces, al levantarnos demasiado rápido, sentimos una sensación de mareo. El cuerpo se debilita, se nubla la vista y, en los peores casos, caemos al suelo sin saber qué es lo que acaba de ocurrir. Es una experiencia compartida por la gran mayoría de la población que en medicina se conoce como hipotensión ortostática o hipotensión postural.
La hipotensión ortostática se define como la disminución de la presión arterial de al menos 20 mmHg, o de 10 mmHg en la presión arterial distólica, en los tres primeros minutos tras ponerse de pie. Según explica Laura, una joven enfermera que dedica sus redes sociales (@lau.enfermeria00) a hacer divulgación en salud con un toque de humor, este problema ocurre porque, al estar acostado, “la sangre se distribuye uniformemente por todo el cuerpo”. “Cuando tú te levantas muy rápido, el cambio brusco hace que la sangre baje por gravedad muy rápido y se acumule en las partes bajas, de manera que no está llegando suficiente riego al cerebro”, cuenta la sanitaria.
No es solo ese cambio en la distribución sanguínea lo que produce los mareos. Según la Clínica Universidad de Navarra, la deshidratación, el cansancio físico y algunos medicamentos como los antihipertensivos, antidepresivos o diuréticos pueden contribuir a que se produzca la hipotensión ortostática. Los trastornos neurológicos como el Parkinson o los problemas cardiovasculares también pueden ser los causantes de estos episodios de mareo, así como la edad avanzada, que hace que las respuestas del sistema nervioso autónomo sean menos eficientes.
¿Debo preocuparme?

La Clínica Universidad de Navarra apunta a diversas enfermedades que pueden estar detrás de esta hipotensión postural. Sin embargo, Laura llama a la calma. “Si te pasa muy de vez en cuando, como nos pasa a la mayoría de la población, no te preocupes, porque es completamente normal”, dice en su vídeo. De hecho, entre jóvenes es común que estos episodios de mareo momentáneo lo causen factores temporales como la deshidratación o el esfuerzo físico extremo. En esos casos, se recomienda aumentar la ingesta de líquidos y un buen descanso.
Eso sí, “si te pasa muchísimas veces al día o más de lo habitual, consúltalo siempre con un médico”, aconseja la enfermera, pues detrás de la hipotensión postural puede encontrarse una patología más grave. Desde la Clínica Universidad de Navarra recomiendan buscar atención médica si estos mareos son persistentes, incluyen desmayos o pérdida de conciencia, interfieren en las actividades diarias o vienen acompañados de otros síntomas, como el dolor en el pecho o dificultad para respirar.
En estos casos, se debe hacer un diagnóstico concreto, basado en la medición de la presión arterial, tanto en reposo y en posición vertical; pruebas de laboratorio para identificar deshidratación, anemia u otras causas; pruebas cardiacas para valorar la función del corazón o un estudio autonómico para evaluar el sistema nervioso autónomo.
Dependiendo de lo que esté causando la hipotensión, los médicos podrían recomendar el uso de medias de compresión para mejorar el retorno venoso, una revisión de la medicación que se esté tomando en el momento o incorporar fármacos específicos, como la fludrocortisona o midodrina, para mejorar la presión arterial.