
Entre 2018 y 2020, los aranceles implementados por la administración de Donald Trump durante la guerra comercial con China ejercieron una influencia indirecta pero relevante en el mercado del oro a nivel global. La imposición de estas medidas proteccionistas, centradas principalmente en productos procedentes del país asiático, intensificó las tensiones comerciales entre las dos principales economías del mundo, generando un entorno de creciente incertidumbre en los mercados financieros.
Esta incertidumbre debilitó las perspectivas de crecimiento económico global y provocó una mayor demanda de activos considerados refugio, como el oro. De acuerdo con datos del Consejo Mundial del Oro (World Gold Council), el precio del metal precioso registró un ascenso notable: de alrededor de 1.200 dólares por onza a mediados de 2018 a más de 1.500 dólares hacia finales de 2019. Este repunte se vinculó directamente a la volatilidad económica generada por el conflicto comercial.
La revaloración del metal precioso hizo que durante esos años, invertir en oro, fuera una apuesta segura. Lo que ha desencadenado que, en un contexto donde el presidente de los Estados Unidos ha fijado nuevos aranceles, muchas personas de alrededor del globo terráqueo quiera aprovechar el mejor momento de inversión. Esto mismo ha ocurrido en una orfebrería de Settimo Torinese una ciudad italiana de la provincia de Turín, cuando el metal brillante ascendía hasta alcanzar los 90 euros el gramo el pasado miércoles 9 de abril. Una cifra que hasta hace unos años parecía lejana y que hoy marca un récord histórico.
“Un gramo de oro es mejor que el último smartphone”

Uno de los 500 joyeros autorizados para comercializar con oro de inversión, o en otras palabras, con lingotes, es Massimo Del Vago, quien tiene su tienda en Settimo Torinese. Según sus declaraciones al diario italiano Torino Corriere, ha explicado que “desde que estalló la guerra en Ucrania, el precio del oro prácticamente se ha duplicado, pasando de 44 a 90 euros el gramo”. Esto ha generado que tenga lugar “el período de crecimiento más rápido de los últimos cincuenta años”, ha afirmado.
Este tipo de aumento no es nada común, ya que “antes, se necesitaban años para ver aumentos similares”. El dependiente de la joyería ha relatado una de sus últimas ventas que le ha dejado aún más sorprendido: un lingote de 100 gramos vendido por 9.282 euros. Del Vago, también ha detallado que las piezas más solicitadas son las que van desde los 5 hasta los 10 gramos, ya que a pesar de ser pequeños, son muy simbólicos. “Son los abuelos y los padres quienes los dan, pensando en el futuro. Es como decir: ‘Te dejo algo que se multiplicará con el tiempo’".
No obstante, “mucha gente compra oro porque no confía en el sistema; yo vendo tres o cuatro al mes", ha explicado el joyero, tras explicar que este acto no se trata tan solo de una mera inversión. Y es que, esta es una protección ante el miedo por las “quiebras bancarias o crisis repentinas”. Sin duda, es un salto “a la mentalidad de nuestros abuelos, cuando este metal era una certeza en tiempos de guerra”.
Por su parte, Enrica Vinesia, presidenta de la asociación de orfebres de la provincia, ha confirmado el argumento de Del Vago al expresar que “el precio sigue subiendo, pero el mercado ha cambiado”. Esto ha ocurrido al disminuir las ventas de joyas por ser “demasiado caras”. De esta manera, “muchas empresas producen colecciones de 9 quilates en lugar de 18″, ha afirmado.
Igualmente, la experta ha aclarado que “ninguna inversión rinde tanto en tan poco tiempo”, después de ejemplificarlo con la frase que siempre le recalca a los jóvenes: “Un gramo de oro es mejor que el último smartphone”. Por este motivo, “quien compre hoy podría ganar un 10 % en unos meses”, pues “el precio podría alcanzar pronto los 100 euros el gramo”.