
“El Hogar Extremeño de Madrid es la casa grande de todos los extremeños, y es un lugar que tiene prestigio atesorado a lo largo de los años por ser una ventana abierta a Extremadura y al mundo”. Son las palabras que regala a Infobae España la presidenta del Hogar Extremeño de Madrid, Pilar Rubio. Ella misma, junto con el resto de la junta directiva y los socios, conforman un grupo humano con un objetivo común: llevar su tierra natal, Extremadura, por bandera, y divulgar el patrimonio de esta comunidad que parece olvidada.
El problema de Extremadura, según opina Pilar, es independiente de la riqueza de sus valores y de su cultura: “Yo creo que Extremadura no es que sea desconocida como tal, si vamos menos es porque las comunicaciones no son buenas... Afortunadamente, gracias a los transportistas, a los camioneros, hemos sido capaces de sacar productos hacia el norte de Europa y a otras latitudes”.
Extremadura, 120 años presente en la capital
Y qué mejor manera de transmitir cultura, patrimonio y valores que hacerlo desde un punto estratégico en el centro de la capital. Madrid es una ciudad de vínculos, de interacción y de bullicio. En medio de este gran tumulto, en plena Gran Vía, se encuentra el local del Hogar Extremeño de Madrid. Un lugar con mucha historia, y cuyos orígenes datan del año 1905.
Jacinto Gil, expresidente del Hogar, relata a Infobae España cómo fue la formación de esta sede en la Gran Vía: “En la actualidad se llama Hogar Extremeño, pero inicialmente su nombre fue Centro Extremeño. Fue fundado en el año 1905 y fue el primer centro regionalista extremeño fundado fuera de Extremadura. Ahora hay muchos. El centro que existe en la actualidad abrió sus puertas el 9 de mayo de 1951, en el mismo lugar donde se encuentra ahora, en Gran Vía 59, en la cuarta planta”.

Entrar en el céntrico piso donde se halla el Hogar Extremeño de Madrid es olvidarse por un momento de la constante actividad de la gran ciudad y sumergirse en la cultura y tradición extremeñas. Un lugar con vistas a la Gran Vía, pero donde las paredes, la decoración, los cuadros y las pinturas rezuman historia, amor por una misma tierra y dedicación por un propósito común. En su bar-restaurante, los socios del Hogar pueden disfrutar y compartir charlas y cafés, aunque por parte del Hogar Extremeño, nunca rechazarán a nadie: “Si viene alguien a preguntar nosotros, nunca le cerraremos la puerta. Pero nosotros somos conscientes de que somos un restaurante, un bar que está en un piso y tenemos que dar cabida a nuestros socios”, explica Pilar Rubio.
En una entrevista con Infobae España, otra socia del Hogar incide en este carácter hospitalario de todos los extremeños, destacando que, aunque ella nació en Madrid, los miembros del Hogar “han abierto su actividad a todo el mundo”: “No únicamente a los socios, sino a simpatizantes, que es gente que tiene curiosidad, gente que le gusta Extremadura... Los extremeños son una gente muy hospitalaria, muchísimo. Ellos nunca han hecho restricciones de si eres o no eres extremeño. Son muy acogedores”.

La cultura para difundir los valores extremeños
Sin embargo, según explica Pilar Rubio, a pesar de que tener un restaurante escondido con vistas a la Gran Vía “siempre es un reclamo importante”, lo realmente valioso del Hogar Extremeño de Madrid son las actividades que promueven tanto la junta directiva como los socios del Hogar, y que tienen como único objetivo resaltar los valores y el patrimonio de Extremadura: “Somos un faro de cultura y tenemos una agenda cultural con una lista de espera muy larga”. Entre los múltiples eventos que organiza el Hogar Extremeño de Madrid, podemos encontrar tertulias literarias, ensayos y conciertos de coro, un grupo de teatro, conferencias, exposiciones... Incluso, los miembros del Hogar Extremeño abren la programación cultural a la demanda de sus socios, organizando también presentaciones de libros o degustaciones de productos típicos de Extremadura.
La presidenta del Hogar, Pilar Rubio, expone un ejemplo de estas actividades culturales: “En este año vamos a promover el Concurso de Poesía José Iglesias Benítez. Él enfermó de COVID y desgraciadamente falleció ejerciendo la presidencia del Hogar... Era un poeta de hondura fina, un poeta increíble, extremeño, que nos ha dejado a todos con la miel en los labios y con la pena de que se fuera. Entonces queremos homenajearlo”.

Poesía, teatro, literatura... Para Inmaculada Carranza, la música es también una de las armas más poderosas para inculcar los valores y la tradición de generación en generación. Inmaculada es miembro del coro Nuestra Señora de Guadalupe, y cree que este proyecto tiene un “gran poder de difusión”: “Los grupos de coro y danza dan mucho a conocer. Lo que representa el coro en el Hogar es la unión por y para Extremadura. Queremos que tire para adelante y que no sea la gran olvidada, que ya no lo es porque nos hemos encargado de ello. Somos los mejores embajadores que tiene Extremadura”.
Por otro lado, la documentalista y encargada de la biblioteca del Hogar, Carmen Menchero, cuenta un aspecto tan curioso como importante: “La biblioteca del Hogar tiene un fondo que yo creo que no son conscientes del interés que tiene. Tienen libros del siglo XIX, y tienen incluso libros que son anteriores al año 58”. Según Menchero, esta colección podría considerarse patrimonio histórico, y se trata “de las más diversas y valiosas” que la documentalista ha visto nunca.

“Intelectual y cultural”
Además, a lo largo de su historia, por el Hogar han pasado infinidad de personas que, aunque con una inquietud común, representaban colectivos y orígenes sociales completamente distintos. El expresidente del Hogar, Jacinto Gil, señala que el Hogar “fue fundado por intelectuales y políticos extremeños en Madrid”. Después, hacia los años 60 y 70, los extremeños comenzaron a emigrar hacia otros lugares, y el componente “intelectual y cultural” del Hogar Extremeño se tradujo en la llegada de “cientos de nuevos socios” con un espíritu diferente: “Había una gran mayoría de gente que lo que tenía era nostalgia por Extremadura. Fue un centro de acogida, de recepción y también de buscar puestos laborales y alojamientos”. Esta labor humanitaria del Hogar Extremeño de Madrid que relata Jacinto Gil ha vuelto a cambiar: “Ahora somos unos divulgadores de Extremadura en Madrid, pero unos divulgadores de la Extremadura actual, una Extremadura más abierta”.

Además, para Carmen Menchero, el valor más importante de todo extremeño es la hospitalidad, además de que son personas muy curiosas: “Quiero decir, curiosa intelectualmente. La palabra correcta es inquieta. Gente con muchísimas inquietudes y que tiene mucho afán por aprender. Son muy sensibles y, por eso, yo siempre he pensado que los extremeños son, por defecto, poetas. Yo no conozco otra asociación que dé tantas facilidades para participar activamente. Esa inquietud y esa hospitalidad, a mí es lo que más me llama la atención en el Hogar Extremeño”.
Los miembros del Hogar Extremeño de Madrid, con dedicaciones y aspiraciones diferentes, comparten un objetivo común: mostrar su amor a Extremadura y divulgar la tradición y la cultura extremeña. Desde un enclave particular, en la Gran Vía madrileña, esta asociación será siempre un Hogar, nunca mejor dicho, para todo aquel que se interese por Extremadura y quiera formar parte de esta familia extremeña en Madrid.