
La productividad constante, la ansiedad o el estrés se han convertido en elementos del día a día para alcanzar el éxito. Aunque su nombre pueda parecer extraño, el “puttering” surge como una herramienta poderosa para fomentar la salud mental y física.
El “puttering” ha irrumpido en el mundo del bienestar como un hábito cotidiano que no solo fomenta la relajación, sino que también comenta la creatividad y la salud emocional. En este sentido, no es más que una forma de desconectar de la hiperactividad moderna y centrarse en actividades simples, cotidianas y sin presión.
Personas como Jeff Bezos o Stephen King han destacado esta práctica como parte de su rutina diaria para encontrar un equilibrio entre lo mental y lo físico.
Beneficios de practicar el ‘puttering’
Aunque al principio se pueda caer en el pensamiento de que se está perdiendo el tiempo, el ‘puttering’ ha demostrado ser muy beneficioso tanto para la mente como para el cuerpo.
En primer lugar, constituye un remedio para reducir el estrés, que a la larga puede causar problemas de salud como hipertensión, ansiedad, depresión o enfermedades cardiovasculares. Al ralentizar el ritmo del día, jugar permite al sistema nervioso relajarse, reduciendo los niveles de cortisol, la hormona responsable del estrés.
Actividades como organizar un estante o caminar por la casa ayuda al organismo a tomar un respiro necesario, aumentando el nivel de bienestar.
Otro gran beneficio del ‘puttering’ es que fomenta la creatividad. Cuando la mente tiene libertad para divagar, como ocurre durante las actividades de baja intensidad, el cerebro puede relajarse y conectar nuevas ideas, algunas inesperadas. Es decir, el cerebro, cuando no está ocupado con tareas complejas, tiene a ser más creativo.
Además, el ‘puttering’ permite que el cerebro se desconecte del bombardeo de estímulos, lo que favorece otros procesos cognitivos como la memoria o la toma de decisiones. Un estudio realizado por la Universidad de Harvard descubrió que cuando estamos menos ocupados, el cerebro activa lo que se conoce como la “red en modo por defecto” (DMN), un sistema que está relacionado con la reflexión, el pensamiento profundo y la memoria a largo plazo.
Por último, aunque el ‘puttering’ no se considera ejercicio físico en sentido estricto, las pequeñas actividades domésticas tienen un impacto positivo en la salud física. Regar las plantas, ordenar la ropa, pasar la aspiradora, etc., son movimientos que, aunque suaves, mantienen el cuerpo activo, reduciendo el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y contribuyendo a un estilo de vida más saludable.

Cómo hacer del ‘puttering’ una rutina
El secreto está en comenzar cada mañana con calma. En lugar de saltar de una tarea a otra, lo mejor es dedicar los primeros 30 minutos del día a actividades sin prisa.
Durante la jornada laboral, también es bueno hacer varias pausas, aprovechando los momentos de transición entre una tarea y otra para despejarse. Estas pausas ayudan a despejar la mente y reducir la fatiga mental.
Por otro lado, el ‘puttering’ funciona mejor cuando se está desconectado de la tecnología. Apagar el teléfono o el ordenador para evitar distracciones digitales reduce los estímulos externos y permite que la mente se relaje.
Por último, al final del día, hay que realizar tareas sin objetivos, como ordenar los cojines del sofá o recoger la mesa. Este “vacío programado” no solo ayuda a desconectar, sino también a mantener un espacio ordenado y tranquilo.