Un hostelero busca camarera para trabajar 44 horas por semana pero cotizar 20 y por menos del SMI: “¿Vergüenza le queda o ya la ha agotado?”

Un empresario hizo una oferta que en la práctica sería un fraude a la Seguridad Social, entre otros delitos. Su receptora, que contestó, la ha hecho pública

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Una camarera en un bar.
Una camarera en un bar. (Jesús Hellín/Europa Press)

Numerosos hosteleros mantienen que “no hay camareros en España”. Servir en bares o restaurantes es un sacrificado trabajo tradicionalmente bajo sospecha por las horas y el dinero que en algunos establecimientos se manejan fuera de todo registro y legalidad. Otros, que cumplen escrupulosamente, deslizan que se trata de un sector que no puede ajustarse al mismo patrón que otros, que deben ser otras las reglas.

Ejemplo de esto último y muy reciente es el del reconocido chef Pedro Subijana, quien en una reciente entrevista ha pedido abiertamente “libertad” para dejar hacer a todos los que dirijan una cocina o negocio. “¿Qué fenómeno -se pregunta- de la cultura, del arte o del deporte que destaca y llega lejos trabaja solamente lo justito? Si tú quieres llegar donde quieres llegar, tendrás que dedicar lo que tengas que dedicar”, defiende.

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Cuando se pone esto sobre la mesa, el planteamiento es si quien contrata está dispuesto a corresponder. Y seguramente el debate está viciado, ya que las infracciones, las malas prácticas, tienen gran repercusión, no así los que ejercen con diligencia y cumplen con sus empleados. Pero ocurre también que el goteo ya solo de ofertas fraudulentas no cesa.

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“A ver si entiendo...”

Es ya conocida la cuenta en redes sociales @soycamarero, con 69.000 seguidores en TikTok, 160.000 en X y más de 440.000 en Instagram. Tras ella está Jesús, que recibe a diario numerosos mensajes de personas en busca de trabajo en el sector o se hace eco de reseñas de clientes y en general de situaciones que se producen en bares y restaurantes.

En uno de sus últimos post, ha hecho pública la oferta que el dueño de un local hizo a una candidata a un puesto: “Hola, buenas noches. Te digo las condiciones por si estás interesada: jornada completa de 8 horas con un día y medio de descanso. 900 euros al mes. Damos de alta media jornada”. Es decir, un sueldo que no alcanza el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) cotizando solo la mitad del tiempo.

La respuesta de la ‘interesada’ traduce bien la propuesta, para terminar con una pregunta: “A ver si entiendo: quiere darme de alta a media jornada (20 horas semanales) y que trabaje ocho horas diarias seis días y medio (44 horas). Por el precio del trabajo a media jornada, que más o menos sale a 5 euros la hora. ¿Vergüenza le queda o ya la ha agotado?"

Barra de un bar a
Barra de un bar a la hora del desayuno. (Europa Press)

Son delitos

El empresario estaría incurriendo en varios delitos y faltas, como fraude a la Seguridad Social, así como un fraude salarial por vulneración del artículo 27 del Estatuto de los Trabajadores. Además, estaría cometiendo infracciones administrativas que pueden implicar sanciones por parte de la Inspección de Trabajo.

El SMI en España está en este momento en los 1.080 euros brutos al mes para una jornada completa de 40 horas semanales. Esta cantidad puede variar si se establece una jornada parcial o si se trata de un contrato temporal, pero para los trabajadores a jornada completa, esa es la cifra mínima establecida por ley.

Una camarera en un restaurante.
Una camarera en un restaurante. (Freepik)

El SMI se paga en 14 pagas anuales (12 mensuales y 2 pagas extraordinarias), lo que da lugar a una cantidad anual de aproximadamente 15.120 euros brutos.

Recientemente ya informamos de otras ofertas alarmantes, como la de un restaurante chino en busca de una empleada “soltera, atractiva y sin antecedentes penales”. Al otro lado, el dueño de un bar con bastante influencia en redes, Abraham Galera (@abrigaca) salió públicamente en defensa de los trabajadores y contra otro influyente personaje, que dijo que un camarero debe hacer horas extra si unos clientes quieren quedarse más allá del cierre “tomándose sus copas”.