
El consumo de alcohol está cambiando. Y las cerveceras lo están notando. Por ello, y ante las nuevas circunstancias, no les queda otra opción que renovarse o morir. Prueba de ello es Mahou San Miguel, que frente a la disminución en el consumo tradicional de cerveza, se ha visto obligada a explorar nuevas alternativas. En esta ocasión, la compañía española ha optado por diversificar sus productos con el lanzamiento de una línea de bebidas a base de vino.
Para ello, ha creado “Los Cachis”, una nueva marca que incluye cuatro productos listos para servir, inspirados en la tradición y diversidad regional de España: kalimotxo, tinto de verano, rebujito y sangría. Según ha informado la compañía en un comunicado, este lanzamiento supone “un paso más” en su estrategia de diversificación de producto “en un mercado dinámico y en constante evolución” con propuestas “que responden a distintos momentos de consumo”. Pero ¿Qué está ocurriendo con el consumo de alcohol?
El alcohol ya no es el rey de la fiesta
Según los últimos datos del informe mensual La Alimentación Mes a Mes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en noviembre de 2023, las ventas de cerveza experimentaron una caída del 1,9% en comparación con el mismo mes del año anterior. Por su parte, la compra de vino retrocedió un 5,2%, mientras que los productos derivados del vino registraron una disminución del 5,6%. Las sidras y las bebidas espirituosas (aquellas con una graduación superior al 15%) también vieron caídas notables, del 14,7% y 17,3% respectivamente.
En el mismo sentido, en el repaso anual de 2023 el informe refleja una tendencia similar: durante ese año, la demanda de cerveza descendió un 3,3%, mientras que el volumen de compra de vino y sus derivados bajó un 4,8%.
Y si antes el alcohol era el rey de la fiesta... la tendencia estaría cambiando. La cervecera Heineken ha estudiado, junto con la multinacional de investigación de mercados Ipsos y la Universidad de Oxford, cómo han cambiado los hábitos de consumo de alcohol en cinco países: España, Reino Unido, Estados Unidos, Japón y Brasil. Y, a juzgar por sus resultados, el panorama es especialmente alentador en nuestro país, donde el 41% de la generación millenial (los nacidos entre 1981 y 1996) afirma elegir opciones sin alcohol cuando sale.
El profesor de psicología experimental Charles Spence de la Universidad de Oxford afirma en los resultados del estudio que “Durante generaciones, el alcohol ha jugado un papel central en nuestra forma de socializar, por lo que los estereotipos sobre sus hábitos de consumo siguen estando profundamente arraigados en la sociedad. Sin embargo, para muchos, el alcohol ya no es algo obligatorio en situaciones sociales; estamos viendo un cambio hacia un consumo más consciente”.
En este contexto, la asociación de Cerveceros de España lo tiene claro: el récord histórico de turistas de 2024 ha sido clave para frenar una caída mayor en la producción y las ventas de cerveza, que descendieron un 0,4% y un 0,2%, respectivamente durante ese año, según sus datos.
Un nuevo nicho: las cervezas sin alcohol
En un contexto de cambio en los hábitos de consumo, la cerveza sin alcohol se consolida como una de las grandes apuestas del sector. Según datos de Cerveceros de España, las ventas de cerveza SIN crecieron un 4% en 2024, lo que refuerza la posición de España como líder europeo en producción y consumo de esta variedad. Actualmente, el 14% de toda la cerveza que se consume en el país es sin alcohol, un porcentaje que supera ampliamente al de muchas otras regiones, incluida toda Latinoamérica.

Este éxito está estrechamente vinculado al patrón de consumo moderado que caracteriza al mercado español. Más de uno de cada cuatro españoles ya consume cerveza sin alcohol, y en la mitad de las ocasiones su elección está asociada a la conducción. Un dato que, según el sector, refleja una mayor concienciación sobre el consumo responsable.
Heineken está en este barco. Después de su investigación de mercado, la cervecera neerlandesa decidió lanzar la campaña “0.0 Reasons Needed” (0,0 razones necesarias) para defender el derecho de las personas a tomar la decisión de no tomar alcohol sin ser juzgadas.