
Cada vez hay mayor conciencia sobre la necesidad de llevar una alimentación saludable, pero no solo importa lo que comemos, sino también cómo lo hacemos. A día de hoy, las prisas y las obligaciones diarias, como el trabajo y las responsabilidades personales, nos empujan a comer rápidamente, a menudo sin darnos tiempo para disfrutar del plato. Este hábito, aunque pueda parecer inofensivo, tiene un impacto directo sobre nuestra salud.
Ante esto, la nutricionista María Merino, conocida en redes sociales como conmiedoconmaría, ha explicado a sus seguidores las consecuencias que esto puede tener para el bienestar personal.

Así es como puede afectar a tu salud comer demasiado rápido
Comer demasiado rápido puede tener efectos negativos sobre nuestra salud. Según la nutricionista, “comer demasiado rápido es un problema porque genera distensión abdominal, favorece la aparición de gases y desregula las hormonas relacionadas con el hambre y la saciedad”. Este comportamiento no solo puede aumentar la cantidad de comida que ingerimos, sino que también dificulta el proceso digestivo, lo que puede generar malestares estomacales y promover el aumento de peso. Por lo tanto, es fundamental cambiar este hábito para mantener una buena salud digestiva y un equilibrio adecuado en nuestro cuerpo.
Una de las mejores formas de evitar comer rápido es reducir la velocidad con la que ingerimos los alimentos. Para ello, se recomienda sincronizar el ritmo de la comida con el de la persona con quién comemos, manteniendo un ritmo más pausado. Si se come solo, una estrategia útil es utilizar cubiertos más pequeños, como los de postre, lo que obliga a tomar bocados más pequeños y a masticar más. Además, dejar el cubierto en la mesa entre bocado y bocado permite hacer una pausa para masticar adecuadamente y facilita una mejor digestión.
Otro consejo es contar cuántas veces masticas cada bocado, intentando alcanzar entre 20 y 40 masticaciones por trozo de comida. Estos pequeños ajustes no solo mejoran la digestión, sino que también ayudan a reducir la cantidad de alimentos consumidos, ya que el cuerpo tiene más tiempo para registrar la sensación de saciedad.
(Puedes ver la publicación completa en este enlace https://www.tiktok.com/@comiendoconmaria/video/7139959055233092869?_r=1&_t=ZN-8vMDRplZuhK)
Otras formas de comer que podrían afectar a tu salud
Las posturas y formas de comer también juegan un papel importante en nuestra salud digestiva y general. Comer mientras estamos encorvados o inclinados hacia adelante puede dificultar la digestión, ya que comprime los órganos digestivos y retrasa el proceso de vaciamiento gástrico. Por otro lado, comer de pie o mientras estamos en movimiento puede ocasionar una masticación insuficiente, lo que sobrecarga el sistema digestivo y aumenta el riesgo de malestar estomacal. Además, comer en un ambiente estresante o apresurado puede alterar el equilibrio hormonal relacionado con la saciedad, lo que nos lleva a no controlar las cantidades.
Adoptar una postura erguida mientras comemos, sentarse tranquilamente y prestar atención a los alimentos contribuye a una mejor digestión y permite que el cuerpo procese adecuadamente los nutrientes. Estas prácticas no solo favorecen la digestión, sino que también ayudan a prevenir problemas como el reflujo gastroesofágico o el dolor abdominal.