El grupo ceramista Sargadelos, dedicada a la fabricación de cerámica en el municipio lucense de Cervo, ha informado a Inspección de Trabajo y Seguridad Social sobre el cierre de su histórica planta de producción en el municipio, una decisión que afecta a alrededor de 200 trabajadores. El administrador único del grupo, Segismundo García, comunicó por carta que, ante la “imposibilidad de resolver en plazo las deficiencias” detectadas en las instalaciones, el cierre se efectúa con fecha de este miércoles 2 de abril, como ha avanzado el diario El Progreso de Lugo.
Esta notificación se produce tras una serie de inspecciones que culminaron en una multa de 5.000 euros por un total de 36 deficiencias en las instalaciones de la factoría, las cuales fueron consideradas insalvables en el corto plazo. La carta, fechada este miércoles, señala además que el administrador de Sargadelos sugirió a Inspección de Trabajo la posibilidad de aprovechar las instalaciones para convertirlas en un centro de interpretación de la cerámica, dado que la planta de Cervo está declarada Bien de Interés Cultural, lo que implicaría una demora de “entre seis meses y un año (con suerte)”.
Trabajo detectó 36 deficiencias en la fábrica
“Cualquier tipo de obra o reforma como las que ustedes ordenan suponen trámites que por pasadas experiencias se demora entre seis meses y un año (con suerte)”, se añade en la comunicación dictada por la empresa y que recoge el diario gallego. “Es por lo tanto imposible cumplir los plazos y por ello recurrimos al cierre, lo que también hacemos constar a los efectos oportunos en los pleitos que seguramente se provocarán a consecuencia de las indemnizaciones, liquidación y gastos de todo tipo que se ocasionarán”, se añade. La cerámica es un emblema de la zona que visitan cientos de personas todos los años. La primera fábrica fue creada en 1806 y fue en 1972 cuando obtuvo el nombramiento de conjunto Histórico Artístico, lo que después se llamaría Bien de Interés Cultural.
En la carta, García también aludió a una inspección que Trabajo realizó semana atrás y por la que le instaron a realizar cambios tras detectar 36 deficiencias. “Les rogamos no interpreten esta actitud como un lock out o cierre empresarial. Disfrutábamos tanto con la gestión empresarial como padecíamos con sus constantes requerimientos y presuntuosa suficiencia”, explican en la carta.
“Ante la dificultad para respetar y acometer la ingente normativa vigente y dado que según dicen nuestra salud corre peligro, nos parece obligado no demorar el cierre para evitar multas, sinsabores y dar satisfacción cumplida a esa solícita inspección”.
