
Hay que prepararse para la guerra, trae el viento desde Bruselas. Poniendo las noticias, uno se lo llega a creer. De primeras, lo único que se puede hacer es comprar una serie de útiles que, dicen las autoridades, nos ayudarán a subsistir 72 horas ya estalle un conflicto mundial o se desperece la gripe aviar que los científicos auguran caerá más pronto que tarde. Echando cuentas, no es tan caro el kit de supervivencia, toda vez que no incluye huevos.
Y en días como estos no faltan quienes ojean cursos de los que te ayudan a enfrentarte poco menos que a un mundo posapocalíptico como en The road o The walking dead. A arreglártelas. Lo que para algunos tampoco viene mal para en el día a día. Pero los hay con presupuesto, y aquí ya pasamos a otro nivel. Y si en pandemia lo que cotizaba era un amplio jardín, ahora lo hace un buen búnker. Lo que no tenga Idealista. Lo malo, que están por las nubes.
El común de los mortales podría pensar que basta con unos arreglos al trastero, pero no va de eso. Preguntando a ChatGPT por las características que hacen de un espacio un búnker, parece que va de algo más que de estar bajo suelo. Por mencionar solo algunas, su estructura debe ser robusta, bien de hormigón armado o acero. Además, debe tener aislamiento contra radiación, por si la crisis es nuclear. Y sistema de ventilación, salidas de emergencia, autonomía energética o sistema de comunicaciones. Hay más.
Desde los 30.000 euros
De modo que para quien no disponga de tierras —y dinero, y tiempo— para cavar y hacérselo por su cuenta, la opción es comprar. Aunque pocas cosas como hacerlo para poner en peligro la propia vida. Es carísimo. Así que los que recurrentemente teorizan con que los ricos abandonarían la Tierra en naves espaciales si vienen mal dadas, pueden afirmar con solemnidad y sobre todo con pruebas que también serían los únicos que podrían meterse bajo ella a la que los agoreros lleven razón con esto de la Tercera Guerra Mundial.
Porque los búnkeres que podemos encontrar en Idealista son parte de propiedades más extensas y, con todo, no parecen además estar preparados para un caos mundial ni ya solo local. Habría que hacer obra. En este sentido, el propio portal informa de que no hay un precio único, ni siquiera un abanico, porque desde los 30.000 euros que puede costar el más sencillo, la cuenta puede ascender, según lo que se quiera proteger uno y a cuántos, pero sobre todo lo que tenga, hasta los “miles y millones de euros”.
Infobae se ha puesto en contacto estas últimas horas con empresas que los construyen y, coloquialmente, se puede decir que viven su agosto. “Recibimos unas 50 o 60 consultas por día”, dice el CEO de una de ellas. Tal es la confusión que hay en quien también estas últimas horas está buscando en Google quién sería llamado a las armas en caso de que España entrara en guerra. Pero, de vuelta al asunto que ocupa, veamos algunas de las viviendas con búnker disponibles en nuestro país.

Búnkeres en Idealista
El rastreo es complicado, partiendo de que numerosos inmuebles, comúnmente de lujo, utilizan la palabra búnker para referir que son seguros, o para hablar de su sótano. En otros es auténtico, o lo fue. Está a la venta una finca en Valdemorillo, en Madrid, de 475.000 metros cuadrados, que cuenta con un refugio “aprovechando un antiguo búnker de la guerra —se entiende que la Civil—, ampliado y modernizado”. Para interesados, son 1.400.000 euros.
En Llombay, municipio de Valencia, encontramos otra referencia, pero habría que reformar porque parece que más dirigido a homenajes que a desgracias: “Uno de los puntos más destacados de esta propiedad es su búnker, un espacio perfecto para crear una bodega de vino o un refugio privado. Imagina compartir una copa en tu propia bodega, rodeado de tus seres queridos, disfrutando de la tranquilidad que solo este entorno te puede ofrecer”. El chalet que lo contiene tiene 138 metros y cuesta 185.000 euros.
En Mijas, Málaga, Idealista muestra una finca rústica “autosuficiente y desconectada de la red eléctrica; el sueño de quienes buscan un estilo de vida tranquilo, rodeado de naturaleza, sin renunciar a la vida moderna”. Sigue: “Esta propiedad funciona completamente con energía renovable, incluyendo sistemas solares y de agua. Cuenta con tierras fértiles perfectas para la agricultura ecológica, así como un búnker seguro y totalmente equipado para mayor tranquilidad”. 48 metros y 152.000 euros.
En Mallorca, en Santañí, hay otra finca rústica, esta a renovar, porque está prácticamente derruida, de 134 metros y por 450.000 euros. Ofrece posibilidad de búnker en el sótano, del que no hay fotografía.

Un techo digno
Lejos de estas últimas opciones —lejos en lo económico— la palabra búnker también aparece en una casa de 2.803 metros en Marbella que se acerca a los 10 millones de euros. Ocurre que la mención es fugaz y entre otros elementos y tampoco hay imágenes, pero tener, tiene: “Dispone de bodega, sala de conferencia, salón de juego, cine, gimnasio, búnker y garaje con espacio para al menos 4 coches, además de una fantástica piscina de mármol”.
Por terminar con algo más ‘sencillo’, hay un chalet en Girona por 1,5 millones de euros, 738 metros cuadrados. “Completando esta magnífica propiedad —se puede leer—, existe un garaje de 135 metros que ofrece espacio para múltiples vehículos y es el complemento perfecto para una vida de lujo y comodidad”. Además, cuenta con una planta subterránea que alberga una bodega y un sótano/búnker de 60 metros.
Dada la enorme crisis de vivienda en España, de acceso a un techo, víctima de gobiernos o inversores, el kit sugerido por la Unión Europea parece la solución más inmediata o única y a cruzar los dedos. O a exigir que los haya —búnkeres— públicos. La subsistencia más urgente, dado el coste ya un techo digno, no necesita ni guerras.