Una anciana pierde 10.000 euros en una estafa tras recibir un mensaje de WhatsApp: se hicieron pasar por su hijo

Este tipo de fraude, conocido como “estafa del hijo en problemas”, se ha convertido en un delito habitual en todo el mundo, afectando principalmente a personas mayores que no están familiarizadas con las tecnologías digitales

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(Freepik)
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El pasado 5 de marzo, Carmen, una mujer de 75 años, fue víctima de una estafa que le costó 10.000 euros. Todo comenzó con un mensaje de WhatsApp en el que un desconocido, haciéndose pasar por su hijo, le pedía que guardara un nuevo número de contacto y le explicaba que no podía realizar llamadas hasta solucionar un problema con su tarjeta SIM.

Este mensaje fue el inicio de un elaborado engaño que culminó con dos transferencias bancarias realizadas por la mujer en una sucursal de CaixaBank.

El estafador, tras ganarse la confianza de la víctima, le solicitó una primera transferencia de 4.680 euros con la excusa de que necesitaba pagar unos recibos de manera urgente. Carmen, preocupada por ayudar a quien creía que era su hijo, acudió a la oficina bancaria para realizar la operación. El empleado del banco le preguntó si había hablado con su hijo, a lo que ella respondió afirmativamente, basándose en la conversación de WhatsApp.

Quizá pueda parecer obvio que hay que comprobar por teléfono si la persona efectivamente es quien dice ser, pero la realidad es que el pasado año 2024 hubo más de 350000 estafas que lograron su cometido, y que estas supusieron el 18,7% del total de infracciones penales registradas.

Un segundo pago y la persistencia del estafador

El fraude no terminó con la primera transferencia. Poco después, el delincuente volvió a contactar a Carmen, esta vez solicitándole un segundo pago de 4.980 euros, argumentando que necesitaba cubrir los costos de una reforma en un garaje. La mujer, confiando nuevamente en la urgencia de la situación, pensó que la oficina bancaria ya estaría cerrada. Sin embargo, el estafador se aseguró de verificar el horario de la sucursal y le confirmó que aún estaba abierta. Carmen regresó al banco y realizó la segunda transferencia, sin que nadie detectara el engaño.

Tras completar ambas operaciones, la mujer intentó llamar al supuesto número de su hijo a través de WhatsApp, pero no obtuvo respuesta. El estafador insistió en continuar la comunicación únicamente por escrito, lo que finalmente despertó las sospechas de Carmen. Fue al contactar con su hijo real cuando descubrió que había sido víctima de una estafa. Por si esto fuera poco, al tratarse de transferencias inmediatas, el dinero no pudo ser recuperado.

Críticas al procedimiento bancario y la respuesta de CaixaBank

El hijo de Carmen, identificado como Dani, expresó su indignación por lo sucedido y cuestionó los protocolos de seguridad de CaixaBank. Señaló, además, que el banco debería haber detectado algo sospechoso al observar dos movimientos de casi 5.000 euros cada uno en un intervalo de dos horas.

“Esto olía muy mal”, afirmó, recordando que el departamento de prevención de fraudes de la entidad contactó posteriormente al padre de la víctima, cotitular de la cuenta, para advertirle sobre la situación. Sin embargo, para ese momento ya era demasiado tarde.

Por su parte, CaixaBank lamentó lo ocurrido y explicó que este tipo de fraudes están diseñados para engañar tanto a las víctimas como a los empleados bancarios. Según detalló la entidad, los estafadores manipulan a las personas afectadas para que actúen de manera convincente, lo que dificulta que los trabajadores detecten el engaño. Además, aseguraron que los empleados preguntaron en varias ocasiones a Carmen si estaba segura de realizar las transferencias, debido al aumento de casos similares.