
No hay que subestimar las señales que te envía tu cuero. Así lo demuestra el caso de Nikki, una corredora inmobiliaria de 46 años procedente de Houston, Texas (Estados Unidos), que inesperadamente comenzó a experimentar síntomas al despertar, pero que decía encontrarse “perfectamente sana”.
Inicialmente, Nikki atribuyó las molestias a factores cotidianos como la perimenopausia o haber dormido mal, sin imaginar que estos eran señales de advertencia cruciales de un ataque cardíaco.
Nikki ha publicado un vídeo en su cuenta de redes sociales para concienciar a la gente, explicando los primeros signos, que aparecieron una semana antes del infarto. “Tuve un infarto hace dos días, a los 46 años”, señaló en TikTok.
“No tengo antecedentes médicos. No estoy vacunada contra la covid-19. Estos fueron mis síntomas, pero no necesariamente serán iguales para todos”, agregó la mujer, que describió cómo se despertó con un ligero dolor de hombro.
La importancia de escuchar al cuerpo
El día previo al infarto, la agente inmobiliario experimentó de nuevo dicho dolor, pero esta vez acompañado de náuseas. Como los síntomas desaparecieron al cabo de 15 minutos, continuó con su vida normal y fue a trabajar.
Sin embargo, las señales persistieron. La mañana del suceso, su cuerpo la volvió a advertir, repitiendo los vómitos y el dolor en el hombro. “Tomé mi café y desayuné, pero comencé a sentir una opresión en el pecho mientras el dolor se movía hacia mi brazo”, declaró en el vídeo.
A pesar de estas señales, Nikki intentó mantener su rutina. “Le dije a mi esposo que no iba a trabajar porque no me sentía nada bien e intenté ducharme para ver si eso me aliviaba”, relató la mujer.
Afortunadamente, la mañana del infarto, la mujer tenía una cita médica, por lo que decidió contar sus síntomas al doctor. El especialista la aconsejó acudir a urgencias si los problemas volvían a aparecer, pero en ese momento no lo consideró necesario porque no eran síntomas inmediatos.
El desenlace fue alarmante. Apenas una hora después, las molestias fueron más fuertes. Nikki sintió el clásico dolor de un infarto: una fuerte opresión en el pecho que se trasladaba hacia su brazo. Por suerte, todavía se encontraba en el hospital.
“Nunca pensé que algo tan leve y pasajero como el dolor en un hombro pudiera transformarse en esto”, aseguró la mujer. Las pruebas médicas confirmaron que el ataque cardíaco había sido provocado por cambios hormonales asociados a la perimenopausia y a una enfermedad reciente.
La importancia de los gestos “silenciosos”
Nikki recalca en su mensaje que el propósito del vídeo es alertar a las personas sobre la importancia de atender las señales tempranas del cuerpo. En este contexto, hizo hincapié en que su testimonio debe servir como advertencia para quienes puedan pasar por una experiencia similar: “Decidí compartir mi historia con la esperanza de que ayude a otros”, comentó la mujer.
“Pensé que todo se debía a la perimenopausia o a una mala noche de sueño, pero no fue así”, afirmó Nikki, considerando que este malentendido casi pone su vida en peligro al no hacer caso a los mensajes ocultos de su cuerpo.