
Una idea recurrente del presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, ha vuelto a generar controversia en el ámbito laboral y político. Y es que Garamendi ha defendido en varias ocasiones que los trabajadores deberían recibir sus salarios en bruto, asumiendo ellos mismos el pago directo de las cotizaciones sociales y el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
La idea, según él, es concienciar a los trabajadores del esfuerzo económico que supone para un empresario pagar el sueldo de cada trabajador, que va más allá del dinero que estos reciben en su cuenta bancaria, y que implica también el pago de las cotizaciones.
Aunque esta propuesta no es nueva, su última mención en enero reavivó un debate que ya había causado polémica en el pasado, tanto en el ámbito político como en los medios de comunicación.
Esta propuesta ya había sido rechazada anteriormente por la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien se mostró en desacuerdo con la medida. Además, la sugerencia ha sido objeto de intensos debates en programas de televisión, donde ha recibido críticas tanto de expertos como de colaboradores.
Uno de los momentos más destacados ocurrió recientemente, cuando el colaborador televisivo Gonzalo Miró calificó la propuesta de Garamendi como “peligrosa” y presentó una alternativa que no ha pasado desapercibida, porque sigue el mismo hilo argumentativo que ha usado el empresario.
La propuesta de Gonzalo Miró: un enfoque sobre los beneficios empresariales
Durante un debate en el programa ‘La Roca’, emitido por La Sexta, Gonzalo Miró sugirió un enfoque diferente para abordar la transparencia en las relaciones laborales. En lugar de que las empresas paguen el salario bruto a los trabajadores, como propone Garamendi, Miró planteó que las compañías deberían abonar a los empleados el beneficio que generan con su trabajo.
Según explicó, esta medida permitiría a los trabajadores conocer no solo cuánto paga la empresa por ellos, sino también el impacto económico que su labor tiene en los resultados de la compañía. Si es una cuestión de transparencia, conviene tener una transparencia total.
Esta propuesta, aunque llamativa, generó reacciones encontradas entre los participantes del debate. En el lado contrario, el periodista Antonio Naranjo respondió afirmando que, en esencia, esto ya se estaba llevando a cabo, aludiendo al salario como una representación del valor generado por el empleado. Sin embargo, esta afirmación indignó profundamente a Miró, quien expresó su incredulidad ante tal declaración y cuestionó si realmente se estaba equiparando el salario de un trabajador con los beneficios que genera para la empresa.

¿Cuál es el trasfondo de este debate?
La propuesta de Antonio Garamendi parte de la premisa de que, al recibir el salario bruto, los trabajadores tendrían una mayor claridad sobre los costes laborales que asumen las empresas en su nombre. Esta medida busca, en opinión del representante de los empresarios, fomentar la transparencia y la comprensión de las nóminas, un aspecto que genera confusión entre muchos empleados.
Sin embargo, son muchos los expertos que consideran que esta idea no aborda de manera adecuada las desigualdades existentes en el sistema laboral y podría tener implicaciones negativas para los trabajadores.
Por no hablar de que es una propuesta tramposa, porque un trabajador autónomo, que es el encargado de pagar la cotización por su propio trabajo, también es el que recibe el 100% del beneficio económico que su actividad supone, mientras que un trabajador por cuenta ajena tiene un tope mensual que no sube si ese mes ha trabajado más o menos, o si ha generado más beneficios.
Es por eso que si la idea general es mostrar a cualquier trabajador de a pie cuál es el coste que supone tenerle contratado, lo razonable, como argumenta Gonzalo Miró, es mostrarle también el beneficio que de manera mensual supone tenerle en nómina.