
Desde su vuelta a la Casa Blanca, Donald Trump ha protagonizado un pulso tras otro con diferentes países, amenazando con implementar medidas arancelarias que siguen la línea de su enfoque proteccionista. Primero, presionó a China con aranceles del 10 % sobre todas sus importaciones. Entraron en vigor los aranceles sobre importaciones de acero y aluminio, y después parecía ser el turno de México y Canadá, cuyas exportaciones se enfrentarían a un 25 % de aranceles para llegar a EEUU. Al final, esta última medida fue aplazada para imponer ese 25 % a las exportaciones que salen desde la Unión Europea.
Ante esta guerra comercial, la UE no está respondiendo de manera conjunta, sino que cada miembro pretende proteger sus propios intereses, y actúa de manera fragmentada, lo que podría tener un efecto en cadena negativo que acabaría afectando al bloque entero.
A su vez, mientras Trump continúa con su tira y afloja por los aranceles, influyendo directamente a la economía mundial, también está siendo un actor importante en el contexto geopolítico. Este martes 18 de marzo, el presidente estadounidense mantendrá una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para abordar, entre otros temas, un acuerdo que ponga fin a la invasión rusa en Ucrania.
Solo el 6,7 % de las exportaciones españolas se dirigen a EEUU
Uno de los últimos análisis de Funcas destaca que España, de manera individual, parte desde una posición “favorable”, ya que no depende tanto del mercado estadounidense como otros países de la UE: solo el 6,7 % de las exportaciones españolas se dirigen a Estados Unidos. Además, los sectores más perjudicados serían los del acero, aluminio y agroalimentario, mercados que no tienen un gran impacto sobre el PIB español.

Igualmente, según los últimos datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España se beneficiaría de esa menor dependencia del mercado estadounidense, más que otros países de la UE, lo que permitiría esquivar el impacto directo de los aranceles que Trump planea imponer. Este mismo análisis indica que la economía española crecerá un 2,6 % en 2025, un pronóstico revisado al alza en comparación con las estimaciones anteriores.
No obstante, el crecimiento económico de España no será inmune a las previsiones externas. La inflación en el país sí se vería afectada, alcanzando un 2,5 % este año, un aumento con respecto al 2,1 % previsto, incrementando así los precios. La OCDE también prevé que la inflación en la zona euro podría subir más de lo esperado debido al impacto gradual de los aranceles y otros factores económicos.
La UE, más sensible que EEUU a los efectos de una guerra comercial
Y es que las decisiones de Trump afectan a la Unión Europea en su conjunto, impactando de alguna manera en cada uno de los Estados miembros, sean más o menos dependientes. Aun así, en respuesta a las medidas arancelarias, la UE no está actuando en bloque y esta reacción ya está empezando a tener resultados, como que la demanda de productos europeos en Estados Unidos ha disminuido, algo que ha afectado negativamente a las exportaciones.
Cada país intenta buscar nuevos mercados por separado, generando una competencia interna en lugar de una respuesta unificada. Pero esta guerra comercial no solo afecta de manera bilateral, a los países que exportan y reciben, sino que tiene consecuencias para la economía global en general. Así, la inversión en Europa podría verse gravemente afectada, influyendo también la incertidumbre y la volatilidad de los mercados.
Además, Europa tiene el añadido de que su economía, en comparación con la de Estados Unidos, está más orientada a la exportación de bienes y servicios fuera de sus fronteras, lo que la hace más sensible a los efectos de una guerra comercial y a las barreras internas entre países dentro del mercado único. Esta situación puede provocar que, al final, todos acaben siendo más vulnerables a los efectos de esta batalla arancelaria y a las políticas proteccionistas de Trump.
Asimismo, si el presidente de EEUU llegara a cumplir lo prometido e impusiera aranceles del 25 % a la UE, podría provocar un aumento en el IPC, ya que las medidas arancelarias encarecerían el precio de los productos importados. Esto produciría también a un aumento en los precios de los bienes que los europeos compran, aunque el efecto sobre la inflación sería moderado.