
Poco en común parece que tienen a primera vista un pintalabios con un rascacielos o una caja de cartón con unos calzoncillos. Pero a lo largo de los años, economistas y analistas han identificado patrones inusuales que parecen anticipar crisis económicas. Desde la construcción de rascacielos hasta el número de cajas de cartón que se producen, estos ofrecen una mirada curiosa a la economía.
“Beauty is your duty!“ (¡La belleza es tu deber!), rezaba una edición británica de la revista Vogue en 1941. En plena Segunda Guerra Mundial, este eslogan no tardó en convertirse no solo en una frase, sino en acto económico respaldado por el propio Winston Churchill cuando era primer ministro del Reino Unido. “Ser lo más atractivas posible es casi un deber cívico; hay tantas cosas tristes y feas en el mundo que las mujeres deberían decirse a sí mismas: humildad, no vanidad”, añadía la revista.
En teoría, las recesiones económicas deberían servir para que la población se abroche el cinturón, pero con la cosmética no es así, como explica a Infobae España la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA). “Todos los sucesos actuales y la incertidumbre global hacen que los ciudadanos busquen entornos y acciones en los que sentirse seguros, y la cosmética ha sido y sigue siendo una de estas acciones”, relatan a este medio. “Invertir sus recursos en ellos mismos, siempre que sea posible, refuerza la idea de control sobre las cuestiones cotidianas, mientras que el cuidado personal actúa positivamente en el bienestar individual”, añaden.
De hecho, en el año 2008, durante la crisis económica mundial, la empresa cosmética L’Oréal registró un crecimiento de las ventas en tiendas comparables del 5,3% en el primer semestre del año, como apuntaron medios como The Guardian en aquella época. Este comportamiento se explicó por la tendencia de los consumidores a sustituir productos de lujo por opciones más asequibles durante épocas de crisis. Años antes, en el 2000, el presidente de la junta directiva de Estée Lauder, Leonard Lauder, dio nombre a este efecto. Lo llamó “efecto barra de labios” (lipstick index), y consiste en que, durante las recesiones, los consumidores disminuyen la compra de productos de lujo caros, pero siguen permitiéndose pequeños placeres accesibles, como un pintalabios de marca, que satisface el deseo de lujo sin un gran impacto en el bolsillo de la población.
Pero este no es el único indicador que se ha tenido en cuenta para anticipar una crisis. Alan Greenspan, que fue presidente de la Reserva Federal de 1987 a 2006, popularizó el índice de la ropa interior masculina, una teoría que dice que, cuando la economía se deteriora, los hombres tienden a dejar de comprar ropa interior nueva. Dado que es una prenda que generalmente no se muestra a diario, se suele reponer solo cuando las expectativas económicas mejoran.
Aunque no se trata de una herramienta infalible para predecir recesiones, hay momentos en los que esta sí ha mostrado validez. Durante la crisis de 2008 y 2009, las ventas de ropa interior masculina disminuyeron, para luego repuntar entre 2010 y 2015. De manera similar, en 2020, en medio de la incertidumbre causada por la pandemia, las ventas cayeron drásticamente, pero volvieron a subir en 2021, según datos de Bloomberg.
Y de los pintalabios y la ropa... a los rascacielos y las cajas de cartón
En 1999, el economista y jefe de investigación inmobiliaria de Barclays Capital en Hong Kong, Andew Lawrence, afirmó que los edificios más altos del mundo se han construido en vísperas de crisis económicas. Esto lo explicó en El índice de los rascacielos: torres defectuosas (The Skyscraper Index: Faulty Towers, en inglés), un estudio que abarca desde mediados de 1800 hasta finales del siglo XX. Por poner ejemplos, señalaba que el Empire State Building se completó en 1931, poco después del Crack de 1929, pero justo antes del inicio de lo peor de la Gran Depresión, al igual que el Burj Khalifa se terminó en el punto álgido del colapso del mercado en Dubái.
“Yo diría que la correlación ha durado tanto tiempo que, solo desde un concepto económico general, tendría sentido pensar que la financiación y la construcción de los edificios más altos del mundo realmente llegan en la cima de los ciclos, cuando la gente es más optimista”, explicó Lawrence en una entrevista para Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH) en 2012.

Y por último, uno más. Las cajas de cartón pueden funcionar como un indicador de la economía, ya que son esenciales para el transporte de mercancías, no solo para los consumidores del comercio electrónico, sino también para las tiendas y almacenes que reciben esos productos. Una caída en la demanda de cartón sugeriría que los hogares están comprando menos, lo que implica una menor necesidad de cajas.
¿Puede realmente este dato predecir recesiones? Varios expertos apuntas que este indicador tiene sentido, ya que existe una correlación directa entre la demanda de cartón y las compras de los consumidores: a mayor consumo, más comercio y, por lo tanto, más cajas de cartón. Los datos respaldan esta idea: a principios de 2009, durante la recesión, los envíos de cartón cayeron drásticamente en Estados Unidos, y una situación similar se repitió a finales de 2022, cuando los envíos disminuyeron un 8,4%, el mayor descenso desde la crisis financiera.