Por la crisis de la vivienda, este camping ya alquila sus caravanas en invierno: “Veo cada vez más personas que duermen en su coche”

En lugar de cerrar en esta estación, como solía hacer, este lugar ofrece un techo a aquellos que tienen dificultades para encontrar alojamiento

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Autocaravana en un acantilado. (Shutterstock
Autocaravana en un acantilado. (Shutterstock España)

La crisis de la vivienda afecta a casi toda Europa. Y en los últimos años el problema va a peor: en Londres o Lisboa, ya hay personas que tienen un trabajo a tiempo completo y no duermen en una vivienda porque el salario no les alcanza ni para el alquiler. Frente a la adversidad, empiezan a surgir opciones que son más un parche que una solución, pero que al menos ayudan temporalmente a gente que lo necesita.

Un ejemplo es este camping de Artigat, cerca de Toulouse, en el sur de Francia. Su gerente, Anthony Viviano, ha comenzado a recibir a quienes se encuentran en situaciones difíciles: trabajadores temporales, padres solteros, jubilados con problemas económicos... En lugar de cerrar en invierno, ofrece un techo a aquellos que tienen problemas para encontrar alojamiento, incluso aunque ganen un salario.

“Algunas de estas personas ganan 2.000 euros al mes, pero sus solicitudes de alquiler no son aceptadas porque están solas. Y los propietarios, cada vez más recelosos, dudan en alquilar por miedo a problemas como la ocupación ilegal”, explica Anthony al medio francés La Dépêche. Cuatro de sus caravanas están actualmente alquiladas.

Anthony conoce bien esta situación. Él mismo ha pasado por separaciones difíciles y momentos de “apuros”. “Antes perseguía la comodidad material. Hoy, mi bienestar es tener comida y vivir lejos de la contaminación y los problemas”, confiesa. Y añade: “Cuando tomé las riendas del camping hace dos años, recibí muchas solicitudes de personas. Aquí les cobro el alquiler a principios de mes, sin exigir depósito. Además, reciben ayudas del Gobierno”.

En verano, alquila sus caravanas por 650 euros a la semana. En invierno, el precio baja a 450 euros al mes. “Veo cada vez más personas que duermen en su coche. Así que no puedo negarme”. Para él, que también vive en el camping, es una manera de combatir la soledad después de que se vayan los clientes habituales. Estos lo llaman “el Vikingo”, por su barba trenzada adornada con una calavera. “Soy una rueda de auxilio”, resume Anthony con sencillez. Añade que abre su bar dos veces por semana para ofrecer a sus inquilinos un espacio de convivencia, donde pueden compartir una cerveza o una partida de billar después de largas jornadas de trabajo.

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“Decidimos ayudarlos”

Durante el invierno, Anthony abre sus puertas no solo a quienes buscan un refugio estable, sino también a obreros que llegan temporalmente para trabajar en la región y que no pueden permitirse una habitación de hotel. “Suelen alojarse tres o cuatro por casa móvil y dividen el precio. Les sale mucho más barato”, explica. Y entre risas, añade: “¡También tienen derecho a su cervecita por la noche!”.

Otro camping cercano, a diez minutos de la estación de esquí de Ascou, también acoge cada invierno a trabajadores temporales que necesitan alojamiento. “Seamos honestos, alquilar un albergue por semana a turistas es mucho más rentable que hospedar a un trabajador temporal durante cuatro meses. Por eso, les cuesta encontrar alojamiento. Decidimos ayudarlos”, cuenta al medio francés Élodie, la gerente del lugar.