
A algunos empresarios no les es suficiente con presionar desde fuera, sino que quieren meterse ellos mismos en política. No es cuestión de dinero ni mucho menos. Al revés. Pero son conscientes que desde las instituciones es más fácil tener el control. En España tenemos pocos casos. El más relevante es Marcos de Quinto, quien fue vicepresidente a nivel mundial de Coca-Cola y después formó parte de Ciudadanos, aunque no llegó a gobernar. Pero el que primero nos viene a todos a la cabeza es el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Este fenómeno ha atraído la atención de los analistas económicos y políticos, sobre todo por la capacidad para influir en las decisiones económicas y el rumbo del desarrollo gubernamental que adquieren los empresarios. Este tema, abordado en una extensa revisión de la literatura empírica, muestra patrones claros en las políticas implementadas por líderes que provienen del ámbito empresarial.
La irrupción de empresarios en la política puede traer consigo un conjunto particular de prioridades y estrategias económicas, marcadas por su experiencia en la gestión privada. Según el estudio Las consecuencias económicas de la presencia de empresarios en la política: una encuesta, publicado en la Revista Europea de Economía Política, estos políticos tienden a privilegiar las reformas orientadas al mercado y la promoción de la globalización, así como a reorganizar la composición del presupuesto público con un enfoque en la inversión en infraestructura y la reducción del gasto destinado al consumo público y transferencias.
Una influencia decisiva en la política económica
Los hallazgos señalan que los empresarios que asumen cargos como presidentes, gobernadores, alcaldes o legisladores poseen características personales y conocimientos específicos que repercuten medidas en su estilo de liderazgo y en las que adoptan. Por un lado, los empresarios suelen ser descritos como creativos, innovadores y competitivos, con habilidades ejecutivas que les permiten asumir riesgos y responsabilidades. Por otro lado, sus vínculos con el sector privado y la posibilidad de priorizar ciertos intereses económicos también generan debates sobre posibles conflictos de intereses.

En el caso de figuras como Donald Trump, quien llegó a la presidencia después de construir un imperio en el sector inmobiliario y mostrando un perfil marcadamente empresarial, se observa una tendencia alineada con los patrones generales de los “políticos empresariales”. Durante su mandato, las políticas orientadas al mercado jugaron un papel destacado, con énfasis en la renegociación de acuerdos comerciales, la reducción de regulaciones gubernamentales en ciertos sectores y una retórica que promueve el crecimiento económico basado en la actividad empresarial.
Reformas orientadas al mercado y prioridades presupuestarias
De acuerdo con el mencionado estudio, los políticos empresariales suelen abogar por reformas económicas basadas en principios de mercado. Estas incluyen la apertura comercial y la reducción de barreras regulatorias que buscan facilitar la inversión privada y eventualmente estimular el crecimiento económico.
En términos de gasto público, los empresarios en posiciones de poder han mostrado un patrón recurrente: priorizar la inversión en infraestructura, transporte y otras áreas relacionadas con el desarrollo físico y económico de los territorios que gobiernan. Estos líderes tienden a redireccionar fondos públicos hacia la construcción de carreteras, puentes o sistemas de transporte, argumentando que estas inversiones son esenciales para fomentar el crecimiento económico y mejorar la competitividad.
Al mismo tiempo, las investigaciones destacan que este enfoque a menudo va acompañado de una disminución en el gasto gubernamental destinado a programas sociales o transferencias directas. Este cambio presupuestario refleja una filosofía que promueve el desarrollo económico a través de inversiones de largo plazo, a menudo en detrimento de políticas redistributivas más inmediatas.
En casos como el de los gobernadores estadounidenses con antecedentes empresariales, se ha observado que logran incrementos en las tasas de crecimiento económico y reducciones en las tasas de desempleo. Por ejemplo, el estudio concluyó que el crecimiento anual de los ingresos personales y el aumento en el stock de capital privado se vieron favorecidos por las políticas implementadas por estos líderes. En el artículo no se mencionan nombres concretos.
Impacto en las ciudades y estados
A nivel local, los datos también evidencian una clara influencia de los políticos provenientes del sector privado. En ciudades de Estados Unidos, los alcaldes con experiencia empresarial se centraron en la política fiscal, aumentando el gasto en infraestructura mientras reducían el gasto en políticas redistributivas. Esto evidencia el enfoque pragmático de los políticos empresariales hacia el manejo presupuestario, con una clara inclinación hacia el financiamiento de proyectos de infraestructura que perciben como catalizadores del crecimiento económico local.
De manera similar, también se analizaron gobernadores de distintos estados con experiencia empresarial en Estados Unidos. La conclusión fue que estos líderes lograron aumentar el crecimiento económico en sus estados y reducir significativamente las tasas de desempleo, atribuyendo estos resultados a su enfoque orientado al mercado y al énfasis en la eficiencia presupuestaria.
Tensión entre visión empresarial y gestión pública
Aunque los aspectos positivos de las políticas de los empresarios en la política son destacados por sus defensores, también surgen cuestionamientos sobre los límites de aplicar lógicas empresariales en la gestión pública. Un país o una ciudad no son empresas, y las prioridades de un gobierno no siempre coinciden con las de una organización privada.
Uno de los riesgos identificados es el potencial de los empresarios en política de impulsar iniciativas que favorecen sectores específicos del mercado donde poseen intereses o conexiones. Además, la necesidad de negociar en contextos democráticos y formar consensos dentro del electorado puede limitar la capacidad de estos líderes para implementar sus visiones de manera directa, en contraste con el modelo jerárquico de toma de decisiones que domina en las empresas.
Otro aspecto a considerar es la percepción de los votantes. Los empresarios en la política suelen ser vistos como líderes pragmáticos y eficientes, pero su inclinación a reducir el gasto social puede alienar a ciertos sectores de la población. Las investigaciones futuras planean explorar cómo la experiencia empresarial de los políticos influye en las decisiones de los votantes y en sus expectativas sobre los líderes gubernamentales.