
Nuestro cerebro tiene unos mecanismos propios y específicos que nos ayudan a entender a los demás, lo que hace de la empatía uno de los valores más humanos. Un equipo de investigadores del Instituto de Radiología Mallinckrodt de la Universidad de Washington en St. Louis Medicine ha identificado las neuronas esenciales para la comprensión de otras personas.
Según el estudio, cuyos hallazgos ya han sido publicados en la revista Science Advances, son más de 700 las células cerebrales involucradas en la “inferencia social”. Este concepto de la psicología social se refiere a nuestra capacidad de leer señales del lenguaje corporal ajeno, percibir expresiones y, a partir de esa información, sacar conclusiones sobre lo que sienten o piensan.
Los científicos registraron la actividad cerebral de pacientes que se habían sometido a una cirugía cerebral mientras les mostraban imágenes de personas con diferentes expresiones faciales o de manos haciendo diferentes gestos. El objetivo del experimento era el de identificar cuáles eran las regiones del cerebro que ayudaban a los participantes a comprender las expresiones faciales o los gestos de las manos a raíz de la expresión de sus ideas o pensamientos.
Los resultados del experimento mostraron que el lóbulo temporal medial y la corteza frontal medial del cerebro son las zonas que participan en ese procesamiento de la inferencia social o empatía, aunque cada una a su manera. Por una parte, la corteza frontal procesa la información de una manera general a través de las entradas sociales, mientras que el lóbulo temporal registra patrones distintos asociados con la inferencia del “cómo” y el “por qué” de las reacciones de los demás.
El equipo del Instituto de Radiología Mallinckrodt considera que saber identificar las células específicas del cerebro implicadas en la empatía pueden ayudar a arrojar algo más de luz sobre las desregulaciones neuronales del autismo, la esquizofrenia o la enfermedad del Parkinson.
La empatía, una función del cerebro
El proceso de interferencia social es un fenómeno muy estudiado en psicología social, ya que también explica cómo la presencia, expectativas o comportamientos de otras personas pueden influir en nuestras acciones, pensamientos y emociones. Este concepto se relaciona con diversas teorías y efectos psicológicos que muestran cómo los individuos pueden verse afectados, tanto de manera positiva como negativa, por la interacción social.
La interferencia social se refiere a cualquier influencia externa que altera el desempeño de una persona en una tarea o la toma de decisiones debido a la presencia de otros. Este fenómeno puede manifestarse en diferentes formas, como la inhibición social, la facilitación social, la presión de grupo y la conformidad. Dependiendo del contexto y de la persona involucrada, la interferencia social puede potenciar o disminuir el rendimiento y la motivación:
- Facilitación social: se produce cuando la presencia de otras personas mejora el rendimiento de un individuo en una tarea. Esto suele ocurrir en actividades bien aprendidas o automáticas, donde la motivación y el esfuerzo aumentan ante la observación de otros. Por ejemplo, un corredor puede mejorar su desempeño cuando compite en presencia de espectadores o rivales.
- Inhibición social: ocurre cuando la presencia de otras personas perjudica el rendimiento en una tarea. Este efecto se observa generalmente en actividades nuevas o complejas, donde la ansiedad o el miedo al juicio pueden generar bloqueos o errores. Un ejemplo sería un estudiante que se pone nervioso al responder preguntas en público, reduciendo su capacidad de recordar información correctamente.
- Presión de grupo y conformidad: la interferencia social también se presenta cuando los individuos adaptan su comportamiento, opiniones o creencias para alinearse con un grupo. La conformidad se debe al deseo de ser aceptado o al miedo al rechazo. Experimentos como el de Asch demostraron que las personas pueden dar respuestas incorrectas a preguntas simples solo para no diferenciarse del grupo.
- Comparación social y autoevaluación: en muchos casos, la presencia de otros sirve como punto de referencia para la autoevaluación. Según la teoría de la comparación social de Festinger, los individuos tienden a evaluar sus habilidades y opiniones en relación con los demás, lo que puede llevar a sentimientos de competencia, superioridad o inferioridad.